Reseña: Saint Seiya


  • Año: 1986-1989
  • Capítulos: 114
  • Estudio: Toei
  • Género: Acción, Fantasía

Recurriendo a la Antigua Grecia 

Sinopsis

Cuando la maldad reina en el mundo y toda esperanza parece perdida, aparecen los guerreros de la esperanza. ¡Los Caballeros del Zodíaco! Hace mucho tiempo un grupo de valientes jóvenes protegía a la Diosa Atenea. Ellos eran conocidos como los Caballeros del Zodíaco. Combatían siempre sin armas porque sus puños eran capaces de partir en dos el cielo y sus piernas de abrir el suelo bajo sus pies. Y ahora... un nuevo grupo de caballeros armados del mismo coraje y poder hacen su aparición. 

Trama y Desarrollo

Muchos nombran a Dragon Ball (1986) como el gran referente del shonen de peleas. Es cierto, pero no podemos ignorar a otro peso pesado de los años 80: Saint Seiya. Su autor, Masami Kurumada, es bien conocido en el medio, ya que no solo creó Saint Seiya sino también otros mangas como Ring ni Kakero (1976) o B’TX (1994). Sin embargo, la obra reseñada fue la más importante para el mundo del manganime. Su adaptación a anime corrió a cargo de Toei, siendo dirigida por Kozo Morishita en sus primeros 73 episodios y por Kazuhito Kikuchi en el resto. La influencia de esta obra se hizo notar muy pronto, tal como se puede ver la creación de las series Yoroiden Samurai Troopers (1988) o Tenkuu Senki Shurato (1989), que utilizaban elementos suyos como las armaduras y el grupo de héroes. Sin embargo, hablar de toda su contribución sería largo, así que vayamos al grano.

Saint Seiya es una obra de acción y fantasía que nos cuenta la historia de un grupo de cinco héroes cuya misión es luchar contra el mal, defendiendo a la diosa Atenea. La serie está dividida en varias sagas debido a su larga duración, siendo especialmente importante la Saga del Santuario, la cual se encuentra fraccionada en pequeños arcos. Esta reseña solo se refiere a los primeros cuatro: Galaxian Wars, Black Saints, la Lucha por el Casco Dorado y Silver Saints. Sin embargo, no voy a hablar de una en una sino que será una reseña general. Menciono los arcos concretos porque no quiero decir nada erróneo respecto a lo que ocurre posteriormente. No me gusta predicar algo de un conjunto sin haberlo visto entero -más cuando posee una narrativa lineal- y por eso prefiero acotar a lo visto.


Con lo que he visto puedo asegurar que Saint Seiya era más shonen de peleas en un principio que Dragon Ball. Para empezar, este empieza con un arco de torneo donde se enfrentan los Caballeros de Bronce que completaron su entrenamiento tras más de un lustro lejos de sus hogares. Ahí somos testigos de varios recursos clásicos del género como la acción constante, las explicaciones sobre los poderes de cada uno, las declaraciones de superioridad, los duros entrenamientos, la exhibición de su fuerza y habilidades, la figura de un mentor o maestro (Seiya y Shiryu), los ataques especiales y un largo etcétera. En sagas posteriores ya introducirían otros también comunes como la aparición de un enemigo mucho más poderoso que los héroes, con aspiraciones de venganza y dominio, las contrapartes oscuras de los protagonistas, incapacitación del protagonista por un efecto inesperado, etc. Hoy en día, nada de esto impresiona mucho, pero en aquel tiempo era fresco. No es de extrañar que muchos se engancharan ante tal novedad, más cuando su narrativa era lineal y no episódica.

