Historia de la animación del siglo XX: Sudeste Asiático

Introducción

El término “Sudeste Asiático” hace referencia a una de las 22 subregiones mundiales creadas por la División Estadística de la ONU en 1999. Esta subregión abarcaría una parte continental, constituida por los territorios de Birmania, Camboya, Laos, Singapur, Tailandia y Vietnam; y una parte insular, formada por los países de Brunei, Filipinas, Indonesia, Malasia y Timor Oriental. La denominación Sudeste Asiático no ha sido empleada únicamente por la ONU, ya que se usa desde mediados del siglo XX. No obstante, esta división político-geográfica resulta útil para el propósito de este artículo que pretende construir una pequeña historia de la animación.

Por lo general, la animación ha estado muy relegada en el ámbito cinematográfico frente al cine de imagen real. ¿Cuáles son las causas? Dejando a un lado los prejuicios que han colocado la etiqueta de infantil a la mayor parte de la producción comercial, hay que reconocer que la animación es una actividad artística realmente costosa. La elaboración de un solo largometraje requiere el trabajo de cientos de personas, especializadas en múltiples esferas como dirección, animación principal, guion, fotografía, coloreado, etc. Además, un animador requiere de unas infraestructuras y equipamientos que no están al alcance de cualquier persona como cámaras, mesas de luz o escáneres. Por tanto, un proyecto de esta envergadura, incluso en las últimas décadas del siglo XX, costaba varios millones de dólares en países desarrollados como Estados Unidos o Japón.


Este inconveniente económico resulta muy problemático en el contexto del Sudeste asiático porque la práctica totalidad de las nuevas naciones partían de una situación desigual tras el final de la IIGM y la retirada de las potencias imperialistas. La descolonización implicó encarar fronteras arbitrarias, regímenes autoritarios y grandes conflictos bélicos (guerra de Vietnam y guerra civil camboyana), pero también una herencia socioeconómica indeseable. El modelo económico de explotación de los recursos naturales y el orden social que privilegiaba a la clase europea necesitaban ser modificados en favor de la población autóctona, construyendo infraestructuras necesarias (hospitales, viviendas, escuelas, aeropuertos, carreteras, entre otros), alfabetizando a las masas populares, fortaleciendo la identidad nacional o desarrollando un proceso de industrialización aprovechando el fenómeno de la deslocalización.

Este progreso ocurrió con mayor o menor lentitud según las circunstancias particulares de cada país, sobresaliendo entre los ganadores Singapur. Sin embargo, la mayoría de los países de los que voy a hablar destacan por su enorme población y notable territorio: Vietnam, Tailandia, Malasia, Filipinas e Indonesia. Con la excepción de Vietnam, que cayó bajo la influencia comunista, los otros cuatro son llamados los tigres asiáticos de segunda generación, ya que tuvieron un desarrollo económico más tardío y deficiente en comparación a Corea del Sur, Hong Kong, Taiwán y Singapur.  De este último, por supuesto, también vamos a hablar, pero vayamos caso a caso.

Vietnam

Como muchos otros países que veremos a continuación, la historia del medio animado en Vietnam comienza en la segunda mitad del siglo XX. Con anterioridad, Vietnam tuvo que hacer frente a retos importantes: la colonización francesa de la península de Indochina, la ocupación japonesa en la IIGM, la Guerra de Indochina contra Francia (1946-54) y la división política en dos estados rivales (Vietnam del Norte y Vietnam del Sur). A pesar de los conflictos bélicos sucesivos, los esfuerzos de un pequeño grupo de artistas germinaron a finales de la década de 1950.


