Sinopsis
Yusuke Urameshi es un estudiante de 14 años conocido entre sus compañeros por ser uno de los mayores gamberros del instituto. Sin embargo, y a pesar de su naturaleza problemática, no es un mal chico. De hecho, sus buenas intenciones le salvan la vida a un niño a punto de ser atropellado. Yusuke no tiene la misma suerte y se convierte en un fantasma. Cuando pensaba que había llegado su hora, Botan, una shinigami encargada de guiar las almas de los muertos, le informa que aún puede volver a la vida. No obstante, el favor no será completamente gratis porque desde el Más Allá le exigen que, a cambio, se convierta en investigador espiritual. Su trabajo no será nada fácil porque, junto a un grupo de compañeros, tendrá que hacer frente a monstruos y demonios que amenazan el mundo humano.
Introducción
La historia de la adaptación animada que nos ocupa comienza con el manga que le dio origen: Yu Yu Hakusho (1990-94). Tras la finalización de una comedia romántica poco exitosa, Tende Shouwaru Cupid (1989-90), Yoshihiro Togashi estaba entusiasmado por elaborar una historia capaz de competir con los grandes mangakas de la revista: Akira Toriyama, Hirohiko Araki, Masami Kurumada, Akira Miyashita, etc. Sin embargo, Togashi creía que la única manera de ponerse a su altura era entrar al campo de la acción. Las bases principales para la creación de su nueva obra fueron múltiples: el manga shōnen (GeGeGe no Kitarō, 1959-69, Kinnikuman, 1979-87, y Dragon Ball, 1984-95), la mitología budista, el cine de terror y el ocultismo. Entre ellas, no obstante, se encuentra un manga creado y escrito por él mismo. Hablamos de Occult Tanteidan (1987), una historia de detectives en el ámbito de lo sobrenatural.
Yu Yu Hakusho fue publicado en la revista Weekly Shōnen Jump desde el 20 de noviembre de 1990 hasta el 12 de julio de 1994. Su recorrido por las páginas de la revista fue fulgurante, ya que se ganó el favor del público rápidamente hasta convertirse en uno de los títulos que mejor valoración recibió en su época. Por esa razón, la obra se alzó con la victoria en la 39ª edición de los Premios Shōgakukan de 1993 al ganar a sus rivales en la categoría shōnen. Los 19 tomos en su versión tankōbon lo colocaron en las listas de mangas más vendidos de la historia, alcanzando a día de hoy la cifra de 50 millones de copias vendidas. Su aceptación no se circunscribe únicamente al país del sol naciente, ya que el manga se encuentra en librerías y bibliotecas de Europa, Estados Unidos, Asia Oriental o Latinoamérica.
La popularidad del título inmediatamente dio lugar a una adaptación animada con el mismo nombre: Yu Yu Hakusho (1992-95). La serie fue emitida los sábados en Fuji TV de 6:00 pm a 6:30 pm desde el 12 de octubre de 1992 hasta el 17 de enero de 1995. Es decir, un período de 2 años y 3 meses en el cual se produjeron 112 episodios. Su extensión es prueba suficiente de su éxito comercial, pero la serie de TV también impulsó la creación de productos derivados: 2 películas (Yu Yu Hakusho: The Movie, 1993; y Yu Yu Hakusho: Meikai Shitou-hen - Honoo no Kizuna, 1994) y 3 OVAs (Yu Yu Hakusho: Mu Mu Hakusho - Nightmare Hakusho, 1993-96; Yu Yu Hakusho: Eizou Hakusho - Ankoku Bujutsukai no Shou, 1994; y Yu Yu Hakusho: Eizou Hakusho II, 1995-96). Por si fuera poco, la adaptación fue votada como el mejor anime en el Anime Grand Prix de 1994 y 1995, premio otorgado por la revista Animage.
¿Y cómo fue la producción? Su producción fue una colaboración entre tres entidades: Pierrot, Fuji Television Network y Yomiko Advertising. Pierrot fue el responsable de la producción de la animación, encargándole la dirección del proyecto al famoso Noriyuki Abe. El profesional japonés es ampliamente conocido por su contribución a las adaptaciones de manga shōnen enfocadas en las peleas. Hablamos de títulos como Ninku (1995-96), Rekka no Honō (1997-98), Bleach (2004-12) o Boruto: Naruto Next Generations (2017-23). A pesar de su extenso currículo, Abe llevaba a cabo su primer trabajo como director en Yu Yu Hakusho. Es decir, era su debut. Sus trabajos anteriores apuntaban en este rumbo, ya que Abe se ocupó bajo el mando de Pierrot de la dirección de episodios y el storyboard de series de TV y OVA como Ore wa Chokkaku (1991) y Miracle Psychicer Seizan (1991). Su momento de brillar llegó cuando el productor Ken Hagino buscaba un perfil más juvenil y que valorara el manga de Togashi.
