Análisis: Ninja Scroll


  • Año: 1993
  • Duración: 95 minutos
  • Estudio: Madhouse
  • Género: Acción, Drama, Fantasía, Histórico, Horror

La cúspide de la maestría

Sinopsis

Jubei Kibagami es un rōnin solitario que viaja por el país prestando sus servicios a cambio de unas cuantas monedas de oro. A pesar de que trabaja como mercenario, el oro no es su mayor prioridad. La situación y causa personal del contratante son un criterio que valora por encima del factor económico. Por desgracia, su próxima misión no dependerá de su elección sino que será una obligación impuesta por las circunstancias y del todo indeseable. Tras salvar a Kagero, una joven ninja que estaba a punto de ser violada y matar al responsable, Jubei pasa a ser el blanco de un grupo de criminales peligrosos: los Ocho Demonios de Kimon.

Esta organización ninja a las órdenes de Gemma Himuro, antiguo enemigo del rōnin, y a favor del Shōgun de las Tinieblas, busca llevar a cabo una serie de maquinaciones e intrigas en contra del Shogunato Tokugawa. Para mayores problemas, es envenenado por un agente gubernamental llamado Dakuan que le fuerza a trabajar para él a cambio de un antídoto y cien monedas de oro. Con todos estos obstáculos por delante, Jubei decide colaborar con Kagero y Dakuan para vencer a los Ocho Demonios de Kimon y detener los planes del Shogun de las Tinieblas.

Introducción: el equipo de animación y los pilares del relato

Cualquier versado en el cine de Yoshiaki Kawajiri entiende que este director, con sus filmes, siempre busca explorar las posibilidades que existen en el terreno del entretenimiento. Como ejemplo de ello están Wicked City (1987), Vampire Hunter D: Bloodlust (2000) y obviamente la soberbia Ninja Scroll (1993). Y no la califico de soberbia sin ningún motivo. Aquí el director aplicó su máxima de hacer obras emocionantes e intensas, pero en el proceso logró crear una de las mejores piezas de acción del cine de animación. La cinta es la más apreciada entre los fans y por el mismo autor, preferencia manifestada junto con Wicked City en multitud de ocasiones.

Para entender mejor esta predilección, sería oportuno conocer a los profesionales detrás de la producción del anime. Antes de precisar nombres de individuos, hay que resaltar el del estudio: Madhouse. A pesar de que Madhouse ganó su mayor prestigio en la primera década de los años 2000, lo cierto es que ya era un estudio notable en los años 90. La diferencia, sin embargo, radicaba en su especialización dentro del ámbito de la acción y el horror. Aquí la figura de Kawajiri es fundamental, pero también la de Rintaro. A este director le atribuimos grandes obras como The Dagger of Kamui (1985) o Doomed Megalopolis (1991-1992). Así Madhouse junto con AIC, Artmic y otros estudios era un referente dentro de este espacio.

Sin embargo, no nos olvidemos de la película. Gran parte del equipo está constituido por personas que formaban parte de la plantilla del estudio. Entre los animadores clave podemos nombrar a individuos como Hiroshi Hamasaki, Tensai Okamura o Takeshi Koike. En aquel entonces, el último de los aludidos fue uno de los mejores alumnos del maestro Kawajiri. La inspiración en su trabajo puede observarse en el cortometraje Récord Mundial de la antología Animatrix (2003). Otros animadores clave bastante ligados al estudio, pero no exclusivos del mismo, son Michio Mihara y Hirotsugu Kawasaki. El segundo es responsable de dos grandes escenas de la película, en concreto la apertura y la batalla final entre Jubei y Gemma.


En puestos de menor notoriedad, pero igualmente necesarios, está Hiromasa Ogura (director artístico), Hitoshi Yamaguchi (director de fotografía), Harutoshi Ogata y Yukiko Itou (ambos responsables de edición), entre otros muchos. A excepción de Ogura, los restantes tienen una larga relación con el estudio. Por último, me quedaría señalar a dos portentos. El primero de ellos es Yutaka Minowa, diseñador de personajes y director de animación. Estas funciones son las que precisamente realiza en la película, igual que ha hecho en otras tantas obras del estudio. El siguiente es Kaoru Wada, un compositor musical de gran reconocimiento dentro del medio. Dejó piezas de considerable valor en Tekkaman Blade (1992-1993), InuYasha (2000-2004) y D. Gray Man (2006-2008). Para finalizar, nos resta el director. Como en otras ocasiones, Yoshiaki Kawajiri no solo ocupó la dirección del proyecto sino que también aparece acreditado en posiciones como guionista, animador clave, creador del trabajo original y diseñador original de personajes.