En 1957, los artistas Le Minh Hien y Truong Qua fueron enviados a estudiar animación al principal estudio de la URSS en aquella época: Soyuzmultfilm. Un año después, los artistas participaron en la creación del cortometraje It Will Rain Soon (1959), dirigido por el ruso Vladimir Polkovnikov. Este aprendizaje habilitó a los animadores vietnamitas para fundar Vietnam Animation Studio en Hanoi, la capital del Norte, y producir la primera animación de su historia: Đáng đời thằng Cáo (El zorro que se lo mereció, 1959), basada en el poema antiimperialista de Hồ Chí Minh Con cáo và tổ ong (El zorro y la colmena, 1942). El relato trata de un zorro que intenta desenterrar una colmena para devorar su miel, pero las abejas lo ahuyentan con sus picaduras.

A pesar de las condiciones extremas de la guerra entre Norte y Sur, experimentando dificultades en términos de infraestructuras y de herramientas (especialmente, en los primeros años de la intervención estadounidense), los vietnamitas del Norte produjeron más de 50 cortometrajes hasta la finalización del conflicto. Entre ellos está la primera animación premiada internacionalmente: Mèo Con (Gatitos, 1965), ganadora del Pelícano de Plata en Mamaia (Rumanía). El contenido de estos filmes se definía por su escasa diversidad, centrándose en la propaganda política y el retrato infantil. Los animales como protagonistas eran abundantes. Por influencia de la animación soviética, utilizaban diversas técnicas (dibujos animados, marionetas y cut-out). A partir de 1969, las películas animadas pasaron a filmarse en color.


Tras la victoria del Norte contra las tropas del Sur y las fuerzas armadas de Estados Unidos, tuvo lugar la reunificación del país bajo un régimen de orientación socialista. A pesar de las dificultades del nuevo régimen autoritario (el conflicto con los jemeres rojos de Camboya, la crisis migratoria y las fuertes tensiones con China), el segundo período de la animación vietnamita se aprovechó de la herencia de los equipos cinematográficos de Vietnam del Sur y el apoyo de la Unión Soviética para desarrollarse favorablemente. El target principal continuó siendo el público infantil, pero hubo una ampliación de temas y géneros: cuentos de hadas, folclore popular, historia y ciencia y tecnología. Ejemplos son Ông Trạng thả diều (Trang hace volar una cometa, 1981) y Quà biếu (El regalo, 1981). Poco tiempo después también aparecieron sátiras dirigidas a un público adulto, aunque sin el éxito de los relatos infantiles. Otra novedad de este período es el uso del papel Dó, un papel hecho a mano tradicionalmente utilizado para caligrafía.

En 1986, el gobierno vietnamita inició la senda reformista, colocando a Vietnam en el camino de la integración de la economía global y esforzándose en establecer relaciones diplomáticas con muchos países alrededor del mundo. Esta última etapa supuso una crisis para el sector porque el cambio de modelo puso fin a la política de subsidios estatales, lidiando con la necesidad de autofinanciarse por sí mismos. Las dificultades de adaptación al nuevo modelo implicaron un deterioro de la calidad de las producciones: el movimiento se volvió más torpe y el contenido excesivamente didáctico. Aquí los principales títulos del período fueron, entre otros, Người thợ chạm tài hoa (El hábil artesano, 1992) y Trê Cóc (1993).

Singapur

Singapur es un microestado con una superficie similar a la de Andorra o Kiribati, pero densamente poblado (5,5 millones de habitantes en la actualidad) que jugó bien sus cartas tras su independencia de Indonesia en 1965. La inversión extranjera, la estabilidad política, la inversión en formación, la diversificación de la economía o su posición estratégica en el comercio marítimo internacional son muchos de los factores que explican su éxito económico. No obstante, la tardanza de este desarrollo explica que la animación singapurense también se demorara en adquirir forma. El primer espacio en el que creció fue la publicidad televisiva, apareciendo los primeros anuncios animados en Singapore Broadcasting Corporation (SBC).

