Hace unos cuantos meses, mi interés por el fenómeno OVA fue renovado gracias a mi visionado de decenas de títulos OVA de las décadas de 1980 y 1990. Este hecho propició la actualización de mi artículo “Revisión de anime: OVAS (1983-1989)”, pero el rewatch fue tan productivo que resultaría un desperdicio no seguir explotándolo durante un par de artículos más. Uno de los ejes a explotar es el catálogo de películas enfocados en la experimentación artística y creativa que surgió a partir de la irrupción del formato en vídeo. Sin lugar a dudas, las Original Video Animation son más conocidas por su inclinación al sexo y la violencia entre los fans de mayor edad debido a la exposición a series y películas como M.D. Geist (1986), Violence Jack (1986-90), Urotsukidoji (1987-89) o Genocyber (1994). No obstante, un pequeño grupo de artistas se distinguió de la competencia por sus proyectos más divergentes en términos narrativos y visuales. Aquí podemos citar a profesionales ilustres como Toshio Hirata, Rintaro, Mizuho Nishikubo, Mamoru Oshii o Katsuhiro Otomo, aunque hay más nombres a los que referirse en AIC, Madhouse o Pierrot. La vocación artística de este grupo dio lugar a obras diferentes del estándar habitual, por lo que a continuación vamos a comentar una lista de los cinco títulos más interesantes de la década de 1980 en lo que respecta a su aspecto creativo.
1. Tenshi no Tamago (Angel Egg, 1985)
Tenshi no Tamago (1985) es un largometraje que no requiere demasiada presentación, ya que la mayoría ha visto o ha oído hablar de él. Sus artífices, Mamoru Oshii y Yoshitaka Amano, idearon una obra que explora la identidad humana a partir de la teoría de los sueños de Carl Gustav Jung. En particular, el director centró el discurso alrededor de la relación entre el hombre y la mujer usando como figuras centrales a los arquetipos del ánima y ánimus. A pesar de sus nutridas declaraciones en entrevistas, la naturaleza críptica de la obra deja mucho a interpretación del espectador, por lo que me gustaría animaros a leer mi análisis de la película para contrastarlo con vuestra interpretación y así procurar una lectura más completa y profunda de esta obra maestra.
En términos audiovisuales, la cinta de Oshii es particularmente interesante. Un primer factor que la hace tan memorable son los diseños de personaje de Yoshitaka Amano, los cuales por fin capturan el estilo artístico de sus ilustraciones. Es decir, nos encontramos con seres fantasmagóricos cuyas penetrantes miradas dicen más de lo que enuncian en palabras. Amano también colaboró con Shichirō Kobayashi en la dirección artística, algo que queda plasmado en este mundo onírico donde el pueblo costero de inspiración europea y el arca de los animales fosilizados nos dejan obnubilados por su belleza de lo pretérito. Yasuhiro Nakura, por su parte, contribuye a la dirección de animación en lo que respecta a la ralentización del movimiento de los personajes. Un character acting que está a medio camino entre la cámara lenta y el movimiento real. La composición musical la proporciona el más desconocido Yoshihiro Kanno, que recurre a los coros femeninos, los instrumentos de cuerda y otro tipo de sonidos que navegan entre lo enigmático y lo espiritual. Para terminar, la dirección de Mamoru Oshii se basa en tomas largas que priorizan la contemplación estética de las imágenes y la apreciación de la música. Es decir, poesía audiovisual del más alto grado.
2. California Crisis: Gun Salvo (1986)
Mizuho Nishikubo es un nombre que pasa desapercibido en las discusiones de anime, pero su papel en la segunda mitad de los 80 fue importante por su contribución al género de los vídeos musicales. Según una entrevista en relación con Miyamoto Musashi: Souken ni Haseru Yume (2009): “Cuando era más joven empecé a tocar en una banda, pero no tenía talento suficiente. Trabajar en la industria me permitió mantener el contacto con la música a nivel profesional” (Production I.G, 2009). Por esa razón, Nishikubo presta mucha atención al aspecto musical. Algunas de sus obras encajan bien en la expresión “vídeo musical” como Machikado no Märchen (1984) y Yami no Purple Eye (1987), pero en el caso de las películas más convencionales recurre al uso abundante de insert songs como en el caso de Video Girl Ai (1992) y, sobre todo, California Crisis: Gun Salvo (1986).