La inexperiencia y la juventud de Noriyuki Abe también era común entre los miembros clave del staff, comenzando su trabajo en la industria poco después de la irrupción del tercer medio (OVA). Muchos de ellos, sobre todo los guionistas, los artistas de storyboard y los directores de episodios, tenían edades comprendidas entre 30 y 35 años: Hiroshi Hashimoto, Katsuyuki Sumisawa, Yukiyoshi Ohashi, Akiyuki Shimbo, Shigeru Ueda, etc. Por esa razón, la saga del Detective Espiritual fue el momento apropiado para pulir su habilidad y ganar confianza. Sus esfuerzos no encontraron obstáculo en Yoshihiro Togashi, que estaba demasiado ocupado con la serialización del manga. La relación con el mangaka fue escasa, por lo que la mayor parte de la interacción se desarrolló a través del departamento editorial. De hecho, la opinión de Fuji TV y Yomiko Advertesing tuvo mayor influencia en cuestiones de marketing como la ausencia de la madre de Yusuke en el Torneo Oscuro o el esquema de color de los uniformes.
Sin embargo, el director y los restantes integrantes del equipo hicieron algo irrepetible: una producción extensa cuya calidad de animación se definió por su consistencia y la abundancia de picos altísimos de creatividad (sobre todo, en el arco del Torneo Oscuro). ¡Y todo ello sin la necesidad de acudir a episodios o arcos argumentales originales (relleno)! Toei Animation con los grandes aciertos que hubo en Saint Seiya (1986-89) y Dragon Ball Z (1989-96) estaba lejos de hacer lo mismo por aquella época. ¿Y a quién hay que agradecer? Yu Yu Hakusho es una serie de TV muy larga, por lo que resulta complicado citarlos a todos. A pesar de ello, no estaría satisfecho sino cito algunos de los integrantes principales y sus contribuciones: Noriyuki Abe (director, director de episodios y artista de storyboard), Yukiyoshi Ōhashi (guionista principal), Yusuke Honma (compositor de la banda sonora), Akiyuki Shinbo, Hitoyuki Matsui y Junya Koshiba (directores de episodios y artistas de storyboard), Minoru Yamazawa, Mari Kitayama y Masaya Ōnishi (diseñadores de personajes), Akihiro Enomoto, Atsushi Wakabayashi y Motosuke Takahashi (directores de animación) y Yūji Ikeda y Shigenori Takada (directores de arte)
Finalmente, y para terminar este epígrafe, en esta primera entrega mi intención es exponer la valoración de los primeros 25 capítulos del anime. Este conjunto de episodios, a diferencia de lo que ocurre más adelante, está formado por varios miniarcos que abarcan de 3 a 8 episodios. Cada uno de los arcos argumentales, aunque tienen en común que Yusuke y sus compañeros se involucran en distintos casos espirituales para proteger el mundo humano, carecen de una fuerte conexión entre ellos. Los antagonistas cambian (el trío de ladrones, Rando y las Cuatro Bestias Sagradas), así como también la meta (recuperar los Artefactos de la Oscuridad, evitar la obtención de los secretos de la maestra Genkai o destruir la Flauta Parásito). Al igual que otras obras del estilo, Yu Yu Hakusho no destaca por su planificación a medio o largo plazo. Y dicho esto, podemos comenzar.
Arco de la resurrección de Yusuke (1-5)
El capítulo inaugural es un episodio que empieza tan atípicamente que resulta desconcertante: nuestro protagonista, que acaba de salvar a un niño, es arrollado por un coche. El espectador puede pensar que aún hay salvación, ya que tenemos un plano donde el joven está rodeado de gente con una perspectiva subjetiva, encuadre nadir y un leve de efecto de giro. Sin embargo, inmediatamente Yusuke Urameshi está flotando y mirando hacia abajo. El narrador sentencia: «Yusuke Urameshi, 14 años. Él se supone que iba a ser el protagonista de esta historia, pero... ¡acaba de morir!». Este refrescante inicio da lugar a un pequeño arco argumental (episodios 1 a 5) centrado en el proceso de resurrección del protagonista: Yusuke fallece y tiene que pasar una prueba para resucitar acudiendo a la ayuda de sus seres queridos.
