Reseña: El perro de Flandes (película)


Un destino injusto

Sinopsis

Nelo, un niño huérfano, malvive con su abuelito y su perro Patrasche en un pueblo de Bélgica hacia finales del siglo XIX. A pesar de estas desafortunadas circunstancias, Nelo desea convertirse en un pintor capaz de igualar al artista barroco Rubens. En este sueño le apoya su amiga Alois Cogez, una muchacha que pasa la mayor del tiempo con él; y su abuelo, quien procura la mayor felicidad para el nieto que su fallecida hija le dejó. Baas Cogez, el padre de Alois y el terrateniente del pueblo, no ve con buenos ojos esta amistad por lo que se opone a su continuidad. Por desgracia, la oposición paterna solo es uno de los muchos problemas que complicarán la vida de un infante al que el destino depara muchas penalidades. 

Trama y Desarrollo

Si hay algo cierto en este mundo es que el éxito y la fama son valores definidos por la incertidumbre y la volatilidad. Nippon Animation comprobó de primera mano esta realidad. A mediados de los 70 era uno de los estudios más populares entre el público gracias a su repertorio inagotable de clásicos literarios. Tiempo más tarde, se encontró en una posición menos favorable ante el interés del público en historias más extravagantes e hiperbólicas que nada tenían que ver con lo propuesto en el World Masterpiece Theater. En consecuencia, en la segunda mitad de los 90, probarían suerte al elaborar versiones en formato cinematográfico de sus antiguas series. Más tarde, continuaron con especiales de televisión que resumían la historia de todas las obras del WMT. De este conjunto, sin embargo, la única que me interesa es la versión cinematográfica de El perro de Flandes (1997), valorada por los miembros de numerosas páginas de cine y anime como la mejor de las realizadas.

El perro de Flandes es un filme que adapta la novela Marie Louise Ramé con el mismo nombre. La obra reseñada forma parte del amplio grupo de adaptaciones que toman interés en los clásicos europeos del siglo XIX y XX. Como muchos sabréis, este tipo de historias se caracterizan por ser dramas infantiles centrados en las adversidades vitales. Ello incluye la miseria, la la explotación infantil, la marginalidad, el clasismo, la ausencia de la figura paterna, entre otros relacionados. Sin embargo, estos relatos dramáticos protagonizados por infantes no solo persiguen retratar la dureza de la vida sino también transmitir una serie de valores positivos como la honestidad, la confianza, la bondad, el valor y muchos otros que deben tener en cuenta los más pequeños.

Al igual que Remi, el niño de nadie (1977-1978), El perro de Flandes pone atención en el efecto devastador que tienen las dificultades vitales (muerte familiar, discriminación social, etc) en el protagonista. Uso la palabra devastador porque Nello enfrenta un cúmulo de desgracias que se suceden una tras otra, sin intervención divina que de un respiro al pobre muchacho. Una situación que para el público es desesperanzadora por cómo un chaval tan amable y sincero como Nello —y su familia— se ve sometido a tal injusticia. No por nada es considerada una obra lacrimógena que ha conmovido a los espectadores japoneses. A diferencia de Remi, sin embargo, esta obra carece de un final feliz en el que Nello y Patrasche superan las adversidades. Estas vicisitudes ponen fin a su existencia tras una marea imposible de contener.


No obstante, las desgracias que castigaron al pintor y su familia no surgieron de la nada ni tampoco se debieron exclusivamente a individuos malvados. Por fortuna, este largometraje no es uno de esos melodramas infantiles del estilo Candy Candy (1976-1979) ni una de esas telenovelas venezolanas como Gata Salvaje (2002). El drama se gesta debido a los problemas derivados de su modesta condición socioeconómica y la rígida estructura social del siglo XIX europeo, alimentada por la intolerancia y los prejuicios clasistas. En este caso, las semillas del desastre son anticipadas desde el principio mediante diversas señales: la mala salud del abuelo, la delicada situación económica, el desagrado del padre de Alois y la posibilidad de debacle en el concurso. A medida que se desarrolla el relato, estas crecen y ganan mayor fuerza a partir de infortunios y accidentes como el regreso del antiguo dueño de Patrasche o el incendio del molino. Unas calamidades que podrían ser igualmente sustituidas por otras, ya que la complicada situación de la familia invitaba al deterioro una vez aparecieran los reveses. Lo que sí no debería entrar es el comportamiento de individuos como el casero, cuya presencia se demanda para empeorar la situación del protagonista.