En la década de 1980, surgen las primeras empresas dedicadas a la producción de animación. Entre ellas sobresale por su antigüedad el nombre de Animata Productions, fundada por K. Subramaniam (Subra). Su trabajo ha ido progresando lentamente desde comerciales televisivos hasta programas educativos, series de televisión y filmes. En el área comercial, Animata ha obtenido varios premios internacionales. Ejemplo de ello es el anuncio Hooked, producido para una campaña antitabaco que obtuvo el segundo premio en los Telly Awards. Otro logro es la producción del primer largometraje animado de Singapur: The Life of the Buddha (1995). En el ámbito televisivo, Animata también es el responsable de la serie de TV Las aventuras de Hardy Driftwood (1996), orientada a los niños y los preadolescentes.


Otra empresa relevante es Animasia, fundada en 1995 por la multinacional Wuthelam Group para la producción de trabajos en el extranjero (Estados Unidos y Canadá) y la elaboración de comerciales de televisión en Singapur. En 1995, también se colocaron los cimientos de UTV. La empresa pronto se puso en marcha, creando personajes y situaciones de ámbito local para un público internacional. En esta dirección, UTV creó Jo Kilat (1998), la primera animación basada en Singapur que trata las aventuras de un grupo multiétnico de niños malayos, chinos e indios. Por su parte, el gobierno, por medio de la Junta de Desarrollo Económico (EDB), promovió la animación a partir de programas de capitación en animación en los Politécnicos de Nanyang, Ngee Ann y Temasek, así como también a partir de la atracción de empresas extranjeras interesadas en establecerse en Singapur. El fruto de estos esfuerzos, sin embargo, tendrá mayor visibilidad en el siglo XXI.

Filipinas

La industria de la animación de Filipinas estuvo inicialmente vinculada a la producción de cómics locales (komiks) en la década de 1920. Aquí sobresale el personaje Kenkoy, una creación del artista visual Antonio Velásquez y el escritor filipino Romualdo Ramos. Kenkoy apareció por primera vez en las páginas de la revista en tangalo Liwayway como una tira cómica semanal: Mga Kabalbalan ni Kenkoy (Las travesuras de Kenkoy). Su popularidad lo convirtió en un icono filipino que no solo fue traducido a otros idiomas regionales de Filipinas sino que también fue usado como herramienta por los ocupantes nipones durante la IIGM para difundir programas de salud. Un proyecto animado sobre el personaje fue iniciado en 1946, con Velásquez escribiendo el guion a partir de un encargo, pero finalmente no se completó. En realidad, la primera chispa de animación filipina tiene lugar en 1941, cuando se utilizó como efectos especiales en la película Ibong Adarna (El pájaro Adarna).

Tras el fin de la IIGM y la independencia de Filipinas, entre 1952 y 1953, otros dibujantes de cómic fueron los encargados de insuflar vida al medio: Larry Alcalá, con un cortometraje sobre una niña saltando la cuerda y un niño jugando con un yoyo; y José Zaballa Santos, realizando un corto de dos minutos acerca del personaje folclórico Juan Tamad. Más tarde, solo Alcalá siguió con la animación a partir de unos anuncios animados en 1956 para Universal Promotions y unos títulos de programas de televisión en la década de 1960. Posteriormente, el impulsor en la década de 1970 fue el sobrino de Santos: Nonoy Marcelo. Del mismo modo que su tío, Marcelo se destacó como dibujante en periódicos y revistas de cómics. Su mayor período de actividad ocurrió entre 1977 y 1978, con la producción, según sus propias palabras, de doce cortometrajes de 5 minutos y tres películas sobre la historia de Filipinas. Su principal obra, no obstante, fue Tadhana (1978), el primer largometraje de animación filipino. Este presenta una visión satírica y humorística de la historia de la colonización española en Filipinas.