Con el conocimiento de quien son los implicados creo que estamos preparados para conocer los puntos claves de la película sobre los que va a orbitar el análisis. La mayoría del público estima que el mayor mérito de la cinta se encuentra en la acción y tan por delante de los aspectos restantes que no se hace referencia a ningún otro. No hay duda de que se trata de una cuestión capital y por esa razón voy a señalar y describir aquellos recalcarlo que hacen de Ninja Scroll un excelente filme de acción. No obstante, y quiero recalcarlo, el anime en cuestión tiene más cualidades que es necesario poner de relieve.

Un segundo eje sobre el que gira esta animación es la relación entre Jubei y Kagero. Aunque no lo parezca, este tema es fundamental dentro de la narración. Recorre la película desde el principio, cuando ambos personajes son presentados y coinciden en el mismo espacio; hasta el final, momento en el que Kagero manifiesta sus sentimientos y Jubei decide corresponderla cuando exhala su último aliento de vida. Este vínculo romántico rechaza muchas de las convenciones del género, dejándonos algo más que una simple atracción sexual entre los protagonistas que escala de nivel y adquiere solidez o un amor surgido de la gratitud de la damisela en apuros hacia el héroe salvador. Es decir, estamos ante un romance destacado en la narración y atípico que requiere de una reflexión. Estos son básicamente los dos pilares sobre los que se sustenta el análisis, aunque también voy a comentar otros elementos que es necesario destacar por el bien del escrito.

Ninjas sobrenaturales: violencia, sexo y engaño

Si echamos un vistazo a la lista de filmes del autor, anteriores a la película, Ninja Scroll llama la atención por trasladar la acción a otro lugar y tiempo distintos. La mayor parte de las historias del cineasta —que pertenecen a la década de los 80— están ubicadas en espacios urbanos tenebrosos, influenciados fuertemente por la tecnología. A veces, sitúa la acción en un tiempo cercano al actual, pero en otras ocasiones nos traslada a un futuro muy lejano. Por esa razón, y porque hablamos de ninjas y samuráis, estamos ante un cambio significativo.

Ahora bien, ¿dónde estamos? Pues el entorno del filme se corresponde con el Japón del período Edo (1603-1868), caracterizado por el gobierno de los grandes señores feudales y el aislamiento total del país nipón respecto al mundo exterior. A primera vista, parece necesario conocer la historia del período. Sin embargo, la pretensión de Kawajiri era que cualquier persona pudiera ser capaz de seguir la narración sin disponer de un conocimiento de la época. En ella podemos encontrar elementos del período Tokugawa y alusiones a eventos del mundo real, pero no se entra en detalle. La intención pasa simplemente por ambientar la narración al introducir cierto tipo de personajes, organizaciones, costumbres y demás que eran propias de su tiempo.


En cualquier caso, de haber querido optar por un enfoque realista el director no nos relataría una historia sobre shinobis cuyas habilidades y poderes los acercan más a superhéroes o seres sobrenaturales que a espías y asesinos de tiempos pasados. Estamos, por tanto, en un Japón fantástico y peligroso donde dichos ninjas sobrehumanos deben pelear en duelos a muerte. Sus artes y poderes ninja son heterogéneos. Desde hombres capaces de usar a su favor las propiedades de un material como la piedra hasta mujeres engañosas que albergan en su seno decenas de serpientes. Todas resultan letales para quien se topa con estos seres monstruosos. En esta línea, durante los años 80 y 90 surgieron varios títulos de acción que incorporaban grupos de guerreros con su propio estilo de lucha o poder particular (Saint Seiya, 1986-1989; y Devilman, 1987-1990). A ojos del espectador, no obstante, este grupo de asesinos resultaba más impresionante aún sin ser novedad.

Kawajiri, como si fuera un encantador de serpientes como Benisato, recurre a todo el artificio del que es capaz para mantenernos hipnotizados con su función. Sin embargo, el espectáculo va más allá de la mera exhibición de habilidades. En cada batalla hallamos puntos de interés: colisiones de armas, despliegue de técnicas, evasión de golpes, muertes. En manos de otro director probablemente no tendrían un gran valor, pero el maestro se encarga de que todos y cada uno de estos elementos sean servidos con una presentación única. Desde la emboscada inicial hasta el combate a muerte definitivo. El animador nipón prepara cuidadosamente todos los enfrentamientos para que en ellos siempre estén presentes valores como la brutalidad, el efectismo, la sorpresa o la visceralidad. Como resultado, nos queda grabado lo que acaba de ocurrir.

