- Año: 1986
- Duración: 85 minutos
- Estudio: Magic Bus
- Género: Ciencia ficción, Misterio, Romance
Un invitado inesperado
La humanidad se ha expandido por todos los rincones del universo gracias a una nueva forma de viajar por el espacio, la distorsión espacial. A medida que los seres humanos se instalaban en diferentes lugares contactaron con habitantes de otros planetas. Después de varias guerras, se acordó la creación de una alianza: la Federación Intergaláctica.
En este contexto, se construye la Academia Galáctica, fundada con el propósito de formar personas para enfrentarse a los desafíos del futuro. Aquellos que se gradúan son la élite de la sociedad y tienen ante sí un futuro prometedor. Por esa razón muchos jóvenes intentan ingresar, pero las pruebas son extremadamente difíciles. Tadatos es uno de los pocos que logran pasar la primera prueba, pero ahora tiene que convivir durante 53 días en una nave espacial junto con otras nueve personas. El problema radica en que al llegar al lugar de la prueba hay 11 pasajeros. ¿Quién será el undécimo?
Trama y Desarrollo
Moto Hagio es valorada por una gran parte de la crítica como una de las artistas de manga shōjo más influyentes de todos los tiempos. La mangaka, junto a otras integrantes del Grupo del 24 como Keiko Takemiya o Ryōko Yamagishi, contribuyó sustancialmente a la diversidad narrativa y estilística del manga shōjo al adentrarse desde otros ángulos en la ciencia ficción, la fantasía o el romance homosexual. A pesar de esta valoración tan positiva, la autora nunca logró encontrar un hueco en la extensa producción de anime. Sus escasas participaciones se reducen al papel de diseñadora de personajes en Toki no Tabibito: Time Stranger (1986) y la adaptación de su obra más famosa: ¿Quién es el 11 pasajero? (1975). La producción cayó en manos de Magic Bus, un estudio que empezó a ganar presencia en el mercado OVA gracias a la producción de títulos como Tobira wo Akete (1986) y Grey Digital Target (1986). La figura principal del estudio fue Satoshi Dezaki, quien compartió la dirección con Tsuneo Tominaga. ¿Cuál fue el resultado de su colaboración? Veámoslo en detalle.
¿Quién es el 11º pasajero? (1986) es una película cuyo planteamiento parece remitirnos en su planteamiento y aspectos principales a títulos como Alien: el octavo pasajero (1979) y Enemy Mine (1985). Estas similitudes probablemente sean menos palpables al abordar la versión del cómic porque, aunque la adaptación se caracterice por su fidelidad, realiza ciertas omisiones, agrega algunos pasajes nuevos y opta por detenerse más en otros existentes. Este movimiento por parte de los guionistas Kazumi Koide y Toshiaki Imaizumi parecen responder a un interés por potenciar el suspense ante la incertidumbre que existe entre la tripulación por la secuencia de incidentes peligrosos cuyo responsable podría ser el intruso de identidad desconocida.
El manga, por supuesto, incorpora este elemento de suspense porque las eventualidades y los contratiempos como la operación quirúrgica de Ganigas, el desvío de la trayectoria de la nave o el virus de las manchas rojas fueron ideas originales que añadían esta tensión. La existencia del botón de emergencia es otro elemento original que sirve para jugar con las expectativas de la audiencia respecto a las circunstancias y los individuos que se verán tentados de emplearlo en una situación difícil. Sin embargo, el filme genera urgencia, por ejemplo, al incorporar un breve montaje donde intentan arreglar la nave a contrarreloj (con un contador de los días que restan) o inquietud al subrayar musicalmente a partir de la composición de Hirohiko Fukuda la persecución liderada por el rey Mayan contra el protagonista.
Por el contrario, y a pesar del aparente gancho del título, la identidad del onceavo pasajero no es una incógnita con la que jueguen ambas versiones. El público puede que se haga preguntas como: ¿Cuál es el propósito del miembro sobrante? ¿Es una prueba de los examinadores? ¿Es un accidente? Sin embargo, el filme no aspira a construir un misterio en torno a la identidad del individuo como en Detective Conan (1996) o Kindaichi Shounen no Jikenbo (1997-2000). Algunos opinarán que el guionista coloca una maniobra de distracción al hacernos sospechar de Tadano por su conocimiento del interior de la nave o sus extrañas reacciones al interactuar con los espacios y objetos contenidos en ella. No obstante, la desconfianza constituiría un red herring muy obvio y, a fin de cuentas, no existe algo fundamental: las pistas que nos lleven a descubrir la identidad del impostor. Aunque se sugiere que el intruso es un telépata e intenta generar parte de estos incidentes, la realidad es que no hay pistas sólidas para acusar a nadie. El responsable, Glenn Groff, ni siquiera ocupaba una posición muy relevante en el elenco en comparación a Tadatos, Frol o Mayan (hasta tiene menos participación que Ganigas).
