La amenaza robótica
Por lo general, Dragon Ball introduce en cada arco argumental un compendio de antagonistas que tienen en común tres aspectos: pertenecer al mismo grupo u organización, aparecer según su jerarquía en la escala de poder y estar subordinados al antagonista principal. Este hecho se aplica a enemigos como Piccolo Daimao y sus hijos, los Saiyanos (Raditz, Nappa y Vegeta) o Freezer y sus soldados. Los enemigos de la Saga de los Androides presentan rasgos en común con los anteriormente citados, pero hay diferencias relevantes que requieren de explicación a detalle.
a) Mecha Freezer y King Cold
El regreso del alienígena del frío no fue precisamente el momento más brillante de Toriyama en calidad de guionista. La primera pregunta que nos debería venir a la cabeza: ¿a quién se le ocurre recuperar un villano vencido dos episodios atrás? Del 327 al 329. El lector ni siquiera ha tenido tiempo de procesar su derrota y reflexionar sobre su impacto en la obra. Su llegada a la Tierra fue muy apresurada, inmediatamente después de pedir los correspondientes deseos a Polunga. Así, no hay construcción apropiada de la amenaza ni tampoco un relato sobre los acontecimientos ocurridos entre la destrucción de Namek y el regreso del antagonista. Por el contrario, la aparición de los alienígenas logró un mayor impacto en la adaptación de Toei porque entre ambos eventos media la saga original de Garlic Jr. Este acierto fue obviamente un logro indirecto, ya que su creación respondía a la necesidad de que el anime no alcanzara al manga y, por tanto, no detener su emisión en televisión.
Un segundo argumento que explica porque este plan fue un craso error es la problemática que deriva de la supervivencia de Freezer. A diferencia de Vegeta y Piccolo, que pudieron escapar tras ser perdonados por Goku, Freezer no sobrevivió a su pelea. El soberano había perdido la mitad de su cuerpo tras ser víctima de su propia técnica y, a pesar de que Goku le cedió parte de su energía para huir, Freezer la malgastó lanzándole un ataque fallido que éste le devolvió impactando directamente en su cuerpo. Si hubiera sobrevivido en tal estado calamitoso, este habría sido alcanzado por la explosión de Namek al quedarle unos pocos segundos de tiempo. Y por si fuera poco, el propio Kaiō del Norte, quien estaba contemplando la batalla gracias a sus poderes, afirmó que Freezer había muerto. ¿Y esperabas una explicación de por qué está vivo? ¡Olvídalo! No hay una. En resumen, con todo esto detrás, Toriyama es incapaz de hacer creíble la noticia de que el extraterrestre está vivo. La verosimilitud saltó por los aires.
Freezer y King Cold tampoco constituyen novedad alguna como personajes. Por una parte, el tirano esgrime la venganza como motor de sus acciones. Aquí exhibe su crueldad al creer que lo más apropiado es asesinar a todos los terrícolas para hacer sufrir a Goku cuando llegue a la Tierra. Por su parte, King Cold ocupa un lugar más secundario en la acción. Su motivación es la restauración del honor familiar, buscando defender su posición como la raza más poderosa del universo. Sin embargo, y al igual que el 90% de villanos del manga, pronto demuestra ser un cobarde tramposo que no tiene reparos en tratar de robarle la espada a Trunks y emplearla para matarlo en un ataque sorpresa. Más importante, sin embargo, es que la presencia de King Cold es un inconveniente. Retroactivamente debilita la posición de Freezer como el número 1 del universo. Su posición superior ahora es compartida con su clan familiar, no exclusiva por sus propios méritos. De hecho, las reacciones de los terrícolas colocan a padre e hijo en una escala similar, con Ten Shinhan atraviéndose a vender más humo afirmando que su energía es mayor.