En la década de 1980, la animación de Filipinas se expande hacia el cine de arte y ensayo gracias a la creación del Festival de Cine Experimental de Filipinas. Desde 1982, el festival reunía los vídeos y cortometrajes realizados por los cineastas filipinos. Algunos casos interesantes son Hari (1982), de Mike y Juan Alcazaren; The Eye in the Sky (1984), de Joey Agbayani; ABCD (1985), de Roxlee; o Anak Maynila (1993), de Emmanuel Dadivas y Dange Desembrana. En el ámbito televisivo, los filipinos recibieron con alegría Panday (1986). La primera serie animada de televisión, basada en el cómic del mismo nombre elaborado por Carlo J. Caparas, fue creada por Gerry García, considerado uno de los pioneros de la industria nacional. Este animador filipino también fue el responsable del primer largometraje de animación para su estreno en cines: Adarna (1997), producido por el estudio FLT Productions y Guiding Light Productions. También codirigió, junto con Mike Relon Makiling, Isko: Adventures In Animasia (1995), largometraje de 90 minutos que combina animación e imagen real.

Ahora bien el impulso definitivo que hizo prosperar la animación en Filipinas fue la subcontratación de animación extranjera. A diferencia de otros competidores del Sudeste Asiático, Filipinas no solo es un lugar atractivo por su abundante mano de obra barata sino también por el dominio del inglés por parte de los filipinos, su cultura de orientación estadounidense y el mayor desarrollo del arte de la animación. Por esa razón, Filipinas ha terminado convirtiéndose en uno de los principales actores asiáticos en el campo de la subcontratación. Entre los estudios están Burbank Animation Studios, la mayor compañía de animación de Australia cuya sucursal filipina fue abierta en 1983; Fil-Cartoons, un estudio de animación filipino establecido por Hanna-Barbera en 1987; y Asian Animation, una de las primeras corporaciones de propiedad filipina. Más tarde, otros estudios como Toei Animation fundaron su propia filial en el país. El resultado ha sido que Filipinas ha trabajado en la animación de multitud de series de televisión como G.I. Joe (1983-86), Dragon Ball (1986-89), Sailor Moon (1992-96) o Hércules (1998-99). En la actualidad, Filipinas sigue conservando un puesto relevante en este ámbito, aunque compite desde entonces con otros países asiáticos como India.

Tailandia

El reino de Tailandia fue el único país del Sudeste Asiático que consiguió mantenerse independiente frente a las potencias occidentales al convertirse en un estado tapón entre las colonias francesas de Indochina y las posesiones británicas de India y Birmania. Esta situación, no obstante, no le sirvió de mucho a la animación. El primer ejemplo del medio fue un encargo del gobierno tailandés como parte de una campaña para lograr que los ciudadanos usaran sombreros y los agricultores botas. El autor de este trabajo producido en 1945 y de apenas 1 minuto fue Sane Klaikluen, quien poco tiempo después murió. Su contribución no fue en vano, ya que pasó a ser la principal inspiración del mayor animador tailandés del siglo XX: Payut Ngaokrachang (1929-2010).

La figura de Payut resulta primordial en la animación tailandesa, ya que durante muchos años llevó a cabo su carrera como animador en solitario. Su primera incursión en el medio fue la adaptación de la caricatura que dibujó en un periódico tailandés: Haed Mahasajan (El incidente milagroso, 1955), un cortometraje de 12 minutos donde Payut hizo todo el proceso de animación por su cuenta (guion, dibujo, etc.). Las alabanzas recibidas por este trabajo, con un estilo musical próximo a Hollywood, llamó la atención de la embajada de Estados Unidos en Bangkok. Esta le entregó 400 dólares y, más tarde, el Servicio de Información de Estados Unidos (USIS) lo contrató, donde trabajó como artista durante casi 33 años. Uno de los objetivos del organismo era combatir el comunismo en la región, por lo que, tras ofrecerle la oportunidad de formarse en Japón, Payut elaboró una película animada: Hanuman Pachoenpai Krangmai (Las nuevas aventuras de Hanuman, 1958), un cortometraje de 15 minutos en asociación con Toei que reinterpreta la historia del mono blanco del Ramayana en clave anticomunista. En la misma línea, este animador produjo el cortometraje Dek Kap Mi (Un niño y un oso, 1960), que llamaba a la unidad nacional contra el comunismo.


