Reseña: Gunsmith Cats (manga)



Sinopsis

Rally Vincent y Minnie May son dos jóvenes ocupadas habitualmente en su propia armería de Chicago llamada Gunsmith Cats. El problema es que el negocio no basta para vivir sin preocupaciones y con los lujos suficientes por lo que la pareja también trabaja como cazarrecompensas. La caza de forajidos, no obstante, es un trabajo arriesgado y el dúo termina en multitud de líos que involucran persecuciones, criminales rencorosos y un largo etcétera. Cuando trabajan en equipo son casi invencibles, pero... ¿Serán capaces de obtener cierta estabilidad sin morir en el intento?

Trama y Desarrollo

Probablemente tengáis un pequeño 'déjà vu' al contemplar el título de la nueva reseña, pero en realidad nunca he valorado la versión manga de este título. Si os interesa únicamente el anime os redirijo aquí. Regresando al meollo del asunto, Gunsmith Cats (1990-1997) es la obra insignia del mangaka Kenichi Sonoda, conocido también por su trabajo como diseñador de personajes en franquicias populares de los años 80 y 90 como Gall Force y Bubblegum Crisis y por otros mangas de cosecha propia como Riding Bean (1988-89) y Houjin Exaxxion (1997-2004). Su punto fuerte es palpable en cada título mencionado: la acción. De hecho, se puede decir que desde que era niño apuntaba en esta dirección porque en su infancia le gustaba jugar con petardos y pistolas de balines. Veamos cómo plasmó sus pasiones en este fabuloso manga.

Gunsmith Cats es un título que encaja perfectamente en un subgénero de acción que conocemos normalmente con el nombre de “Pretty girls with guns”. Aquí se reúnen una serie de obras que comparten las convenciones de las Buddy films norteamericanas en un estilo semejante a Lethal Weapon (1987), pero en vez de cultivar la amistad masculina optan por la vía femenina y añaden las particularidades de la ficción japonesa presentes en el manga y el anime (humor ligero, matices de erotismo, entre otras). Las obras más conocidas, sin embargo, son animadas como las franquicias Dirty Pair o Bubblegum Crisis y títulos producidos por el estudio Bee Train en la primera década del siglo XXI como Noir (2001) o El Cazador de la Bruja (2007).

Dirty Pair, Bubblegum Crisis y Noir

Al igual que las citadas, Gunsmith Cats se inclina por una narrativa donde no hay un eje vertebrador que guíe la acción hacia la consecución de una meta última. En cambio, opta por un formato episódico de misiones que el equipo femenino resuelve como parte de su vida profesional como cazarrecompensas: arresto de traficantes, rescate de rehenes, desactivación de artefactos explosivos, búsqueda y captura de delincuentes, protección de clientes, persecución de fugitivos, entre otros. Un abanico de posibilidades que complacerá suficientemente el hambre de escenarios distintos para los lectores. Sin embargo, estas misiones exponen una conexión en torno a un antagonista recurrente que, por A o por B, choca con las actividades de la pareja. De ejemplo está Gray, un mafioso que pretendía vengarse de Rally y cuyos numerosos planes como asesinar al fugitivo Ken Takizawa o huir a Canadá fueron frustrados. No obstante, de vez en cuando alternan algún capítulo con problemáticas que no están relacionadas con el villano en cuestión.

Una de sus virtudes es que no escatima en secuencias de acción en todos los episodios, sean persecuciones en automóvil por las calles de Chicago o duelos y tiroteos entre cazarrecompensas y criminales. Cada capítulo es una oportunidad de oro para deslumbrarnos con la destreza armamentística de la mayor y la imprevisibilidad de la menor. Así, Rally nos demuestra su precisión al usar la técnica arrancapulgares o metiendo el cargador de la pistola con la puntera del zapato en un instante. Lo mismo con May, quien puede colarse por su tamaño por debajo de un coche para colocar una bomba o crear un artefacto que al explotar lanza pequeños cristales muy filosos. Siempre son capaces de darle la vuelta a la tortilla con su ingenio en las misiones rutinarias. Lo que tal vez es inadecuado, no obstante, es la costumbre del autor de abrir un capítulo nuevo en medio de un conflicto ya iniciado como un tiroteo o secuestro, generando cierta confusión en el lector por lo abrupto del asunto.