Por otra parte, tenía varios aspectos atractivos. Uno de ellos sería el universo relacionado con la Antigua Grecia, sobre todo aquello basado en su mitología de dioses y héroes. Sin embargo, yo no diría que se trata de un universo muy fiel a ello sino que toma aquello que más le conviene para crear un mundo a su medida. Véase que aquí no hay exactamente el mismo panteón de dioses sino que hay unos cuantos como Atenea, quien protege al mundo y no solo la ciudad de Atenas. También está el Santuario, el lugar donde está la orden de los 88 Caballeros. Su organización es jerárquica y están dirigidos por el Patriarca, la máxima autoridad después de Atenea. Con tantos guerreros uno se interesa en conocer a todos los posibles. E igual que otros shonen, Saint Seiya posee su propia energía: el Cosmos. Este sería un poder que permite a los Caballeros realizar hazañas sobrehumanas y controlar poderes muy diversos cuando lo hacen explotar en su interior. Su otro atractivo estaría más relacionado con lo estético, concretamente las armaduras y las posturas o poses de combate. De por sí la serie retrata a muchos de los habitantes del Santuario con cabellos abundantes, máscaras, hombreras anchas, guantes, cascos, sandalias, faldón, etc. Muy al estilo de la Grecia Antigua. Sin embargo, las armaduras eran mucho más fascinantes para el público. Cada una era diferente de la otra, ya que según la constelación del Caballero cambiaba. Diferentes tamaños, colores, accesorios, armas, etc. ¿A quién no le gustaría vestir una? En cuanto a las poses, uno las llega a encontrar muy entretenidas de observar porque parecen una mezcla de artes marciales, baile coreografiado y alguna clase de poder místico. Sin duda, nadie se cree que Seiya esté dibujando un pegaso de verdad con los brazos, pero sigue siendo divertido. Además, solían invocar a los animales que representaban como Seiya el pegaso, Ikki el fénix o Hyoga el cisne. Sailor Moon aprendió un poco de esto.


¿Pero qué hay del desarrollo de la trama en sí? Desde mi punto de vista, la serie se convierte en algo muy formulaico y repetitivo. Viéndolo desde una perspectiva positiva, cada saga es algo distinta por los objetivos. El primer arco es un torneo y el segundo arco una lucha entre los dos grupos por la armadura. Sin embargo, tras la pérdida de la armadura el asunto se vuelve algo cansado porque el enemigo está enviando a sus secuaces para arrebatarles el casco o acabar con sus vidas. Es combate tras combate, sin mucho más que le de interés a la serie. No ocurre como con el primer Dragon Ball (1986) u One Piece (1999) donde uno puede disfrutar también de la aventura o el humor aparte de la lucha. Ni siquiera hay mucha interacción de personaje entre los guerreros, más allá de su función. Pero creo que la experiencia sería menos agotadora si el ritmo fuera más ágil, pero resulta que es lo contrario. Como es obvio, esta lentitud fue provocada por Toei por cuestiones de tiempo y dinero. Esta práctica era muy común en su época, aunque algunos pretenden ver en Toei alguna clase de demonio. Eso sí, voy a enumerar las causas de que el anime fuera tan sumamente lento. En primer lugar, estarían las recapitulaciones al inicio de cada episodio. Normalmente duran 30-45 segundos y no tengo mucho problema con ellas, excepto cuando se exceden del minuto, pero no es algo que ocurra a menudo. A continuación, las secuencias de transformación y ataque son mucho más frecuentes de lo que deberían. No gastan tanto tiempo como en Sailor Moon (1992) o Digimon (1999), pero no ayudan mucho. Otro inconveniente lo constituyen algunos recursos narrativos como los flashbacks de algo ocurrido anteriormente, utilizado a modo de recordatorio, o los monólogos y diálogos que nos transmiten información que ya conocemos o remarcan algo obvio que se entiende solo con verlo. Un cuarto grupo lo forman aquellos momentos generados por lentos paneos, tilts o zooms in/out. Sé que a veces intentan describir algo o generar tensión, pero su abuso delata que la intención era ganar tiempo. Por último, añadiría los eventos inútiles o interrupciones que retrasan la línea argumental que se estaba siguiendo. Véase cuando Docrates escapa al llegar la policía, algo que no tiene sentido porque no pueden hacer nada en contra de su poder. Cabe decir que todo lo mencionado ocurre con más frecuencia durante los capítulos de relleno.



Dicho esto sería mejor hablar de la acción, el pilar fundamental. Los combates consisten en peleas entre el protagonista y sus amigos contra los secuaces del Patriarca y otros enemigos influenciados por las fuerzas malignas. Podría decirse que son peleas cuerpo a cuerpo, pero añadiendo también el factor sobrenatural debido a los poderes que manejan los Caballeros. Desde una mirada técnica, otra vez nos encontramos con una serie de bajo presupuesto que utiliza muchos recursos de animación limitada, siendo quizá lo más molesto el reciclaje de secuencias de transformación y ataque. Contra todo pronóstico, la dirección me sorprendió bastante en las escenas de lucha porque sabe utilizar de vez en cuando sus recursos de formas creativas e interesantes. Por ejemplo, usar líneas de impacto alrededor del ataque del oponente para reforzar la idea de que el golpe será tremendamente fuerte en vez de limitarse a colocarlas de fondo (imagen 1). También sorprende con sus "Postcard Memories", dando más fuerza dramática a la escena al estilo Dezaki. Sin duda, tiene mérito por mucho que haya alguna caída en la calidad de la animación, en lo tocante al dibujo o al movimiento. Es una suerte que también la serie esté acompañada de una buena banda sonora y unos potentes efectos de sonido.