El filme dibuja un camino tortuoso en el que Nello tiene que hacer frente a la muerte de su abuelo, la pérdida del empleo, el distanciamiento con Alois, la expulsión del hogar, las acusaciones del padre y el fracaso en el concurso. Lo “peor” es que la película logra una fuerte adhesión emocional por parte del espectador, deseando que la fortuna sonría a Nello para evitar el desastre mayor. Esta situación fortuita se produce hacia el final, pero justo cuando el joven ha sido vencido, convirtiendo el cambio positivo en un movimiento inútil e irónico que llega muy tarde para remediar el problema. Este desenlace puede ser catalogado como doloroso y entristecedor, aunque no estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación. Por supuesto, mi convicción no reside en el ingenuo consuelo cristiano de que Nello y Patrasche son recompensados con el Cielo. Un recurso que, por cierto, no fue de mi agrado porque las creencias religiosas no tienen mucha fundamentación. Lo que fue valioso fue el reconocimiento de Nello como una excelente persona a su muerte, evidenciando que la honestidad y la bondad son virtudes que debemos adquirir. 

En términos generales, el estudio resolvió competentemente el inconveniente de condensar la novela de Marie Louise Ramé en un filme de 100 minutos de duración. Las cuestiones básicas, que incluyen conflictos y relaciones principales, están no solo presentes sino notablemente desenvueltas. Por lo general, la práctica totalidad de los largometrajes del medio que resumen los hechos de algún anime popular no logran articular un conjunto autosuficiente que convierta en opcional el visionado de la obra original. Sin embargo, la cinta no es impecable. Una de sus mayores debilidades se encuentra en lo desdibujados que quedan algunos personajes secundarios como los amigos de Nello, la vecina o el rival del concurso. A diferencia de Jehan, Alois o Baas, que no solo ocupan un lugar importante sino que tenemos tiempo para saber cómo se sienten o lo que desean; los nombrados son más herramientas argumentales con las que el relato no realiza instrospección alguna. Algo similar ocurre con algunos eventos importantes como el hallazgo del tesoro de la familia Cogez, que emerge sin anticipación alguna y haciéndolo demasiado oportuno.


Una cuestión controvertida está relacionada con la animación. Por una parte, el laborioso trabajo de los fondos es el aspecto más sobresaliente del filme. Los paisajes de la aldea y la ciudad belgas son impresionantes, especialmente el interior de la catedral gótica de Amberes. El movimiento queda en un lugar menos destacado, pero cumple en todo momento. Por otra parte, el estilo de Nippon está entre los peores aspectos del filme. El problema está en que no hay ninguna actualización respecto a lo que ofrecen en sus series de televisión desde mediados de los años 70. Son los mismos diseños de personaje simples con colores planos que hemos visto en infinidad de títulos. Algo que por supuesto aplica a diseños animales, mecánicos, etc. En este ámbito cualquier otro filme de la época es capaz de ofrecer mucho más. A excepción de unas cuantas escenas, la percepción del espectador es la de estar contemplando un largometraje de los 70 u 80. Añádale también que la calidad de la ilustración de los personajes flaquea a poco que nos alejamos de ellos en planos generales.

En conclusión, El perro de Flandes es una tragedia que conmoverá el corazón del espectador por impasible y apático que sea. La honestidad de Nello, la preocupación de Jehan y la fidelidad de Patrasche penetrará cualquier escudo si es que no lo hacen después todas las calamidades que experimenta el protagonista. La desgracia, sin embargo, no se impone al comportamiento virtuoso de Nello. Algo que el público tendrá en cuenta de forma positiva. Por el contrario, el estilo anticuado de Nippon puede echar para atrás a algunas personas a los que tampoco les convenza el hecho de estar frente a una versión condensada. Si por casualidad dichos elementos no son un inconveniente para vosotros os animo a echarle un vistazo y derramar un par de lágrimas.

Calificación: 7

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