El último párrafo, sin embargo, podemos ignorarlo si prestamos atención a la función real de Freezer y King Cold en la historia: subvertir las expectativas. Los lectores más allá de que no les generara impacto este evento por la excesiva prontitud del regreso y la falta de coherencia de su supervivencia se esperaban inicialmente algo típico de Dragon Ball: los héroes tratando de ganar tiempo hasta que Goku llega en el último minuto para salvar el mundo. No obstante, el humillante fracaso de Freezer a manos de un Supersaiyano desconocido fue un giro de 360º muy sorprendente que nos obligó a darnos cuenta de que la verdadera amenaza se encontraba en la advertencia del joven procedente del futuro. Una amenaza tan grande que incluso aquel que derrotó fácilmente a Freezer recurriendo a la transformación definitiva, el Supersaiyano, es incapaz de vencer en su línea de tiempo. Aquí puedo afirmar que más allá de que Toriyama tiene el defecto de apenas deja cocer la sorpresa logró meter un gol.
b) Los primeros androides
Las expectativas vertidas con este giro narrativo en relación a los verdaderos antagonistas no eran pocas. ¿Pudo cumplirlas? La respuesta es ambigua, ya que los enemigos muestran luces y sombras. Desde una óptica positiva, la impresión que dejaron en su primer contacto con los héroes daba margen al optimismo. Como punto de partida, la decisión de sustituir a los aliens por seres artificiales fue un acierto. Desde su ataque a la urbe situada al suroeste de la capital del sur, Goku y sus amigos perciben que los androides cuentan con habilidades distintas a sus enemigos pasados. Tal vez la diversidad de habilidades no llega al nivel de los Arrancar o los Quincy de Bleach (2001-16) u otras categorías de seres de los nekketsu modernos, pero es un punto a favor.
Una de ellas es la ausencia de Ki, habilidad que complica la detección por parte de los héroes y que favorece al enemigo para ocultarse, huir o atacar por sorpresa. Por esa razón, Toriyama no duda en describir multitud de situaciones donde los androides le sacan partido. Ejemplo de ello es la huida de Dr. Gero, que aprovecha la proximidad con un área montañosa para tender una trampa a Piccolo. Esta capacidad claramente remite al poder terrícola para apagar el Ki, pero en una versión más eficiente. Además, ello también supone una inversión en los roles en relación a la saga de Freezer donde esta habilidad de ocultación fue aprovechada por Vegeta, Gohan y Krillin para evitar a los soldados del soberano. Otro poder destacado es la absorción de energía, un mecanismo propio de A-20 y A-19 situado en sus manos. Con él pueden tanto drenar la energía de aquellas presas que agarran como absorber los rayos y ondas de energía que emite un contrincante (ej: el Kamehameha). A-18 y A-17 sustituyen este mecanismo por un sistema de energía ilimitada, el cual permite luchar indefinidamente. Por último, y aunque no se hace mucho hincapié en él, la naturaleza artificial de los androides ignora totalmente el dolor y las heridas infringidas durante las batallas.
Las cualidades exclusivas de los androides juegan inicialmente a favor de la tensión narrativa, demostrando que pueden dejar fuera de juego a alguien como Yamcha sin que nadie se entere de que lo han herido mortalmente. Quizás Yamcha no fuera la elección más original, teniendo en cuenta que lo usa como carne de cañón desde la 21ª edición del Torneo de Artes Marciales para demostrar el poder de los antagonistas de cada arco argumental, pero la crueldad con que lo hacen nos convence lo suficiente. A partir de aquí, A-20 y A-19 ya no encarnan la misma categoría de amenaza porque nos dan a entender que, pese a sus nuevas habilidades, no tienen nada que hacer frente a un Supersaiyano. Aunque el ataque cardíaco sufrido por Goku parece dar la vuelta a la situación, el combate es rápidamente interrumpido por Vegeta, barriendo el piso con el muñeco. Uno podría pensar que la situación puede volverse otra vez en su contra, pero hasta Piccolo supera a Dr. Gero y la recuperación de Vegeta por la Semilla del Ermitaño deja en claro que solo puede huir en esta situación. ¿Recuperamos la tensión inicial en algún momento? Afortunadamente, sí. La paliza suministrada por A-18 deja en claro que el as en la manga de Dr. Gero puede aniquilar a los Supersaiyanos, pero el plan de ir “sin prisa, pero sin pausa” de los androides hace desaparecer toda urgencia. Es decir, A-17 y A-18 están lejos de generar el mismo terror que los Saiyan y Freezer en sus respectivas sagas debut.
