Reseña: Genmu Senki Leda


Sinopsis

Yoko Asagiri es una estudiante que, al igual que otras muchas, está enamorada. Sin embargo, tiene miedo de confesar sus sentimientos, limitándose a componer una canción que no llega a comunicar al chico que le gusta. Para mayor desgracia, la canción de amor que escribió actúa como un puente que conecta nuestro mundo con un mundo alternativo: Ashanti. Su llegada a este mundo no es casual. Zell, antiguo seguidor de la diosa Leda y gobernante de la fortaleza flotante Garuba, piensa que la clave para abrir la puerta al mundo de Yoko se encuentra en su casete, al que denomina el “Corazón de Leda”. En consecuencia, Leda, y sus dos aliados Yoni y Lingam, se ven obligados a detener las ambiciones del tirano y encontrar la forma de volver a casa.

Trama y Desarrollo

Genmu Senki Leda (1985) es un largometraje de 70 minutos que sobresalió en los inicios del mercado de animaciones originales en vídeo (OVA) por ser uno de los títulos más vendidos: cerca de 25.000 unidades vendidas. El filme fue producido por Kaname Production, estudio cuya actividad se limitó esencialmente a la segunda mitad de la década de 1980. Su recorrido fue corto, pero intenso, ya que el estudio fundado por el influyente Yoshinori Kanada produjo algunos trabajos destacables entre los que se encuentran Windaria (1986) y la citada película. Pese a que Kanada no hace acto de presencia, el equipo central de la primera producción del estudio, Plawres Sanshirou (1983-84), es prácticamente el mismo: Kunihiko Yuyama (Minky Momo, 1982-83; y Pokemon, 1997-2002), que ejerce las funciones de director y guionista; Mutsumi Inomata (Tales of), en calidad de diseñadora de personajes, directora de animación y jefa de animadores; y Takahiro Toyomasu, ocupándose del diseño mecánico.

Genmu Senki Leda es una propuesta muy representativa del formato OVA: una película llena de acción donde la capacidad artística de los animadores sobresale muy por encima del débil guion que desarrolla el argumento y describe los personajes. Esta circunstancia puede resultar decepcionante para más de un lector, sobre todo aquellos más conectados con el anime actual, pero el proyecto más exitoso de Kaname Production tiene sus virtudes y sus inconvenientes.


Como punto de partida, la dimensión visual es el principal atractivo del largometraje. Uno de los aspectos que explica esta fortaleza son los diseños femeninos de Inomata, que resultan al mismo tiempo sexys y lindos. Ambas, Yoko y Yoni, son personajes de formas redondas cuyos cuerpos destacan por su esbeltez y largas piernas. Inomata saca partido a su lado sexy con los atuendos en forma de bikini, sobre todo el de Yoko que ayudó a popularizar el bikini armor, vestimenta posiblemente inspirada en la heroína norteamericana Red Sonja. El carisma de los personajes, sin embargo, también se halla en sus rostros. En particular, los ojos son grandes y brillantes, como si fueran joyas.

Otro aspecto importante es el diseño de fondos de Ashanti, que exhiben un mundo diverso en paisajes: bosques exóticos, desiertos, templos en ruinas y/o fortalezas flotantes. La flora y la fauna del bosque en el que cae Yoko puede resultar fascinante, pero la maquinaria urdida por Takahiro Toyomasu es aún más increíble. No solo vehículos terrestres y pequeñas naves sino todo un ejército mecánico consistente en flechas y fortalezas ovales flotantes, robots de trazos curvos cuyos delgados brazos portan guadañas, robots gigantes que vagamente nos recuerdan al Hombre de Hojalata de El mago de Oz (1939), entre otros tantos a mencionar. A pesar de la complejidad, Leda despunta por su animación de vehículos en secuencias de persecución que hacen justicia al enorme trabajo hecho en Birth (1984). No obstante, el filme es muy capaz de brillar fuera de la acción porque la secuencia de animación más interesante se encuentra en su apertura silenciosa. Sus composiciones abstractas y colores apagados sirven para materializar los sentimientos románticos que emanan del piano.

Desde una perspectiva temática, el origen del conflicto que obliga a Yoko a detener los planes de conquista del antagonista reside en la incapacidad de Yoko para confesar sus sentimientos al chico que le gusta. La dificultad para exteriorizar el amor está notablemente representada en la secuencia del parque, la cual se subraya a partir de una potente iluminación de cualidad onírica y la sincronización de la música diegética del piano con las imágenes. La joven y el chico van avanzando el uno hacia el otro en un plano general, sin que esta finalmente le dirija la palabra y haciendo que su dolor le teletransporte a Ashanti. El problema es que el conflicto dramático de Leda no da para mucho, por lo que desaparece durante gran parte de la narración hasta que sus aliados y Zell le hacen ser consciente de qué le hizo renunciar a su mundo. La resolución del conflicto tiene lugar en el clímax de la historia, con Yoko comprendiendo la importancia de la música que compuso frente a la falsa ilusión proyectada por Zell.


Por desgracia, el largometraje carece de muchos más alicientes fuera del conflicto emocional de Yoko y sus excelentes secuencias de acción. Una posibilidad a explorar podría haber sido la interacción y el dominio de Yoko respecto a sus poderes mágicos como guerrera, pero esta maneja su nuevo poder con la misma facilidad con la que respira. Tampoco los aliados que le rodean constituyen un aporte significativo. Ellos funcionan como herramientas argumentales que exponen todo aquello relacionado con Leda y Zell, así como ejercer de apoyo para Yoko al luchar con el enemigo. Lingam y Yoni nunca alcanzan a formar un vínculo real con la heroína, sin interacciones humanas que permitan hablar de amistad o compañerismo. Por el contrario, Zell puede que se corresponda con el clásico villano ambicioso y astuto que aspira a conquistar el mundo, pero el subtexto da una lectura interesante sobre su relación con Yoko al sustituir a su novio en sus ilusiones. La lectura de su relación es negativa, ya que Zell no la ama realmente: solo pretende manipularla. Por otro lado, la representación visual de sus ilusiones del tercer ojo suman bastante a su faceta de villano amenazante.

En conclusión, Genmu Senki Leda es un título de fantasía heroica cuya mayor baza reside en su envoltorio físico: los personajes femeninos de Inomata, los diseños mecánicos de Takahiro Toyomasu y las secuencias de acción llenas de persecuciones y máquinas. Sin lugar a dudas, estos factores son aliciente suficiente para constituir una pieza de entretenimiento aceptable.  Si descartamos lo anterior, Leda solo tiene como escudo un conflicto romántico al que le falta enjundia. El antagonista aporta su granito de arena a la comprensión de los sentimientos de la heroína, pero el grupo protagónico no suple carencia alguna al ser meros instrumentos para habilitar la aventura.

Calificación: 6

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