Este examen del Reino Espiritual consiste básicamente en poner a prueba el corazón humano de Yusuke Urameshi. La prueba tiene lugar mediante el cuidado de un huevo de oro, del cual podría surgir un demonio o un ángel dependiendo de su mayor grado de heroísmo o egoísmo. Por ese motivo, debe conservar su cuerpo y realizar buenas acciones hasta que el huevo haya alcanzado la energía suficiente para despertar. La dificultad básica radica en comunicarse con aquellos próximos a él, debiendo aparecerse en sus sueños o poseyendo el cuerpo de alguien más. Algo propio de un fantasma. Adicionalmente, muchos problemas que enfrenta ponen al límite su capacidad porque la fórmula usual implica realizar una tarea en un límite de tiempo o cumplir una condición imprescindible. Por ejemplo, el profesor Akashi le impuso al rival de Yusuke no golpear a nadie en una semana y superar un examen con una calificación mínima de 50 puntos. Dejando a un lado el error en la regla de posesión, el inconveniente a señalar en este arco argumental es el hecho de que en muy pocas ocasiones se pone a prueba a Yusuke y, en realidad, son Kuwaba y Yukimura los que hacen algo por él. Esto deriva de que Yukiyoshi Ōhashi prescindió de material del manga como, por ejemplo, el capítulo 6 donde ayudan a un Tanuki y un anciano cascarrabias.
¿Y eso es todo? Pues realmente no. El primer arco es, sobre todo, una introducción al mundo y buena parte del elenco de Yu Yu Hakusho. Uno de los pilares del universo es la convivencia entre el plano humano y el plano espiritual. El Reino Espiritual es una dimensión a donde van las almas de los muertos para ser juzgadas por Enma, la divinidad que gobierna los Infiernos y controla el ciclo de reencarnaciones. Al igual que el Más Allá de Dragon Ball Z, Togashi se muestra a favor de una visión burocratizada del lugar y sus habitantes procedentes de la mitología oriental. Su organización y funcionamiento recuerdan claramente a una oficina, con los ogros estresados atendiendo llamadas y llevando documentos de aquí para allá.
La subversión de las expectativas también se desplaza a los portavoces del Reino Espiritual: Botan y Koenma. Botan es una Shinigami que no encaja con la imagen tétrica de la mitología japonesa. La encargada de guiar las almas de los muertos es una muchacha atractiva que tiene un carácter jovial, cotilla y bromista. Su informalidad enfurece a Yusuke, en especial cuando habla abiertamente de lo que siente su protegido hacia las personas que quiere. Por lo general, su rol consiste en ser un personaje de apoyo y alivio cómico, ayudando a los héroes mediante la entrega de información u objetos clave o la sanación de sus heridas. La principal autoridad del Reino Espiritual, en cambio, es Koenma (en ausencia de su padre). La informalidad de la Shinigami no aplica con él, siendo respetuosa en su presencia. Una actitud que contrasta con el aspecto de bebé de Koenma, llevándose las burlas del delincuente juvenil. A pesar de que en la primera aparición Koenma tiene una actitud formal y diligente con su trabajo, pronto se descubre como un mandón y egoísta que, a menudo, es corregido por el ogro Jorge Saotome. Su mayor preocupación es no llamar la atención sobre sus errores o la tardanza al solucionar los incidentes, ya que la furia de su padre pondría en riesgo el mundo humano y... su propia integridad física a base de azotes.
Los principales personajes de la serie de TV, sin embargo, pertenecen al mundo humano. Esta parte de la obra hace mucho hincapié en ellos debido a la importancia temática que tienen los seres queridos en la vida de cualquier persona. Ellos realmente son los que dan significado a nuestras vidas, aunque nosotros no se la atribuyamos. En consecuencia, Ōhashi proporciona un retrato de cada uno: carácter, relaciones, aspiraciones, modo de vida, sentimientos hacia el gamberro, etc. O eso me gustaría decir porque la adaptación no presta la atención suficiente a dos perfiles: Atsuko Urameshi y el Sr. Takenaka.