Otro punto a favor, relacionado con el anterior, es la presentación donde el autor logra una narración fluida en la que no intervienen monólogos o diálogos explicativos que entorpezcan la lectura. La secuencialidad que logra a través del buen diseño y el orden de las viñetas es muy de apreciar, aunque Sonoda no figure entre los mejores como Akira Toriyama o Yukito Kishiro. El autor tiende a utilizar de 5 a 7 viñetas por página, eligiendo bien el encuadre y el tamaño de la viñeta adecuado para cada acción. Prescinde del recurso de las escenas a doble página, o siquiera viñetas que ocupen la mitad o toda la página, como abunda en el manga de acción de la Shōnen Jump. No abusa de las tramas, limitadas a vestimenta y objetos específicos. Y en el caso de armas y automóviles, el dibujo gana en realismo y minuciosidad debido al extenso conocimiento y fascinación del autor sobre el tema. La semiautomática CZ-75 y el modelo Shelby GT500, ambos de Rally, son buenos ejemplos. Y la misma exhaustividad, por cierto, se atribuye a las explicaciones técnicas de sus capacidades, empleando una terminología propia de esos campos: suspensión, amortiguadores, empuñadura, cargador, etc.

Una cuestión accesoria, en relación con la maestría ilustrativa del Sr. Sonoda, es el tono ligeramente picante del manga. Aunque bastante más subido de tono en sus primeros episodios, Gunsmith Cats exhibe con moderada frecuencia lencería y desnudos parciales que tienen lugar por la mala fortuna de Rally al echar a perder su ropa en las peleas o por May haciendo un par de cosas sucias con su novio o pensando en él. Un ejemplo oportuno es la primera aparición de Misty Brown, donde Rally intenta arrestarla pero acaba perdiendo la falda por culpa de los navajazos de la joven. Aquí se puede apreciar la superioridad del autor, capaz de representar las medias y las bragas de una forma sugerente y sexy gracias al enfoque detallado y el dominio anatómico. Un mérito que no abundaba en la primera mitad de los 90, cuando aún no había muchos dibujantes orientados al erotismo. Si bien no debería extrañar porque sus diseños femeninos son icónicos en el medio por sus peinados y los rostros delicados.

Ahora bien, al manga le habría costado triunfar sin un dúo sólido de cazarrecompensas: Rally Vincent y Minnie May. Por un lado, Rally es la mejor cazarrecompensas de Chicago por su destreza sobrehumana con las armas de fuego. Aunque lleva una armería, el negocio genera pocos beneficios. Es más un pretexto para almacenar su colección de armas y justificar la presencia del campo de tiro. Su trabajo de cazarrecompensas, más lucrativo, es donde saca a relucir su maestría como pistolera, pudiendo realizar hazañas imposibles con un CZ-75, si bien también es hábil con otros modelos como SIG P210 y Walther PPK. Otros talentos propios incluyen reflejos increíbles, gran perspicacia, capacidades atléticas y, sobre todo, una habilidad de conducción formidable que si bien no supera la de Bandit Bean le permite competir con auténticos profesionales si emplea su Shelby GT500. Un automóvil que, por cierto, cuida con cariño aunque constantemente tenga que llevarlo a arreglar por los líos en que se mete.

