Sinopsis
Tras la derrota del malvado Sagat a manos de Ryu, el artemarcialista decide emprender un viaje por el mundo para mejorar sus habilidades y luchar contra otros poderosos luchadores. Durante su etapa de vagabundeo, un nuevo enemigo aparece: Shadaloo. Esta organización criminal, dedicada al tráfico de drogas y armas, secuestra y lava el cerebro a luchadores profesionales con el objetivo de convertirlos en esclavos a sus órdenes. Entre los objetivos de la organización se encuentra Ryu, quien muestra un potencial de batalla sin igual aunque cerca de su nivel también se encuentra su mejor amigo y rival: Ken Masters. Para acabar con la amenaza, la Interpol y el ejército de los Estados Unidos —liderados por los agentes Chun-Li y Guile— buscan simultáneamente a Ryu y la base secreta de Shadaloo. Sin embargo, M. Bison, el líder de la organización, es un hombre que no se rinde fácilmente.
Trama y Desarrollo
Para hablar de esta película es imposible obviar el hecho de que adapta el primer videojuego de fama mundial de la saga: Street Fighter II (1991). El responsable de popularizar el género de lucha dentro de este medio se merecía, sin duda, un filme a la altura. Aunque el encargado del trabajo, Group TAC, no fuera de los estudios más sobresalientes del momento el resultado visual superó las expectativas y contó con la implicación de pesos pesados de la industria como el director Gisaburou Sugii (Night on the Galactic Railroad, 1985; y The Tale of Genji, 1987), a quien le llegó de rebote el proyecto ante la renuncia de Masashi Ikeda. El proyecto costó cerca de 6 millones de dólares, pero generó alrededor de 16 millones en la taquilla japonesa. Ahora bien, ¿la calidad de la propuesta está al nivel de su éxito comercial?
Street Fighter II: La película (1994) es una obra que encaja perfectamente dentro de aquel grupo de filmes de acción de los años 80 y 90 en que el argumento inicial era casi una excusa para mostrar estupendas escenas de acción: persecuciones en auto, destrucción de ciudades, exhibiciones de fuerza sobrehumana y, sobre todo, peleas a muerte. Sin embargo, podemos hilar más fino al vincularla con el auge de las adaptaciones de videojuegos de peleas. Esta tendencia se hizo un hueco importante en el medio durante parte de la década de 1990. Así, tuvimos una avalancha de títulos que incluyen la trilogía de Fatal Fury (Legend of the Hungry Wolf, 1992; The New Battle, 1993; y The Motion Picture, 1994), Art of Fighting (1993) o Samurai Shodown: The Motion Picture (1994).
Al igual que muchos de estos títulos, el largometraje es mayormente una reunión de grandes luchadores. Cada integrante del plantel de Street Fighter II, incluidos los nuevos personajes introducidos en Street Fighter II: The New Challengers (1993), está presente para hacer gala de su estilo de combate (kárate, muay thai, sumo, etc.) y técnicas características (Shoryuken, Sonic-Boom, entre otras). Ni uno solo quedará sin una pequeña porción de protagonismo para enseñarnos lo mejor que tienen en asombrosas peleas 1vs1 —a excepción de la última por la colaboración de Ryu y Ken contra M. Bison—.
Y un servidor dice asombrosas porque estas peleas, que incluyen artes marciales y poderes psíquicos, son una absoluta delicia en términos de acción. Como punto de partida, el diseñador de personajes Shūkō Murase se decanta por el realismo, sin caer en la estilización y la simplificación. Sus luchadores son grandes y musculosos (excepto por Cammy y Chun-Li), destacando por el volumen y el cuidado de la anatomía. Las secuencias de acción, que fueron coreografiadas por Kazuyoshi Ishii (fundador del K-1) y Andy Hug (kickboxer profesional), otorgaron mayor verosimilitud a los diferentes estilos de pelea de los luchadores a pesar de la fuerza sobrehumana que exhiben. Aquí probablemente destaque el encuentro entre Chun-Li y Vega, el cual fue animado en gran medida por Toshiyasu Okada. La diferencia se encuentra, entre otros factores, en que los personajes involucrados sobresalen menos por sus músculos y más por su capacidad acrobática y movimientos ligeros. Además, el combate también resulta más salvaje en términos de violencia por el uso de la garra metálica de Vega.