Algunos sentirán repulsión y otros fascinación, pero todos conservarán un recuerdo de ello. Por lo general, el trabajo de Kawajiri tiende a ser de esta índole, aunque en Ninja Scroll logra elevarse hasta lo más alto por su gran meticulosidad y brillante planteamiento. Al igual que en otras de sus muchas películas —aunque más excelso en su ejecución—, la pantalla se llena de brotes repentinos de acción, destellos de luz, poses de calidad póster, saltos y caídas hacia el espectador, etc. Usa una paleta de colores formada por azules oscuros junto con rojos vibrantes que acentúan sus peleas nocturnas. A menudo, utiliza la anticipación para indicarnos lo que va a ocurrir, pero sin hacer desaparecer las sorpresas. De ejemplo está la emboscada del puente. Observamos unas siluetas que esperan el momento para atacar a Jubei y, a pesar de ello, la perforación a los pies del samurái nos pilla un poco por sorpresa. Y no lamento que este, al igual que otros combates, sean breves porque son numerosos e intensos como pocos.


Otra característica prominente en buena parte de sus trabajos —incluido el presente es la violencia y el sexo. Desde mediados de los 80, la animación japonesa se inclinaba mucho por lo atroz y lo erótico. Urotsukidoji (1987-1989) o Genocyber (1994) constituyen algunos ejemplos prominentes dentro de esta tendencia. Sin embargo, Ninja Scroll también puede considerarse uno de sus grandes representantes. La aniquilación de los ninjas del clan Koga es un ejemplo de que la acción es brutal y grotesca. Decenas de cuerpos partidos por una espada gigante de doble hoja caen al suelo mientras se forma una lluvia de sangre y el ninja de piedra aprovecha para beber, con grosería y vileza, el chorro de sangre que brota de un brazo. Sin embargo, la violencia no es lo único.

El sexo también emite un aroma similar, a pesar de que el olor no proviene de la sangre o las vísceras. Al igual que en Wicked City, aquí aparecen mujeres atractivas que muestran -no siempre voluntariamente- sus cuerpos desnudos. En el caso de los antagonistas, su sensualidad es una trampa. Una vez revelada su naturaleza, la atracción se esfuma y el horror se apodera del público. Esta vez no tenemos body horror, pero las habilidades de Benisato son suficiente para sentir asco y pavor. Y como no podía ser menos, el sexo no consentido se manifiesta en más de una ocasión. Pese a ser un tanto explícito, no ralla en lo pornográfico. Es incómodo y desagradable, no algo que el director apruebe. De hecho, esto es importante porque tiene una función extra dentro del filme que más adelante comentaré.

Para finalizar este apartado, antes es necesario que me pare en la relevancia del engaño en el relato. Hace unos cuantos párrafos afirmé que estos ninja no son convencionales. Pero aún sin ser como los reales, ellos también son maestros del engaño. No solo mienten, fingen y traicionan a los demás sino que usan toda clase de trucos para salir victoriosos en sus disputas. El campo de batalla no es un lugar para hacer ostentación de caballerosidad u otras virtudes propias de un guerrero honorable. Si bien hay excepciones como la camaradería que exhibe Jubei con Kagero o la petición de Mujuru, el espadachín ciego que solicita un duelo con Jubei.


De cualquier forma, la película demuestra que su mundo está dominado por el engaño. Las tretas y las artimañas son utilizadas constantemente por los personajes. La mayoría del tiempo son útiles para el combate, tal como exponen a los ojos del dúo protagonista los Ocho Demonios de Kimon. Como ejemplos me sirven las sombras de Shijima o los hilos ocultos de Yurimaru. Ninguno actúa de frente y revelando sus cartas de antemano. Pero el combate no lo es todo. El viejo zorro de Dakuan se lo prueba a Jubei cuando le chantajea para que le ayude a desbaratar los planes del enemigo. El anciano se aprovecha de su envenenamiento y le promete un antídoto y cien monedas de oro, pero no tiene intención de darle nada a cambio. En cierta forma, nos enseña que debemos tener cuidado con los truhanes como él.

Fuera de lo convencional: reciprocidad y complementariedad

Amor, parejas y romance siempre han sido recursos efectivos para encandilar y atrapar al gran público. Más allá de aquellos filmes y series donde el amor es el tema central (dramas y comedias románticas como Kimagure Orange Road, 1987-1988; o Marmalade Boy, 1994-1995), las historias de aventuras y acción también participan en la construcción de romances apasionantes. De ejemplos tenemos En busca del arca perdida (1981), Terminator (1984), Vampire Hunter D (1985) o El ejército de las tinieblas (1992). A menudo, reciben un papel menor, de la categoría de subtrama. Pero lo importante es introducir alguna, aunque el enlace resultante sea convencional o un tanto idealista.