Otra cuestión que palpita desde hace tiempo es la siguiente: ¿es creíble que un científico de la Tierra pudiera crear unos androides tan poderosos? La pregunta es polémica, por lo difícil de argumentar en una u otra dirección. Algunos fundamentan que la tecnología terrícola no está a la altura de semejante tarea, pero a lo largo de Dragon Ball hemos visto artefactos insólitos como las cápsulas Hoi-Poi, el Radar del Dragón o la máquina del tiempo. Todos ellos creados por Capsule Corp. Por tanto, un genio científico como el Dr. Gero, en teoría, podría fabricar un grupo de poderosos androides. Ahora bien, ¿tan poderosos? La explicación de Toriyama de que Dr. Gero utilizó un minúsculo robot espía llamado Micro Spy Robot que estudiaba sus peleas no está mal pensada, aunque es demasiado parco en su explicación en relación a cómo trató los datos para mejorar a las máquinas. De todas formas, la explicación sigue teniendo un defecto fatal: no explica cómo logró que A-17 y A-18 sean tan fuertes a pesar de que no llegó a recopilar información de los acontecimientos en Namek. Estos datos eran cruciales, ya que ahí es donde los protagonistas obtuvieron sus últimos power-ups. La explicación del mangaka de que los seres humanos mejorados a partir de componentes biorgánicos y con una fuente de energía eterna no resuelve el problema, ya que... ¿por qué un ser humano puede tener energía ilimitada y un ser totalmente artificial no? No hay nada en el manga que pueda responderlo.
Como remate, ¿qué podemos señalar de los androides como individuos? No mucho y lo poco que hay no es muy positivo. Por su parte, Dr. Gero es un mad doctor cuyos rasgos personales son asimilables a cualquier otro villano de la franquicia: frío, cruel y arrogante. De hecho, él peca del mismo defecto en términos de confianza excesiva. Una negligencia que le costó cara al no investigar la transformación de Supersaiyano. Tal vez pueda presumir de cierta astucia, cualidad que le impulsó a escoger un escenario idóneo para sus poderes y utilizar la aparición de Bulma para escapar a su laboratorio. La relación entre Dr. Gero y sus creaciones da algo más de juego, pero el autor, como de costumbre, no se explaya mucho en su falta de respeto a la vida. Sin dudas, Dr. Gero está muy lejos de otros representantes del género como Herbert West, Desty Nova o el Dr. Moreau. No obstante, el verdadero problema es su motivación y la conexión con la Red Ribbon. Dr. Gero, en calidad de personaje nuevo, nunca participó en los eventos de la saga de la Red Ribbon, por lo que su deseo de venganza se siente fabricado ante la falta de un flashback o una explicación detallada que exponga sus aspiraciones dentro de la organización y su frustración al perder su sustento. De hecho, uno se pregunta... ¿siquiera fue un problema para su investigación? Dr. Gero continuó con su plan sin contar con financiación externa. ¿Entonces por qué odia a Goku? No es nada convincente.
c) Los segundos androides: A-18, A-17 y A-16
Por otra parte, A-16, A-17 y A-18 son un grupo antagónico que parcialmente consigue salir del estándar de la franquicia. La causa se encuentra en su compás moral: los androides no son las máquinas asesinas del futuro de Trunks. La pareja de hermanos se caracteriza por su perfil rebelde, sublevándose contra su creador por convertirlos en androides y manipularlos para su propio bien. Este odio contra Dr. Gero nos haría pensar que A-17 y A-18 no tienen interés en cumplir su plan de asesinar a Goku, pero... ¡lo hacen igualmente! ¿Por qué? Porque necesitan un objetivo al ser androides. Es decir, buscaron su autonomía. No cumplir las órdenes de otro. Por esa razón, llevan a cabo su misión mientras se entretienen por el camino, robando un auto y escapando de la policía. Además, tampoco muestran interés en asesinar a los compañeros y amigos de Goku. Solo jugar con ellos si se interponen en su camino.
Este perfil atípico en un grupo antagónico es un giro fresco, pero en el contexto del manga es más problemático que beneficioso. Una obra que juega constantemente con la amenaza de un enemigo poderoso y peligroso acaba perjudicada ante antagonistas de esta categoría. Sí, son más fuertes que nuestros héroes. Sí, quieren matar a Goku. Empero, no constituyen un peligro como anteriores enemigos por dos razones. Por un lado, su “agenda” es más un pretexto para continuar la trama que se está construyendo que una verdadera meta. Su razonamiento es que son androides, por lo cual necesitan un objetivo y que mejor objetivo que demostrar su poder matando al guerrero más fuerte del planeta. Cuesta mucho tomarse en serio a alguien que está pensando sobre la marcha en lugar de, por ejemplo, reflexionar acerca de su nueva identidad como androides desligados de su creador. Por otro lado, su misión es ejecutada de tal manera que nuestros héroes tienen tiempo de organizarse para ocultar a Goku y, por tanto, eso rebaja mucho la tensión narrativa. Para acabar, el surgimiento de Cell pocos episodios después de la humillación de Vegeta nos hace ignorar la relevancia de los androides mellizos y A-16.