Un misterio que se precie debe ofrecer garantías de ser resuelto, por lo que si aquí no hace tal función... ¿Qué papel juega este impostor en la narrativa? Algunos puede que no lo tengan tan claro, ya que el mayor énfasis en el suspense y la eliminación de ciertos diálogos del manga complican un poco esta deducción. Sin embargo, la respuesta es simple si prestamos atención al mensaje: la necesidad de superar las barreras que nos separan (raza, sexo, origen, aspecto, etc.) para colaborar en nuestra propia supervivencia como grupo. Aquí el infiltrado, por tanto, sirve como el obstáculo principal en términos de desconfianza porque los inconvenientes que experimentan durante los 53 días de convivencia los mantienen inquietos sobre esta cuestión. Los examinadores buscan determinar si los aspirantes tienen la aptitud precisa para colaborar en su propósito de sobrevivir a pesar de la discordia del onceavo.
Por supuesto, la misión no resulta nada sencilla para los involucrados, pero progresivamente las dificultades que afrontan juntos les permiten abrirse unos con otros, ya sea para solucionar un problema, como Vidmenir explicando su característico hermafroditismo para comprender la situación de Frol; o confesar su origen y aspiraciones, como Ganigas tras sentirse en deuda con Tadatos por salvarle la vida en la operación. El guion recoge las particularidades de cada uno, por lo que comprendemos que cada integrante tiene unas circunstancias muy diferentes a los demás. Es como si en un mismo lugar juntaran personas de distintas clases sociales, etnias y razas, con todo lo que ello conlleva. Véase, por ejemplo, la conflictiva identidad de género de Frol cuya visión está influenciada por una sociedad machista en la que los hombres tienen un status muy privilegiado respecto a las mujeres.
Por desgracia, casi la mitad de los once integrantes no aportan prácticamente nada a partir de su presencia. En particular, Chako, Toto y Dolph son una incógnita cuyas intervenciones en el metraje se pueden contar con los dedos de una mano. Su mínima participación apenas sirvió para intuir ciertos rasgos de personalidad a partir de su apariencia y reacciones. Sin duda, lo oportuno habría sido suprimirlos para obtener un equilibrio más compensado al profundizar y establecer vínculos más fuertes con los personajes principales. Desde la enemistad que siente Mayan por Tadatos hasta la afinidad entre Vidmenir y Frol. Sin lugar a dudas, el que mejor lo hizo fue la pareja de Tadatos y Frol, que invierte un poco los roles de género con un joven al que le cuesta interactuar con las mujeres mientras que Frol mantiene una proximidad tal que no le importa el contacto físico. Su conclusión, aunque conservadora a ojos contemporáneos, es la mayor expresión del mensaje de aceptación y unión que predica el largometraje.
En términos audiovisuales, Magic Bus llevó a cabo un trabajo más que aceptable teniendo en cuenta que su historial es muy humilde en comparación con AIC o Madhouse en este período. Sin embargo, Magic Bus no fue muy leal al estilo de Moto Hagio, sin valerse de sus recursos estilísticos para atraer a un público más amplio. A pesar de ello, este encanto femenino no se perdió porque el diseñador de personajes, Akio Sugino (en colaboración con Keizō Shimizu), tenía una gran experiencia traduciendo personajes del manga shōjo: Ace wo Nerae (1973-74), Versailles no Bara (1979-80), etc. Por su parte, la fuerte interacción entre los personajes hace que la mayor parte de la animación enfatice el character acting. Por desgracia, cuesta señalar alguna secuencia de animación sobresaliente en este ámbito.
Como punto y final a la reseña, ¿Quién es el 11º pasajero? es un largometraje cuyo mensaje de aceptación de las diferencias y trabajo en equipo resulta muy interesante al estar expresado mediante un desarrollo argumental que enfatiza el suspense y la interacción de los personajes. Sin lugar a dudas, parte de la tripulación no aporta demasiado a la construcción temática y la labor de Magic Bus resulta insuficiente para hacer justicia al manga de Moto Hagio, pero está claro que la adaptación constituye una obra notable en la abundante producción del año 1986.
Calificación: 7
1 Comentarios
Como se nota toda la influencia del sci fi en los años 80, la mayoría de historias animadas japonesas tienen ese foco de atención, pese a que el director quería centrarse en el misterio como su eje central, tal y como describes, señalas que ese elemento en realidad palidece siendo más importante su mensaje y el desarrollo en el personaje principal.
ResponderEliminarSe siente interesante y ya que mencionas a Ryoko Ikeda (además de ver la portada) ¿puedo asumir que es un shoujo sci fi enfocado en el misterio? eso sería algo novedoso pese a la epoca de estreno.
Saludos amigo y buena reseña