Sobre la acción, debo decir que exhibe una violencia inusitada para ser una serie de televisión. Hay muchos ejemplos violentos en su tiempo, pero se circunscribían más al mercado de OVAs donde ahí no había censura. En muchas ocasiones, los golpes de los Caballeros parecen armas pesadas cuando impactan, comparables a un martillo o una maza. No importa si son puñetazos, patadas, placajes o agarres. El dolor que expresan ya nos ilustra sobre su potencia. Sin embargo, la sangre quizá sea lo más común. Las peleas son muy sangrientas, con los personajes escupiendo sangre o sufriendo más de una herida importante. En el caso de Shiryu llegan a ser un espectáculo no apto para sensibles. Hasta hay algún caso de pequeña mutilación como la oreja cortada de Cassius. Y como no haberlo si cuando sus golpes pueden destruir armaduras o dejar pequeños cráteres en el terreno de batalla. En general, las batallas son retratadas como situaciones muy peligrosas, de vida o muerte. Tal como demuestran los muchos enemigos muertos tras pelear con los héroes.

Desafortunadamente, estos combates poseen un terrible defecto. Que en alguna ocasión haya peleas donde la acción es más tibia y mediocre como el combate entre Hyoga e Hidra es aceptable. Pero no el abuso que se hace aquí del plot armor. Todo el daño que reciben los personajes parece tener poca importancia, por mucho que veamos que está sufriendo. Literalmente se desenvuelven mejor una vez les golpean de gravedad que cuando se encuentran en perfecto estado. Da igual cuantos litros de sangre derramen que se levantarán una y otra vez. Esto aplica sobre todo a Seiya y Shinryu. El segundo probablemente sea más grosero en esta primera parte porque sobrevive a pesar de quitarse su armadura con frecuencia o perder enormes cantidades de sangre antes de un combate. Y Seiya… nada. Su voluntad es como un combustible que nunca se agota.


Pero casi peor son esos escenarios amañados a última hora donde el autor salva a personajes que estaban destinados a morir por un golpe fatal. Véase Shinryu al recibir el puñetazo de Seiya en el corazón o Ikki atravesando el corazón de Hyoga. En ambos casos se inventa excusas pésimas como que si te golpean con un golpe de igual intensidad contrarrestas el golpe mortal o que Hyoga pudo sobrevivir gracias a un colgante, algo que no tiene sentido porque el puñetazo de un Caballero sería capaz de romperlo sin hacer esfuerzo. Varios encuentros se resuelven así o tomando la ayuda de la Armadura de Oro, que si se encuentra cerca bloquea un ataque mortal. Por otro lado, los combates también pierden tensión por culpa de exposición imbécil. El hecho de que dos personajes parloteen en medio de un combate no es muy irritante si no se alargan en su conversación, pero ya es de traca que empiecen a explicar sus poderes, contar sus debilidades o dejar que el otro se recupere mientras le explica lo grandioso que es. También odio esos frecuentes intentos de crear tensión al declarar el rival lo tan fuerte que es o que si se arriesga haciendo X morirá seguro, pero luego no pasa nada o se sacan otro deus ex machina para solucionarlo. Si eres fuerte demuéstralo y cállate, petardo.

De forma más general, podría comentar las numerosas inconsistencias del anime, pero me temo que perdería el tiempo porque cualquiera con dos dedos de frente puede verlas. En este sentido, su caso se parece mucho al Dragon Ball Z (1989), que tenía muchísimos problemas para justificar todas las incoherencias que aparecían. En la actualidad, los nekketsu saben apañárselas mucho mejor en ese apartado, creando menos dudas. Pese a ello, su solemnidad y dramatismo aún resultan impactantes. La ausencia de humor sería una contrariedad en lo tocante a poca variedad, pero ayudó a que todo se sintiera mucho más serio y crucial. Sin eses pasados tan duros, esas peleas tan difíciles, etc. creo que el anime no podría emitir ese sentimiento tan pesado, tan trágico casi. No olvido sus defectos, pero mentiría si, por ejemplo, el acto de Shiryu para reparar las armaduras derramando su sangre no tiene capacidad de conmocionar. Al menos, aquí los valores de amistad, honor y demás calan mejor.