En términos personales, el trío de androides es un tanto decepcionante. En primer lugar, A-17 es el que lleva la voz cantante en el grupo, adoptando la iniciativa en lugar de sus compañeros más pasivos. A-17 es el equivalente a un adolescente que busca divertirse. El estilo directo y de la narrativa de DB, sin embargo, no permite disfrutar mucho de su rebeldía, por lo que su versión en el campo de batalla tiene más visibilidad. Esta versión está en consonancia con su forma de ser, actuando confiado al creerse el ser más poderoso de la Tierra. El inconveniente es que no está lejos del carácter exhibido por otros villanos, por lo que no acaba destacando demasiado entre ellos. ¿Y los demás? Mucho peor. A-18 es un personaje cuya personalidad es casi inexistente. Su enfrentamiento con Vegeta apenas revela alguna idea de ella misma, con la excepción de la ofensa de Vegeta hacia su condición de mujer. La figura de Krillin no logra arreglar mucho, ya que apenas tiene tiempo para procesar qué significado tuvo la destrucción del control remoto. Cell la absorbe y su personaje desaparece hasta casi el final.
Para acabar, A-16 es un androide que inicialmente parece esconder algún secreto: el Dr. Gero advierte que podría matarlos a todos, su base es mecánica y su reacción a las preguntas de sus compañeros es la ausencia de respuesta (acompañada de una sonrisa). Su único interés parece ser arrebatarle la vida a Goku, por lo que se niega a pelear con alguien más. ¿Qué pretendía el autor con este personaje? En el contexto de producción del manga, Toriyama probablemente estaba teniendo problemas con la elección del antagonista principal. Mi hipótesis es que A-16 tal vez iba a ocupar el lugar de Cell, ya que la naturaleza del androide es sumamente extraña y no se encontraba entre los androides conocidos por Trunks.
En cualquier caso, la idea fue descartada rápidamente en favor del monstruo insectoide. A-16 se vuelve irrelevante hasta su fallido intento de detener la absorción de A-17, con el mangaka intentando darle un nuevo rumbo al querer proteger el planeta. ¿Lo hizo bien? Absolutamente no. Su cambio de pensamiento tiene origen en su amor por la naturaleza, representado en un inicio en su interés por los pájaros que asustaron sus compañeros en la pelea con Vegeta. Por desgracia, su lealtad al planeta en detrimento de su objetivo de matar a Goku no se desarrolla en ningún momento del arco. De hecho, sabemos de su gran pasión porque se lo dice a Gohan antes de morir. De no haberlo hecho, no sabríamos porque lucha. Toriyama tuvo oportunidad de contarnos o mostrar porque el personaje estaba tan distraído en todo momento, pero nunca le vimos siquiera interactuar con un animal en el manga. Así de desprolijo fue A-16 pese a su potencial como personaje.
d) Cell
Cell es el principal antagonista de la Saga de los Androides, pero también uno de los villanos más icónicos de la franquicia. ¿Por qué ha alcanzado esta posición? No es sencillo responder a esta pregunta, ya que como todos sabemos intervienen múltiples factores. Un primer factor con el que podemos estar de acuerdo es el concepto de Cell. A diferencia de los androides, la idea de Cell era muy atractiva: un bioandroide creado por el ordenador de Dr. Gero a partir de muestras de las células de los guerreros más poderosos: Goku, Vegeta, Piccolo, Freezer, etc. Es decir, Cell fue ideado como el guerrero definitivo. Un monstruo cuya herencia genética le ha permitido adquirir todas las habilidades y técnicas propias de cada individuo sintetizado en su ADN. Sin embargo, y al igual que Freezer, Cell exhibía una particularidad: la capacidad de transformarse. Por supuesto, esta transformación sigue una mecánica diferente porque Cell no trataba de ocultar o limitar su verdadero poder. Sus transformaciones responden a las distintas etapas de su evolución, pasando de una a otra en base a la cantidad de androides asimilados. En resumen, ¿cómo no iba a atraer de inmediato a los lectores? El mangaka había dado en el clavo.