Esta clase de defectos también están presentes en varios de los filmes nombrados. De ahí que muchos de sus romances resulten olvidables. A menudo el amor nace de la interacción entre un hombre fuerte e intrépido y una mujer atractiva, víctima de las fechorías de los villanos. El protagonista aprovecha el momento para encantarla con su hombría y heroicidad. Aunque la mujer no se entienda con él, la experiencia de la aventura le hará cambiar de opinión mágicamente. Le guste o no le guste, finalmente se besarán tras superar muchos obstáculos y una insoportable tensión sexual. En su tiempo, estos romances eran muy populares y se repetían como el ajo. Para mí es una suerte que hayan abandonado las primeras posiciones.

Ninja Scroll no relata un romance sobresaliente, pero tiene un lugar destacado en la narración y merece —en comparación con los anteriores— ser comentado. Para empezar, parémonos en el componente femenino. Kagero no responde a la imagen estereotipada de la mujer del cine de acción adulto, aunque presenta similitudes. En primer lugar, es una mujer joven y bella que encuentra en el amor hacia Jubei algo valioso. En segundo término, ocupa un papel auxiliar en la acción y en más de una ocasión necesita ser salvada tras un ataque, secuestro o violación. A pesar de todo esto, no es una damisela en apuros ni una cáscara vacía. A su rol se le da un par de vueltas. Y, por si quedan dudas, adelanto que su conflicto personal supera al del propio protagonista con Gemma Himuro, poniendo la nota dramática en la obra. 


¿De qué tipo de conflicto hablamos? Aunque no lo parezca su malestar no empieza en el amor sino en el hecho de que nunca ha sido valorada por los demás, ni siquiera por los miembros de su propio clan. Más allá de su condición de mujer, ella es la catadora de venenos del clan Koga y ello hace que su cuerpo sea venenoso y mortal. Por esa razón ha sido aislada del resto y todos la temen. Esto ha hecho que Kagero se sienta herida, aunque no lo manifieste a los demás. Su orgullo le impide dejar que otros sepan que es más frágil de lo que parece. Su corazón está cerrado y no confía en nadie. Su interacción inicial con Jubei demuestra esta tesis: desconfía de sus intenciones, rechaza su ayuda, ... Incluso cuando forman oficialmente un equipo, junto con el viejo, mantiene la distancia. Para ella la colaboración es puntual y basada en el interés mutuo por vencer a un enemigo común. Se niega a aceptar la camaradería de Jubei —por creerla falsa— y para ella un favor debe ser pagado con otro.

Con todo, y pese a que se mantiene a la defensiva, las acciones y palabras de Jubei acaban por tirar la muralla de su corazón porque en el fondo desea ser apreciada por otra persona. ¿Y qué podemos decir de Jubei? El rōnin se define por su honradez, caballerosidad, camaradería y pacifismo. Si bien su disposición para no meterse en peleas queda de lado cuando ocurre un acto que sus principios no pueden tolerar como la violación que sufrió su compañera. Siguiendo con dichos principios, él valora mucho la honestidad de sus clientes y no le importa arriesgarse por poco dinero. De ahí que rechazara la petición de Dakuan, a quien se le veía a leguas su falta de integridad.

Al igual que Kagero, el rōnin tampoco es lo que parece. En la escena de apertura, casi como si pretendieran engañarnos, Jubei se perfila como un lobo solitario tan fuerte que es capaz de derrotar a cualquiera fácilmente. Podríamos compararlo con otros héroes aparentemente invencibles como Yo Hinomura, Momotaro Tsurugi, Ryo Saeba, Locke, Duke Togo, Cobra, Rambo o Indiana Jones. Pero nada más lejos de la realidad. Kawajiri rompe con el estereotipo de hombre invencible porque Jubei necesita del apoyo femenino para sobrevivir a casi todos los combates. Esto no solo otorga tensión al relato sino que en el contexto de la relación de los dos personajes es un elemento de unión crucial.