Posteriormente, en las décadas de 1960 y 1970, Payut elaboró múltiples comerciales animados bajo el ala de la compañía Temple Film. Su actividad artística no encontró apoyo por parte del gobierno tailandés o los inversores locales, los cuales no entendían de animación. A pesar de ello, el artista de la USIS inició en 1976 el mayor proyecto de su vida: Sutsakhon (La aventura de Sudsakorn, 1979), el primer largometraje de animación de Tailandia. Esta película estaba basada en el Phra Aphai Mani, una epopeya del siglo XIX escrita por el gran poeta Sunthorn Phu. Desgraciadamente, la producción estuvo plagada de inconvenientes en términos de capital, personal y recursos materiales. Véase, por ejemplo, que de su equipo inicial de cien trabajadores solo quedaron nueve a partir del segundo año de producción. Además, la intensidad de su labor, realizando él mismo toda animación principal, le generó problemas graves de vista. Por supuesto, Payut continuó en el oficio, pero no pudo elaborar nuevas animaciones hasta My Way (1992), un corto dirigido a adolescentes del Sudeste Asiático con el fin de luchar contra el VIH/Sida y subvencionado por la Agencia de Información de Japón. Como homenaje a su actividad, el Thai Short Film and Video Festival creó el premio Payut Ngaokrachang de animación.

La situación de la animación tailandesa parecía peligrar, pero a finales de la década de 1980 ocurrió un avance significativo: la subcontratación de animación para el extranjero. El líder en el área fue Thai Wang Film, fundada en 1989 como una subsidiaria de Wang Film Productions de Taiwán. La empresa fue creciendo hasta contar con más de trescientos empleados en 12 departamentos, aunque la mayor parte del trabajo consistía en coloreado y elaboración de fondos. Entre las series destacan Las nuevas aventuras de Winnie the Pooh (1989-91) o Hércules (1998-99). Otra empresa relevante es Kantana Animation, fundada en 1987 como subcontratista para Toei. En 1994, Kantana comenzó Twin Witches, la primera serie animada de Tailandia. En 1999, la Broadcast Thai Television adaptó diversas obras literarias tailandesas a series de TV: Pla Boo Thong, Sang Thong, etc. En resumen, el legado de Payut no cayó en saco roto sino que en la década de 1990 fue progresando más que nunca.

Malasia

Un precedente de la animación de Malasia fue el estilo de títeres wayang kulit, un teatro de sombras protagonizado por títeres de varillas tradicional de Indonesia y Malasia declarado Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, y al igual que sus vecinos, los inicios de la animación malaya comienzan poco tiempo tras la independencia de Reino Unido y su constitución definitiva como Malasia en 1963. Con anterioridad a estos acontecimientos cruciales, la existencia de la animación se limitaba a la realización de secuencias de créditos de películas malasias a partir de mediados de los 40.

Esta situación tan precaria continuó durante un par de décadas hasta la actuación del Filem Negara Malaysia (FNM), un organismo gubernamental dependiente del Ministerio de Información formado en 1946 cuyas funciones eran cubrir eventos nacionales, producir documentales, etc. Más tarde, este organismo creó una unidad de animación al frente de la cual terminó Anandam Xavier, quien reunió a inicios de la década de 1970 a varios artistas del Ministerio de Información en esta unidad. Entre ellos, el principal animador fue Hassan Muthalib. Su contribución fue crucial para la producción de muchos tráileres animados, pero sobre todo los primeros cortometrajes que adaptaban los cuentos populares de Sang Kancil, una serie de fábulas protagonizadas por un ciervo ratón muy inteligente que acostumbra a engañar otros animales para escapar de los problemas. El primer cortometraje fue Hikayat Sang Kancil (Las aventuras del ciervo ratón, 1978), aunque pronto fue seguido por Sang Kancil (1983), Sang Kancil dan Monyet (El ratón y el mono, 1984) y Sang Kancil dan Sang Buaya (El ratón y el cocodrilo, 1987).