Un personaje de su calibre, sin embargo, también muestra una faceta muy humana. Así, Rally es una muchacha que, fuera de su profesionalidad y habilidad, se esfuerza por ser una adulta responsable, aunque en el fondo no es tan cautelosa y sensata como le gustaría. Otro aspecto es su amabilidad y bondad, que demuestra al intentar salvar y ayudar otras personas aunque repercuta negativamente en sus bienes materiales y finanzas. Un hecho que resulta evidente en su preferencia por no disparar a matar, prefiriendo zonas no vitales y dejando huir a los enemigos derrotados. Otras facetas de su personalidad, en cambio, están relacionadas con su pasado familiar. Su habilidad actual con las armas de fuego podría decirse que la heredó de su padre, quien obtuvo una medalla olímpica en la categoría de tiro deportivo. Tristemente, la oposición de la madre a esta pasión y la desaparición de su padre la marcaron al punto de que su relación paternofilial quedó dañada y Rally le sigue la pista con la esperanza de encontrarlo. Una última dimensión de este personaje es la homosexualidad reprimida, siendo más que evidente su interés sexual y romántico en los miembros de su mismo sexo, pero incapaz de expresarlo con franqueza y evitando interactuar sexualmente con nadie. De ahí su vergüenza cuando revelan que es virgen, la incomodidad que siente al tocar el tema y la sublimación freudiana en relación a su fijación por las armas.

Por otro lado, Minnie May es la compañera inseparable de Rally cuya principal talento son los explosivos. Ella es capaz no solo de lanzarlos en el momento exacto sino de diseñar sus propios explosivos y manejarlos con el mayor cuidado para no sufrir las consecuencias. Hasta es capaz de detectar explosivos gracias a su prodigioso olfato y desactivarlos rápidamente (con la guía de su novio). Otra habilidad menor es el disfraz, que aunque a un nivel menor a un profesional puede engañar a la mayoría cambiando su tono de piel, peinado o vestimenta. En términos de personalidad, May se caracteriza por ser una jovencita alegre y juguetona que tiende a actuar de forma impulsiva e irresponsable a la hora de manejar sus asuntos, sobre todo aquellos relacionados con su novio. Esta actitud también se manifiesta en un enfoque arriesgado en el trabajo, sin conceder la gravedad que requieren algunas situaciones peligrosas y buscando emociones fuertes. Pese a ello, adquiere progresivamente mayor madurez y estabilidad emocional a lo largo de la obra.

Desgraciadamente, una parte de la caracterización de la deuteragonista resulta problemática. Sea su condición pasada de prostituta o su noviazgo con un hombre que le dobla en edad, el obstáculo es su minoría de edad y el retrato próximo al lolicon en su apariencia y comportamiento. Si nos alejamos del abolicionismo, uno podría defender que la prostitución de la joven no constituye un aspecto perjudicial porque ella no fue víctima de trata y explotación sexual. El problema es que May es menor de edad, por lo que su desarrollo de la personalidad y capacidad de juicio no eran los apropiados con 13 años para ejercer con garantías una profesión del estilo. Y que el autor lo describa sin controversias entra en territorio fantasioso. Pero lo peor quizás sea que insista en la idea de May como una chica bajita de amaneramientos lindos a la que le gustan más los hombres mayores con un novio de inclinaciones pedófilas. Sinceramente, resulta complicado defender una actitud tan despreocupada por parte del autor al tratar este tema. Aunque el personaje tenga virtudes, es un punto a todas luces negativo.

En conclusión, Gunsmith Cats es un manga de acción, de temática criminal, cuyos tiroteos y persecuciones en las calles chicaguenses serán del gusto de los aficionados a los filmes y series de televisión de los 80, sean los nipones protagonizados por dúos o cuartetos femeninos o sean los estadounidenses que estrechan los lazos de amistad y camaradería varoniles. Con una extensión de 75 capítulos y 8 tomos, la obra presenta aventuras más que suficientes (sin desgastar esta fórmula) para satisfacer las ansias de cualquier interesado. La presentación impecable de la acción y la química de la pareja protagonista les atraparán de inmediato. Lo más negativo será hacer la vista gorda con el inconveniente 'menor' de May. Si eres español, tal vez estés interesado en adquirir la nueva edición de Planeta titulada Gunsmith Cats: Revised Edition, con un formato próximo al libro y con el doble de páginas.


Calificación: 7

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