Reseña: Ichidai Otoko (The Sensualist)

 Una vida de placer

Dentro del ámbito de la literatura japonesa no son pocos los autores destacados como Kenji Miyazawa, Osamu Dazai o Yukio Mishima. Sin embargo, todos estos escritores pertenecen al siglo XX. Muy anterior a ellos se encuentra Ihara Saikaku, uno de los novelistas y poetas más brillantes del período Edo. Entre sus obras sobresale la novela Kōshoku Ichidai Otoko (1682), que tal vez podría traducirse como Amores de un vividor. Igual que otras de sus novelas, su estilo es costumbrista, picaresco y cínico. En 1991, recibiría una adaptación a anime con el mismo nombre (en inglés, The Sensualistdirigida por Yukio Abe. No obstante, el nombre que destaca en esta producción es el del guionista Eiichi Yamamoto, conocido por su inclinación sexual con propuestas como la dirección y guion de la trilogía Animerama y el reciente cortometraje Kataude (2019).

The Sensualist es un mediometraje de contenido sexual protagonizado por el experimentado Yunosuke, la cortesana Komurasaki y el ingenuo Juzo —un sastre que trabaja para Yunosuke—. Un día, Juzo hace una arriesgada apuesta con un rico mercader. La apuesta consiste en lograr que Komurasaki, la cortesana de mayor renombre en Edo, se acueste con él en la primera visita. Si él lo consigue, obtendrá un magnifico regalo. Pero si falla tendrá que perder, a cambio, su hombría. Su superior Yunosuke, muy experimentado en el arte del amor, sabe que es imposible. Las cortesanas de mayor rango solo aceptan acostarse con su cliente a partir de la tercera noche porque los dos días anteriores se reservan para conocerse mejor. Para evitar ese final, y porque conoce personalmente a Komurasaki, Yunosuke decide acompañarlo.

Este hilo principal, sin embargo, no constituye el único foco de interés. El filme se fragmenta en tres partes: la misión de Juzo para evitar perder su hombría, los encuentros sexuales entre Yunosuke y Komurasaki y el breve relato del pasado de Yunosuke. Aunque el tiempo dedicado al último es inferior a los anteriores, se van intercalando continuamente a lo largo del filme. Una decisión que, desde mi punto de vista, permitió que fuéramos conscientes del mayor potencial de la vida de Yunosuke como historia en vez de la que nos proporciona el caso de Juzo porque estamos ante un verdadero Don Juan, cuyas aventuras sobrepasan lo real al haberse acostado con mujeres de toda índole: esposas, vecinas, cortesanas, prostitutas, religiosas, ... Hasta 3742 mujeres y 725 hombres fueron tocados por sus manos. ¿A quién le iba a interesar la historia de un perdedor si lo comparas con semejante seductor? Más que un resumen —presentado como si fuera un rollo desplegado gracias al movimiento de cámara horizontal— al público le gustaría un relato centrado en su figura, desde su juventud hasta su vejez.

Sin embargo, la comparación  —o más bien la contraposición— no es inocente porque ilustra la diferencia entre Juzo y Yonosuke en lo que respecta al ámbito sexual. Mientras Juzo es un joven tímido, torpe, poco espabilado e inexperto, Yonosuke es un adulto maduro, formal y con mucha experiencia en este mundo de cortesanas. Que hablando de ellas no son meras prostitutas porque cuidan su apariencia, destacan por sus modales y comportamiento, cultivan su intelecto y, sobre todo, no se dejan llevar a la cama fácilmente. Al interactuar con ellas observamos cómo Juzo es incapaz de comportarse adecuadamente, lo cual conlleva la burla femenina. Y tras su embriaguez, resulta aún más patético. El coito con Komurasaki, en cierta forma, también se caracteriza por este patetismo, falta de hombría y vulgaridad —reforzada con el voyerista de su supervisor— porque la mujer intimida al joven con su sola presencia y es ella quien toma la iniciativa para terminar pronto con el problema.

Los encuentros sexuales entre Yonosuke y Komurasaki, en cambio, son totalmente diferentes al prevalecer en ellos una elegancia y delicadeza tan notables que el acto sexual asemeja estar en un plano superior respecto a la realidad común. Aquí el punto clave es la representación artística, distinguiéndolo del 99% del contenido pornográfico que peca de vulgaridad y vive encerrado en fórmulas agotadas: la predilección por los colores vivos, sea el blanco porcelana de la piel o el escarlata de los ropajes; la delicadeza del movimiento humano, centrado en las reacciones de la cortesana; la calma del movimiento externo, logrado a partir del movimiento de cámara (tilt, paneo y zoom) y el movimiento de las diferentes capas en el plano; y la composición musical de Keiju Ishikawa, donde el sonido de los instrumentos tradicionales se mezcla con los gemidos femeninos.

De la misma forma que Belladonna of Sadness (1973), también se recurre a multitud de metáforas visuales e imágenes simbólicas que representan el presente coito. La primera categoría son animales: grullas, dragones orientales, tortugas, carpas y liebres. En particular, el dragón y la tortuga adoptan la forma eufemística del pe** que penetra a la mujer, con el primero acompañado del vello genital y la segunda representando con la cabeza la acción de contraer y expandirse. El tamaño del ser mítico, por cierto, también representa el cuerpo del hombre que es tan grande que rodea a la mujer con sus brazos. La segunda esfera es más indefinida a partir de piezas como el mar embravecido (La gran ola de Kanagawa, 1830), que expresa la energía del acto; flores, que brotan al alcanzar el éxtasis; y manchas de colores y otras formas abstractas, que dibujan uno u otro órgano sexual.

En conclusión, The Sensualist es una de las pocas obras de animación que aborda el sexo desde la óptica artística y experimental. El contraste sexual entre la inexperiencia de Juzo, quien incomoda al espectador y a sus acompañantes por su extrema torpeza; y la dignidad de su superior, un maestro en el arte de “amar”, es el aspecto más interesante de la cinta. Su narración, lenta y pausada, como si imitara el carácter ceremonial de las cortesanas, se recrea en el coito con tanto arte que hace ver a los títulos pornográficos de cualquier época como aburridos y desganados. Sin lugar a dudas no atraerá a muchos, pero si eres alguien amplio de miras seguro lo apreciarás. 

Calificación: 7

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