Los cortometrajes fueron emitidos por TV1 y TV2, canales de televisión fundados por iniciativa del Estado malayo. Sin embargo, la creciente demanda exigía más contenido infantil, por lo que pronto fueron producidos nuevos cortometrajes protagonizados por otros animales: Arnab yang Sombong (El conejo orgulloso, 1986), Gagak yang Bijak (El cuervo inteligente, 1986) y Singa yang Haloba (El león avaricioso, 1986). Por desgracia, estos proyectos animados se detuvieron durante algunos años, siendo la excepción los comerciales y los títulos de crédito hechos por Hassan Muthalib para películas de imagen real durante las décadas de 1980 y 1990. Ninguna propuesta nueva alternativa a FNM surgió, excepto por un pequeño proyecto para la Unesco en 1993 para una campaña de alfabetización.


Finalmente, 1995 constituye un año clave porque no solo FNM produjo dos nuevos cortometrajes (Telur Sebiji Riuh Sekampung, 1995; y Budi Baik Dibalas Baik, 1995) sino que realiza su debut la primera serie animada de televisión: Usop Santorian (1995). La animación, producida por Kharisma Pictures y emitida en TV1, es un trabajo del caricaturista Ujang que optaba por describir aspectos más relacionados con la vida real. El argumento se resuelve en torno a Usop y sus amigos chinos e indios, los cuales viven en el mismo pueblo. Posteriormente, entre 1997 y 1998, fueron concebidas otras cuatro series animadas: Yokies, Sang Wira, Keluang Man y Jungle Jokes. El último evento de importancia del siglo XX, no obstante, tuvo lugar en el ámbito cinematográfico con la creación del primer largometraje de animación malayo: Silat legenda (1998). Este filme de 90 minutos dirigido por el infalible Hassan Muthalib cuenta las aventuras de cinco jóvenes que descubren el arma de la sabiduría. La película, que combina literatura tradicional y modernidad occidental, recibió críticas desde el frente argumental y técnico, pero constituye un hito dentro de la animación malaya.

Indonesia

La animación indonesia se podría considerar el patito feo del grupo, aunque ninguno de los citados tenga mucho de lo que presumir en esta segunda mitad del siglo XX. Los primeros intentos de crear animación tuvieron lugar durante la presidencia del líder del movimiento nacionalista Sukarno, que envió al artista Dukut Hendronoto a aprender animación a Estados Unidos. Su primer trabajo fue Si Doel Memilih, realizado con la empresa cinematográfica estatal Perusahaan Film Negara (PFN). De este cortometraje de propaganda, sin embargo, no quedan testimonios.

Tras la caída del régimen de Sukarno y la purga comunista de Indonesia, el dictador militar Suharno instauró un nuevo régimen llamado Nuevo Orden que se extendió desde 1966 a 1998. El enfoque de Suharno, prooccidental y liberal, buscaba el crecimiento económico respaldándose en la estabilidad política. Sin embargo, la industria cinematográfica no fue apoyada por el Estado, ya que su interés estaba en la exportación de materias primas y el desarrollo del sector agrícola. A pesar del varapalo, la animación encontró una salida en el escenario televisivo a partir de Televisi Republik Indonesia (TVRI), fundada en 1962. TVRI era el único canal de TV estatal y el portavoz propagandístico del gobierno, por lo cual sus contenidos estaban fuertemente controlados. Por supuesto, ese fue el caso del programa Mana Suka Siaran Niaga, creado en los años 70. El programa activó la producción de animación, aunque sólo en el campo publicitario. Aquí el principal actor fue Anima Indah, el primer estudio de animación indonesio fundado en 1972 por Lateef Keele. Sus actividades se prolongaron hasta 1981, cuando un Decreto Presidencial elimina la publicidad de TVRI al responsabilizarla de la propagación de la cultura consumista y la desigualdad social. Además, esta falta de animación local dio lugar a la importación de series y películas animadas extrajeras, sobre todo de Estados Unidos, que servían para atender la demanda del público infantil.


