Reseña: The Restaurant of Many Orders (1991)



El cazador como presa 

Kenji Miyazawa es uno de los autores japoneses más conocidos internacionalmente. Una de las razones de su prestigio “relativamente” reciente tiene que ver con la adaptación de parte de sus obras al anime. La primera de ellas fue Night on the Galactic Railroad (1985) gracias al estudio Group TAC. Pero el período de mayor abundancia fueron los años 90. Este interés por el autor se materializó en la animación con el mediometraje Spring and Chaos (1996), pero también con la obra reseñada: The Restaurant of Many Orders (1991). Existe otra versión posterior en la misma década, pero carece de las bondades que tiene la versión de Tadanari Okamoto. Lástima que el animador independiente muriera antes de completarla por culpa de un cáncer de hígado. Su lugar lo tomaría Kihachiro Kawamoto, otro animador relevante, que consiguió terminar su trabajo.

El cortometraje nos presenta la historia de dos cazadores británicos que se estaban paseando por un bosque con el fin de disparar a algún animal y llevarse el trofeo a casa. Sin embargo, la cacería termina abruptamente tras el fallecimiento de sus perros de caza en circunstancias desconocidas. Ante tal contratiempo intentan salir del bosque, pero en su camino hallan un restaurante peculiar llamado “Wild Cat”. El agotamiento y el hambre les empujan a entrar al establecimiento, pero pronto se dan cuenta de que diversos sucesos extraños están ocurriendo a su alrededor...

Al contrario que las obras de Disney, las primeras versiones de muchos cuentos infantiles tienden a ser oscuras. The Restaurant of Many Orders entraría en esta categoría, por lo cual no resulta apropiada para un público infantil. A pesar de ello, la adaptación de este cuento sigue teniendo una enseñanza que ofrecer. ¿Y de qué trata? Pues la cuestión está relacionada con la caza recreativa y el comportamiento de aquellos cazadores que matan por mero entretenimiento, sin más necesidad que la de divertirse y presumir de su pericia con las armas de fuego. Tal frivolidad merecería un castigo. Mediante un intercambio de papeles, en el que los hombres se vuelven el objeto de la cacería y los animales pasan a ser los cazadores, a los primeros se les hará saborear el miedo que experimentaron sus presas.


Ahora bien, ¿cómo castigan a este par de desalmados? Pues invitándolos a saciar su hambre en un restaurante. Aunque aclaro que más que un establecimiento estamos ante una casa encantada. Y no porque haya fantasmas sino porque encierra trampas y horrores impropios de este mundo. Con todo esto no es lo primero o lo que llama más la atención. De hecho, es el aspecto más inofensivo y menos sobrenatural de todos: sus rótulos-guía. Estos letreros informan a los visitantes de que deben cumplir con una serie de “solicitudes” antes de sentarse a la mesa. Estos les van guiando por el restaurante, preparándoles unas cuantas sorpresas escalofriantes. Entre ellas destacan la habitación de las vidrieras y la peculiar danza felina.

El primer suceso se desencadena por culpa de una araña que asusta a los cazadores armados. Sin embargo, en vez de guardar la calma el hombre decide usar su escopeta. Craso error porque en las vidrieras estaban contenidos decenas de insectos: mariposas, moscas, arañas, etc. En consecuencia, la situación se vuelve caótica con los varones descargando su munición y los bichos emergiendo sin control de los cristales destruidos. El segundo evento, en cambio, estaba planificado. Los cazadores llegan por fin al lugar indicado, pero antes de saborear la comida unas bailarinas les entretienen con un espectáculo singular. Mientras contemplan estupefactos la extraña danza, estas bellas mujeres se convierten en monstruos con ojos brillantes y garras afiladas. Aunque no los convierten en su cena, el susto es tan tremendo que nunca volverán a ser los mismos. Cabe decir que que su penitencia está bien conectada con sus actos porque son los animales quienes les hacen volverse locos y huir despavoridos. Solo echo de menos una mayor ejemplificación inicial de estos actos.


Como es costumbre en los cortometrajes originados en entornos no comerciales el corto prescinde de diálogos para narrar su historia. Dejando a un lado los susodichos carteles, el medio por el cual se da a entender es la imagen. De ella, por cierto, habría que señalar su apariencia pictórica. El nivel de detalle es palpable cuando prestamos atención a elementos como la hierba y los árboles del bosque. Hay muchos trazos en el dibujo que denotan un enorme cuidado y dedicación. La elección de los colores, mayormente tonos marrones, y el uso de sombras y luces son acordes al estado de ánimo que pretende transmitir. También he leído que utilizaron una técnica original basada en el uso de calcografía con estampado en cobre. Sin duda, un trabajo que posee identidad visual.

Pero no nos limitemos al ámbito de lo visual, ya que el relato sobresale en lo sonoro con la intención de obtener una mayor inmersión. Para explicarme, me sentía como si fuera capaz de transportarme a su mundo en un parpadeo. Sin darme cuenta, vaya. ¿La razón? Los efectos de sonido resultaban tremendamente realistas, correspondiéndose con los lugares que exploraban ambos cazadores. Si tuviera que dividirlos estarían por un lado, aquellos sonidos que provocaban los propios cazadores con sus pisadas en la hierba, el fogueo de sus escopetas, etc; y por otra parte, aquellos que emanan del bosque como los árboles agitándose por el viento y el graznido de los pájaros o del restaurante como el crujido de la madera. No me extraña que recordara esos días de mi infancia que paseaba por el monte cerca del anochecer. La experiencia era casi idéntica. 

Calificación: 8

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6 Comentarios

  1. Esta la debo ver ya mismo, me ha gustado mucho todo lo que describes de ella.
    ¡Un abrazo!

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    1. Me alegro que te haya picado la curiosidad. Si no encuentras el cortometraje, dímelo y te paso un enlace.

      Saludos

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  2. Sinceramente me atrajo demasiado el plano visual, pero tal como dices sería mejor darle una valorización al relato como tal. Gracias por la reseña, prometo verla

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  3. Hola, mi avión tuvo una falla y acabé aterrizando en este blog. Tu reseña es muy buena, te felicito. Me animas a ver la obra, el apartado visual es simplemente hermoso, como una pintura olvidada.

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    1. Me alegro que te gustara porque el cortometraje tiene su valor artístico tal como describo en esta entrada.

      Saludos

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