Ninguno tuvo la fortuna de tener un episodio centrado en ellos mismos, por lo que realmente llegamos a saber poco de ellos. Curiosamente el mejor parado es el Sr. Takenaka, un profesor de instituto estricto, pero de fuertes principios éticos. A diferencia de Akashi e Iwamoto, él se preocupa por todos sus alumnos incluidos los problemáticos como Urameshi y Kuwabara. De hecho, estos momentos son los más conmovedores y demuestran su valor como ser humano. La madre alcohólica, en cambio, nos deja una imagen casi negativa. Nunca se llega a explorar su situación como madre o esposa, por lo que queda como un personaje de alivio cómico que genera antipatía en lugar de comprensión por su irresponsabilidad en situaciones clave. Algo que es una verdadera lástima, ya que es un modelo de madre escaso en la ficción nipona. Los personajes que realmente recibieron atención en este corto período de tiempo son únicamente tres: Yusuke Urameshi, Kazuma Kuwabara y Keiko Yukimura.
A pesar de la falta de lascivia, Yusuke Urameshi se acerca al perfil del clásico protagonista de los mangas de delincuentes juveniles (Shonan Bakusouzoku, 1982-88; o Kyou kara Ore wa!!, 1988-97). Es decir, hablamos de un adolescente violento, solitario y de mal carácter que suele meterse en peleas con otros gamberros y tiende a ignorar los consejos y sermones de aquellos que le rodean. Urameshi también acostumbra a expresarse de malos modos y escaquearse del aula para hacer el vago. No es de extrañar, por tanto, que sus compañeros de clase lo teman y que sea detestado por parte del profesorado. Esta falta de rumbo explica que el chaval piense en un principio que tal vez sería preferible aceptar su muerte en el accidente, pero cuando le demuestran que sus seres queridos lamentan su muerte se da cuenta de lo importante que es para los demás. En cierta manera, es un eco de ¡Qué bello es vivir! (1946). Su episodio debut también deja patente su virtud porque salva a un niño de un accidente automovilístico cuando jugaba a la pelota, aunque esta capacidad de sacrificio nos queda clara otra vez cuando lanza el huevo a las llamas para salvar Keiko a pesar de la advertencia de que no regresará a la vida si se arriesga a hacerlo.
El siguiente en la lista del instituto Sarayashiki es Kazuma Kuwabara, el autodeclarado rival de Urameshi. El episodio 3, centrado en él, ilustra perfectamente las diferencias entre Yusuke y él. Si el protagonista era un camorrista y mal estudiante, al matón de gran copete siempre lo persiguen otros pandilleros y su rendimiento académico es aún más nefasto. Su debilidad por las mujeres también lo distingue, ya que toda chica que le muestra su lado frágil o lindo pasa a ser objeto de su galantería. Sin embargo, el rasgo que más lo define es su testarudez porque, al igual que Zenigata en la franquicia Lupin III, su objetivo vital es derrotar a aquel individuo que nunca ha sido capaz de derrotar en más de 150 ocasiones. Ahora bien, tal y como señala la perspicaz Botan, el rival de Urameshi por muy torpe que sea es un hombre de verdad. Este ideal de masculinidad marcado por el honor queda patente en el tercer episodio, cumpliendo a toda costa la promesa con el profesor Akashi para evitar que su subordinado pierda el trabajo a tiempo parcial con el que sustenta a su familia.
Como cierre, Keiko Yukimura es un contraste con ambos gamberros porque es una estudiante modélica. Al igual que otros personajes que encajan en el mismo patrón, Keiko es la delegada de la clase que destaca en lo académico, lo deportivo y lo social. Sin embargo, lo que define a la joven es su relación con el protagonista. Ella ha sido amiga de Yusuke desde muy pequeña, por lo que conoce bien sus cualidades. De hecho, esta es una de las razones por las cuales ella ha desarrollado sentimientos amorosos. Su aprecio se manifiesta con cierta tosquedad, ya que le sermonea por su mala conducta. Una situación a la que contribuye Yusuke por sus bromas pervertidas y su deshonestidad sentimental, a pesar de que ambos sienten lo mismo el uno por el otro. Sin embargo, cuando es consciente de su futuro regreso, Keiko muestra su faceta más dulce y dedicada al cuidarlo mientras su madre no está en casa. Por desgracia, el personaje de Keiko pierde prácticamente casi toda su relevancia a partir de este arco argumental, lo cual es una auténtica lástima porque ella soportó buena parte del peso emocional de la historia.
Calificación: 6
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