El panorama de la animación indonesia, sin embargo, mejoró notablemente en la última década del siglo XX. La causa principal fue la irrupción de la televisión privada, con la aparición de Rajawali Citra Televisi (RCTI) en 1987. Su presencia reactivó la animación, produciendo un mayor número de anuncios publicitarios y títulos animados para series. Hasta 1998, sin embargo, solo se producen poco más de diez títulos animados. En realidad, la televisión privada favoreció más la importación de animación extranjera, principalmente de Estados Unidos y Japón. A pesar de ello, el crecimiento a lo largo de la década de 1990 es innegable porque el desarrollo tecnológico permitió la aparición de compañías de animación más enfocadas en la animación digital: Yasawirya Tama Cipta (YTC), Jatayu Cakrawala o PT Index. Este último estudio produjo la primera serie de animación indonesia en 3D: Hela Helli Hello (1998). Otra compañía cinematográfica, IFD Films and Arts, empezó sus actividades en Indonesia creando largometrajes para su comercialización en vídeo como Timun Mas (1998). Por desgracia, la calidad de sus trabajos resulta cuestionable.

Como remate, Indonesia acogió una figura del cine independiente: Gotot Prakosa. Este artista, que trabajó como periodista y caricaturista, fue un estudiante de cine en el Instituut Kesenian Jakarta. Él se centró principalmente en cortometrajes de animación y collages experimentales como Impulse (1977), Kubis (1978), Meta Meta (1978) y Non-KB (1979). El problema de estos trabajos, los cuales he encontrado en la base de datos de Letterboxd, es que no son citados por ninguno de los artículos que he consultado para la elaboración de esta entrada. Varios de ellos son citados por otras bases de datos como IMDb y varias páginas web informan muy brevemente sobre el autor. Mi suposición, en base a la información disponible, es que dichos cortometrajes no fueron realmente producidos en Indonesia o hasta hace recientemente poco tiempo resultaban desconocidos para los investigadores. Sea cual sea la verdad, por lo menos, considero necesario citarlos.

Conclusión

Los orígenes de la animación en el Sudeste Asiático se hallan principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX, con algunos intentos menores en Filipinas, Tailandia y Malasia en la década de 1940. Por desgracia, su progresión se ha visto obstaculizada por las difíciles condiciones que sufrían la mayoría de países citados: falta de apoyo gubernamental, escaso respaldo de inversores locales, preferencia por la importación de animación extranjera, necesidad de infraestructuras y formación en instituciones públicas y privadas, censura, etc. Algunos animadores como Payut Ngaokrachang lograron sentar las bases para sus respectivos países, pero incluso esa voluntad fue suprimida en varias ocasiones por circunstancias que estaban más allá de su control. Por fortuna, el medio encontró mayor ventura a partir de las décadas de 1980 y 1990 gracias a la subcontratación de animación del extranjero (Filipinas, Tailandia y Malasia) y el desarrollo tecnológico de la revolución digital. 

Referencias bibliográficas

-Hu, Gi. (1997). Animation in Singapore. Animation World Magazine. 
-Kurnianto, Arik; y Faisal, Ahmad (2018). Rise Ahead of Regime Downfall: Historical Review of Indonesian Animation from 1966 to 1998.
-Lent, John A. (2001). Animation in Asia and the Pacific. Indiana: Indiana University Press.
-Lent, John A. (2004). The Sleeper Status of Southeast Asian Animation.
-Letterboxd. Countries.
-Sketchpride (2009). Tadhana (1970's). 

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