Personajes

El equipo central de Saint Seiya está formado por los cinco Caballeros de Bronce, pero no son los únicos personajes que aparecen. Otros personajes como Saori, Shaina o Marin también son bastante recurrentes en la historia, especialmente la primera. No obstante, el protagonismo se lo llevan los cinco héroes. Si bien Seiya tiene más cuota de pantalla, la participación de todos es fundamental, ya que necesitan luchar juntos para superar los desafíos que se les presentan. Gracias a esto, el papel de los cinco es igual de importante. El espectador se siente más libre de decantarse por cualquiera de ellos, ayudado por diferencias en personalidad, poderes, circunstancias personales, motivaciones, armaduras, etc.


En mi opinión, los personajes están un nivel por encima de esos “equipos de cinco” que podías ver en Gatchaman (1972) o Voltron: Defender of the Universe (1981). Eran más básicos en todas los factores que he mencionado, aparte de que les faltaban personalidades más genuinas y no las que parecían tener por defecto. Véase al clásico gordito que se caracterizaba por ser glotón e inseguro y poco más. A pesar de ello, los personajes de SS siguen siendo simples en todos los apartados. Por ejemplo, cada uno tenía una motivación simple como la venganza en Ikki o la búsqueda de un ser querido en el caso de Seiya. Aparte una vez son presentados en los primeros episodios, se hace poco hincapié en profundizar sobre aquello que sabemos de ellos. Hasta cuando hay novedades como el capítulo donde aparece el maestro de Hyoga para la lucha con su alumno, apenas se molestan en retratar con detalle la relación entre pupilo y mentor, ofreciendo una imagen genérica del mismo, es decir, el clásico maestro amable, pero duro.

Otro defecto era la escasa interacción de los personajes principales para nada que no fuera su misión de pelear contra las fuerzas del mal. Sin duda, hablaban entre ellos, pero nunca se detenían mucho tiempo en temas personales. Me habría gustado verlos viajar o salir a tomar algo como amigos que son. Sobre Saori, debo decir que tiene un desarrollo de personaje algo interesante, ya que mejora su relación con los Caballeros a medida que pasa el tiempo. No solo por el hecho de ser Atenea sino porque se esfuerza en estar cerca de ellos y mostrar preocupación. Marin y Shaina también tienen lo suyo, pero salen bastante menos. Acerca de los enemigos, la mayoría caen en la categoría de insulsos si ignoramos que haya varios con poderes y armaduras vistosas. En cambio, hay otros algo distintos como el narcisista de Misty. Pero nada que logre impresionarme porque al final muchos caen en lo negro en vez de en lo gris.

Calificación: 6


Publicar un comentario

4 Comentarios

  1. Tocas mi infancia en esta entrada. Debo decir que siempre recuerdo este anime de forma genial y cada que lo veo sufro una suerte síndrome de mandela

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y resulta menos impactante. Sin embargo, aun le tengo cariño y el arco de Hades es genial.
      Un abrazo.

      Eliminar
    2. En mi caso, yo solo vi un par de episodios de pequeño, así que el factor nostalgia no estaba ahí para nublar mi criterio. La verdad no la disfruté mucho, de ahí que no la acabara y acotara la reseña hasta ciertos arcos. Mi pelea favorita fue la de Shinryu vs Argol de Perseo porque a diferencia de las demás carecía de defectos notables, llegando incluso a soluciones con algo de sentido para ganar.

      Saludos

      Eliminar
  2. Holaaaa (。◕ ‿ ◕。)/
    Yo vi saint seiya pero cuando era más niña e incluso no lo vi completo porque me pareció muy aburrido, claramente estaba más babosa por sailor moon que por este seinen, por lo que nunca comprendí bien la historia :C

    Espero puedas pasarte por mi humilde espacio ♥

    穛 S4Ku SEK4i®

    ResponderEliminar
Emoji
(y)
:)
:(
hihi
:-)
:D
=D
:-d
;(
;-(
@-)
:P
:o
:>)
(o)
:p
(p)
:-s
(m)
8-)
:-t
:-b
b-(
:-#
=p~
x-)
(k)