El largometraje producido por Studio Unicorn es un título de acción en la tradición hollywoodense de la época: Noera y Marcia encuentran un orbe espacial codiciado por el ejército estadounidense y la Unión Soviética, pero en lugar de entregarlo deciden llevarlo al Valle de la Muerte esperando que ocurre algo especial antes de que el ejército les de caza. Según el historiador Fred Patten, la película iba a ser una historia en 2 partes, pero fue cancelada tras las malas ventas por lo que su conclusión resulta muy anticlimática. Sin lugar a dudas, una aventura repleta de persecuciones automovilísticas y protagonizada por personajes planos no parece algo novedoso. No obstante, Nishikubo colaboró con Torao Arai (director de arte) y Matsuri Okuda (director de animación y diseñador de personajes) para desarrollar un estilo de animación inspirado en el arte pop de Eizin Suzuki, un ilustrador japonés. El resultado es una visión idealizada del sueño californiano de los años 80, dibujando una California veraniega y elegante al que todo extranjero le gustaría ir para disfrutar sus vacaciones en un descapotable rojo (motivo recurrente de Suzuki). Por su lado, la parte musical también fue un aspecto destacado por la participación de la cantante Miho Fujiwara, quien se encarga de todas las insert songs y el famoso ending "Streets Are Hot".
3. The Flying Luna Clipper (1987)
El fenómeno Ovni hace décadas que perdió el favor del público debido al uso creciente de satélites, la aparición de teléfonos móviles con cámaras más sofisticadas, los cambios en la cultura popular y su menor relevancia mediática, etc. Sin embargo, The Flying Luna Clipper (1987) fue un verdadero Ovni en la animación japonesa. Este largometraje de 55 minutos lanzado como OVA en 1987 en los formatos Video8, Beta, VHS y Laser Disc fue el proyecto personal de Ikko Ohno, diseñador gráfico que trabajó en la revista MSX Magazine. Este había sido contratado por Nishi Kazuhiko, fundador de ASCII, para celebrar el quinto aniversario de la publicación y crear un trabajo que demostrara la capacidad del MSX, un microordenador doméstico de 8 bits comercializado en la década de 1980 e inicios de la siguiente. Tras su estreno, el filme cayó rápidamente en el olvido al igual que muchas otras OVAs que no recibieron una versión en DVD o Blu-ray. Su conocimiento por parte de los fans del anime o los videojuegos fuera de Japón era prácticamente nulo hasta 2015, momento en el cual el crítico de videojuegos Matt Hawkins publicó dos artículos en su blog Attract Mode presentando la película y reseñándola. Inmediatamente, la película fue subida en su canal en Youtube para suerte del público general.
El origen del proyecto y la historia de su descubrimiento son harto interesantes, pero el formato del artículo no es el apropiado para ahondar más en esta cuestión. Si buscáis conocer todos los detalles os recomiendo echarle un ojo al artículo en inglés: “The Dream of MSX Cinema: An Interview with Ikko Ohno, Creator of The Flying Luna Clipper”. En otro orden de cosas, el argumento del presente título consiste en que un grupo de frutas y otras criaturas antropomórficas obtienen un boleto para el primer vuelo del hidroavión Martin M-130, llamado Flying Luna Clipper. Desde Honolulu (Hawái), los pasajeros emprenden un viaje a través del Océano Pacífico. La idea suena extravagante, pero la experiencia resulta onírica ante la estética de 8 bits, nostálgica para los fans de este mundillo; y la narrativa fragmentada, ya que se trataba de una antología con clips de películas cortas lideradas por “avatares” funcionales en lugar de verdaderos personajes. A pesar de que el movimiento es limitado y tosco, el experimento de Ohno constituye un hecho extraordinario en la animación. Si eres fan de la animación tienes que verlo sin falta.
4. Gakuen Tokusou Hikaruon (1987)
El estudio de animación que lideró el formato OVA en la década de 1980 fue Anime International Company (AIC), fundado en 1982 por antiguos animadores de Mushi Pro. y Tezuka Pro. Su primer trabajo, Megazone 23 (1985), en colaboración con Artmic, apoyó el crecimiento del formato gracias a sus cuantiosas ventas: 25.000 copias. Más tarde, con el liderazgo de figuras clave como Katsuhito Akiyama y Toshiki Hirano, produjeron numerosos títulos que destacaban por la calidad audiovisual Tatakae!! Iczer-1 (1985), Gall Force (1986), Bubblegum Crisis (1987), Dangaioh (1987) o Project Zeorymer (1989). Muchos de ellos son conocidos por su excelente animación mecánica, recurriendo a naves espaciales, cazas, power suits, robots gigantes, etc. Sin lugar a dudas, podría haber citado a cualquiera de ellos, pero el título del cuarto epígrafe es mucho más desconocido que los anteriores por lo que merece su oportunidad.