Si os habéis fijado la mayor parte de los duelos de Jubei acabaron en victoria del samurái gracias a la intervención de Kagero. Véase el envenenamiento de Tesai, el acto oportuno en el templo o la espada en el bambú frente a Mujuro. Sus gestos dan la impresión de ser menores, pero al final se revelan decisivos. Este factor complementador que es Kagero refuerza mucho su vínculo a nivel subtextual. Pero hay otros elementos que fortalecen la unión. Igual o más importantes también son el sexo, ya que Jubei establece como correcto el sexo consentido y querido por las dos partes, en contraposición al que sostienen el chambelán y Tessai; y el veneno, la sustancia que hace peligrar la vida de Jubei, pero al mismo tiempo es el remedio que solo Kagero puede suministrarle —y con ello salvarle la vida— por medio de un acto amoroso-sexual. Una última pieza de enlace la constituye Dakuan, que al igual que Mayart de Wicked City, hace de celestino o cupido entre ambos. 

Finalmente, tras mucho batallar en este mundo de engaños y trampas, Kagero se da cuenta de que él la aprecia como una compañera invaluable, una guerrera y alguien que merece ser amada. Una visión diferente si lo comparamos con su superior quien cree que es alguien reemplazable, sus conocidos que no la consideraban un miembro del clan o el enemigo que solo la ve como un cuerpo que violar. Y también muy distinta respecto a las parejas descritas anteriormente donde el vínculo es débil, superficial y hasta ridículo. El hombre no se relaciona con la mujer con el fin de llevársela a la cama sino que lo hace porque aprecia su labor en su aventura. Sin duda, un romance espléndido.

Conclusión

Para mí Ninja Scroll ha sido una gran experiencia, tal vez la más enriquecedora y deleitable de toda mi vida en el cine de animación. Pese a que la he degustado cerca de nueve veces, aún me siguen fascinando muchas de sus batallas marcadas por la exhibición sangrienta, las muertes, los desnudos, las poses y las habilidades variopintas. También, casi en la misma medida, me encanta observar cómo se construye la relación de amor y camaradería entre el rōnin y la ninja del clan Koga. Por ello no es extrañe que el día menos pensando me ponga a analizar individualmente alguna de las escenas de la película, aunque temo no interesa a la mayoría de mis lectores. No todos comparten mi misma pasión por la cinta.

Por otro lado, soy plenamente consciente que este análisis es imperfecto. Si comparo mi prosa con la que gastan otros escritores e investigadores, está claro que tengo un grandísimo margen de mejora. Respecto al contenido, pienso que me detengo con calma sobre los puntos clave del filme, aunque podría ampliar para acoger otros aspectos de menor entidad. Aquí entrarían carencias y matices (relación héroe-villano, combate por turnos, el trasfondo de Kagero, etc) que, en mi opinión, ofrecerían una imagen más completa de la cinta y que son mejorables. No obstante, estoy muy contento con este análisis y creo que es uno de los mejores que he hecho. Sin más que decir me despido de vosotros y hasta otra.

Bibliografía

-García Mariño, I. (2019): Papel y representación de la mujer en el anime de los años 90, Trabajo de Fin de Grado inédito, Universidad de la Coruña, Ferrol.
-Sai, H. (productor); Kawajiri, Y. (director). (1993) Ninja Scroll [Cinta cinematográfica] Japón: Madhouse.
-(1998) Ninja Scroll (movie) - Anime News Network. Disponible en:
https://www.animenewsnetwork.com/encyclopedia/anime.php?id=485 (Accedido: 30 de noviembre de 2019).
-(1998) Rintaro - Anime News Network. Disponible en:
https://www.animenewsnetwork.com/encyclopedia/people.php?id=2617 (Accedido: 30 de noviembre de 2019).
-(1998) Yoshiaki Kawajiri - Anime News Network. Disponible en:
https://www.animenewsnetwork.com/encyclopedia/people.php?id=72 (Accedido: 30 de noviembre de 2019).
-(2019) Juubee Ninpuuchou (Ninja Scroll) - MyAnimeList. Disponible en:
https://myanimelist.net/anime/617/Juubee_Ninpuuchou?q=Ninja%20scr (Accedido: 30 de noviembre de 2019).
-SakugaBooru/ninja scroll. Disponible en: https://www.sakugabooru.com/post?tags=ninja_scroll+ (Accedido: 30 de noviembre de 2019).

Calificación: 9


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4 Comentarios

  1. Pues he de estar de acuerdo, sin duda es uno de tus mejores escritos.
    Gran análisis!
    Hace bastante tiempo que no veo la película, la volveré a ver animado por tu texto.

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    1. Gracias, te recomiendo verla cuando tengas tiempo.

      Un saludo

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  2. Gran análisis de una de las películas favoritas de mi juventud.

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