Por desgracia, Street Fighter II: La película está lejos de ganar un galardón a mejor película por una serie de inconvenientes mayores. Al igual que Ninja Scroll (1993), el filme reseñado es casi una sucesión de combate tras combate que termina con el enfrentamiento final contra M. Bison. Sin embargo, donde Kawajiri triunfa al agregar obstáculos relevantes en el camino y aprovecharlos para desarrollar la relación entre Jubei y Kagero, los combates de Ryu y Ken en la primera parte no aportan casi nada significativa al conflicto entre los héroes y Shadaloo. Enfrentamientos como los de Blanka y Zangief o Dhalsim y E. Honda podrían ser eliminados del metraje sin que implicaran una dificultad posterior. Es decir, son poco más que fanservice para los fans del videojuego. Su única función es contribuir al espectáculo porque no pueden funcionar como lo hacían en el videojuego, donde existe un gameplay. Sin lugar a dudas, esto no es casual porque Capcom exigió al director que “todos los personajes de Street Fighter II debían mostrarse junto con sus habilidades”.
Esta acumulación innecesaria de personajes perjudicó a la caracterización y el desarrollo de la relación entre Chun-Li y Guile, que ocupan un lugar privilegiado dentro de la narrativa en calidad de representantes de la justicia. La conexión entre ambos personajes está relacionada con el hecho de que comparten la muerte de un ser querido a manos de M. Bison, pero esta cuestión no se explora. La relación, al menos, progresa a partir de varios encuentros donde la jovencita logra convencer al hombre de no vengarse en solitario e investigar junto a ella hasta que es herida de gravedad por Vega. Tristemente, su aportación a la resolución del conflicto es demasiado insuficiente, tanto que si descontamos el trabajo de los miembros de la Interpol en la búsqueda de Ryu y la destrucción del escondite lo único que hicieron fue vencer a Vega. Y la hazaña es un mérito de Chun-Li, por lo que Guile termina en peor lugar. Curiosamente, ambos también comparten la ausencia de una relación con el protagonista, quien se entera de la existencia de Shadaloo por otros luchadores sin conexión con ellos y todo este embrollo.
Por fortuna, el vínculo de Ryu y Ken está mejor construido gracias a la presencia de pequeños flashbacks que nos informan de su amistad y rivalidad durante el tiempo en que ambos entrenaban juntos en el mismo dojo. Si bien no hay contacto hasta el final, esta cuestión no presenta problemas más allá de la falta de creatividad de su quiebre mental y pelea conjunta. Que, por cierto, si hablamos de ellos hay que mencionar al responsable de su enfrentamiento: M. Bison. Sin duda, este villano tiene suficiente presencia gracias a su diseño de personaje, el carácter autoritario y la superioridad exhibida en sus enfrentamientos. Sin embargo, M. Bison es plano y monótono durante la mayor parte de sus apariciones, ya que sus interacciones con otros personajes son limitadas a causa de que convirtió a sus secuaces en títeres.
En conclusión, Street Fighter II: La película es una película esencialmente apreciada por los fans de la saga de videojuegos. Sin duda, el filme es un largometraje con sus muchos aciertos en términos de animación y acción por los diseños de personaje realistas y las coreografías de pelea supervisadas por maestros de artes marciales. Muchos lo disfrutarán por cumplir con lo más relevante a la hora de adaptar de un videojuego de peleas. Sin embargo, y aunque Sugii quiere ser fiel a la esencia del juego, su propuesta resulta demasiado insustancial para el resto de los espectadores. Sea a la hora de articular el argumento o sea construyendo las relaciones de los personajes principales (Ken y Ryu; Chun-Li y Guile). La posibilidad del gameplay no es accesible para el cine de animación, por lo que su contraparte interactiva es superior como pieza artística.
Calificación: 6
2 Comentarios
Hace años que vi esta película y la verdad es que en su momento me gustó mucho porque siento que el trato que le dieron, fue mucho más adulto a su contraparte animada en su serie de televisión, la resolución como el final de otros personajes me agradaron demasiado, creo que sumando a las OVAs de Street Fighter Alpha, son el mejor producto animado de Street Fighter.
ResponderEliminarSoy consciente que no solo dentro de producciones como Ninja Scroll sino dentro de animes que adaptan videojuegos, esta aún esta en deber, pero me parece que debe ser un punto obligatorio para todo fan de street fighter ver esta película pese a que ya tiene sus años encima ha sabido envejecer relativamente bien.
Buena reseña amigo, que gusto me da ver que hayas escrito muchas reseñas en estos meses
Buenas,
EliminarDesde mi punto de vista, la adultez a la que aludes está presente en la preeminencia de la violencia, pero no creo que haya otros aspectos que denoten esta adultez respecto a la serie. Para los fans del videojuego está claro que es recomendable.
Saludos