Gakuen Tokusou Hikaruon (1987) es un título de acción que homenajea a la franquicia tokusatsu de superhéroes Metal Hero, específicamente a la trilogía Space Sheriff (1982-85). Este cortometraje de 30 minutos fue impulsado por Kazuhiro Ochi, que ocupó la mayor parte de posiciones centrales en el organigrama: director, guionista, artista de storyboard, creador original, diseñador de personajes, director de animación y animador principal. El resultado del esfuerzo es visible en dos aspectos: las secuencias de acción, que destacan por la animación de personajes a partir coreografías complejas y dinámicas; y los momentos inquietantes, haciendo acto de presencia en la segunda mitad al recurrir a la construcción de atmósferas amenazantes. En concreto, la escena de Shiina huyendo de Gomi (y animada por Hideki Tamura) por la urbe nocturna es magnífica en su uso de la animación de fondos para representar la inutilidad de su huida. Por desgracia, su historia sufre un tijeretazo fatal, como si desapareciera gran parte del segundo acto: cortan todo el asunto relacionado con la investigación de los suicidios, se deshacen rápidamente de Gomi (a pesar de su relevante papel antagónico) y Shirou Amakusa en su rol como presidente estudiantil es ignorado. Es decir, nos lanzan de golpe al clímax del conflicto, pero sin cumplir con los pasos previos. Por esa razón, la presente OVA permanece en el olvido a pesar de sus virtudes.
5. Donguri to Yamaneko (1988)
Madhouse fue uno de los estudios de animación que más contribuyeron al medio en los años 80 por el cambio de enfoque propiciado por Masao Maruyama, quien dio prioridad a la creación de títulos cinematográficos y en vídeo que fueran capaces de competir con los mejores. La mayoría es posible que hayan oído hablar de Yoshiaki Kawajiri y Rintaro como las principales lanzas del estudio en la época, pero no fueron los únicos. Los otros nombres importantes fueron Mori Masaki y, sobre todo por la obra en cuestión, Toshio Hirata. El exanimador de Mushi Production no estaba entre aquellos miembros permanentes de la plantilla Madhouse, pero fue donde trabajó más a menudo en calidad de director: Unico (1981), Bobby ni Kubittake (1985) o Grimm Douwa: Kin no Tori (1987). Por lo general, su predilección temática era la adaptación de relatos indicados el público infantil y familiar como fue el caso del cuento El pájaro de Oro (Grimm Douwa: Kin no Tori).
Tras el largometraje Hare Tokidoki Buta (1988), su misión fue adaptar un relato del famoso escritor de cuentos infantiles del primer tercio del siglo XX: Kenji Miyazawa. La popularidad de este poeta y escritor se había multiplicado en los 80, materializándose diversas adaptaciones a la gran pantalla como Cello Hiki no Gauche (1982) y Ginga Tetsudou no Yoru (1985). La calidad de estos largometrajes fue excepcional, pero Toshio Hirata, en compañía de Rintaro (quien se ocupó de adaptar otro relato del autor), no quiso quedarse atrás al dar vida a Donguri to Yamaneko (1988). Aquí la mayor parte del mérito le corresponde a Yasuhiro Nakura: no solo fue el diseñador de personajes, el director de animación y el artista de storyboard sino que realizó por él mismo todo el trabajo de intercalado y la animación clave. Su labor, en conjunción con el director de arte Yamako Ishikawa, fue elaborar un cuento de hadas formado por un conjunto de ilustraciones. El resultado es obsesivamente minucioso en términos ilustrativos, con las imágenes mutando progresivamente gracias a la animación parcial y selectiva de los elementos del plano. Como remate, la banda sonora New Age de Fumio Miyashita y la lectura del texto por el narrador Kuni Kawachi permiten capturar el tono esotérico y cósmico de la obra de Miyazawa. ¿Su tesis? Aquellos que no son dignos de serlo pierden el tiempo tratando de ser admirables y respetuosos.
Otros títulos recomendados:
-Robot Carnival (1987)
-Take the X Train (1987)
-Twilight Q (1987)
-Demon City (1988)
-Dragon's Heaven (1988)
-Kaze no Matasaburou (1988)
-Gosenzo-sama Banbanzai! (1989)
-Kimagure Orange Road OVA (1989). Episodio 2 (Shigeru Morikawa)
-Nineteen 19 (1990)
-The Hakkenden (1990)
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