A pesar de su fascinante concepto, ningún personaje de su importancia puede limitarse a eso. Sin duda, era imposible dotarlo de mucha dimensionalidad porque los personajes de Dragon Ball nunca se han definido por su complejidad moral o psicológica. No obstante, Toriyama es capaz de elaborar villanos carismáticos como Tao Pai Pai, que destaca por sus peculiaridades cómicas (su modo de transporte o su negro sentido del humor); y Freezer, cuya malevolencia está filtrada por su falsa cortesía. Cell es una criatura difícil de valorar en este sentido, ya que no genera la misma impresión en sus diferentes etapas. No es lo mismo la Primera Forma que la Forma Perfecta, por lo que tenemos que acotarlas.
La introducción de Cell como antagonista probablemente fue el mejor momento del arco con diferencia. Su surgimiento vino precedido de un simple reporte de una persona en relación al hallazgo de un vehículo de Capsule Corp.: una segunda máquina del tiempo. En consecuencia el artefacto da pie a todo un misterio en torno a la identidad del misterioso pasajero. Aquí las pistas que recogen Bulma, Trunks y Gohan (cáscara de huevo y muda de insecto) dejan claro que la criatura está lejos de ser humana. Peor aún, la metamorfosis del monstruo es reciente y no saben a qué atenerse. ¿Es este el verdadero responsable de los cambios en nuestra línea de tiempo? Toriyama no pierde pierde el tiempo, por lo que sigue construyendo la gran amenaza a partir de una noticia en la radio y la televisión: una ola de desapariciones en Ginger Town. 15.000 habitantes desaparecidos de repente, quedando únicamente sus ropas. Este reporte tan siniestro en los medios de comunicación hace que la saga se aproxime a una monster movie, con Toriyama edificando un fuerte suspense a partir del desconcierto, las consecuencias de la presencia del monstruo y la ausencia de un imagen clara del enemigo.
Finalmente, de mano de Piccolo, somos testigos de la Primera Forma de Cell. Su apariencia resulta bastante intimidante al mezclar en una forma humanoide elementos de las cigarras, los escarabajos y determinados réptiles (serpientes y camaleones). No obstante, lo que confirma que es una amenaza, y al mismo tiempo es una de las imágenes más terroríficas del manga de Dragon Ball por su uso del body horror, es cómo usa su aguijón para succionar por completo al ricachón que tenía en sus manos. Como cualquier otro ser abyecto, se alimenta de las vidas de los seres humanos para aumentar su poder. Cell, sin embargo, no deja de impresionarnos al generar una serie de incógnitas: ¿Por qué conoce los nombres de todos? ¿Por qué conviven en él una reunión de energías de amigos y enemigos? ¿Por qué es capaz replicar las técnicas de otros personajes? Estas preguntas nos van conduciendo naturalmente a la auténtica respuesta, pero... Toriyama decidió arruinar su encanto inicial.
¿Cómo metió la pata? Pues de la misma forma que siempre: explicándolo todo a detalle en un par de páginas. A diferencia de Trunks, que no tenía nada que esconder de Goku, Cell se fue de la lengua innecesariamente. Más allá de que no tiene sentido que Cell olvide la capacidad del namekiano para regenerar su brazo, su soberbia le hizo abandonar la cautela que define a la Primera Forma al revelar todo sobre él: identidad, origen, meta, poder, creador, viaje en el tiempo, etc. En efecto, no dejó prácticamente un ápice del misterio que le rodeaba. Toriyama podría conservar parte de las incógnitas si, en primer lugar, no desvelara su meta (absorber a los androides A-17 y A-18) y, en segunda instancia, no nombrara el laboratorio secreto desde el cual operaba el ordenador. Estas omisiones obligarían a los héroes a reflexionar sobre las palabras de Cell, dándose cuenta de que si vino desde otra línea de tiempo eso comporta que existe un laboratorio donde se encuentra el proyecto del embrión del monstruo. Para terminar, al encontrar la guarida, el examen de los planos por parte de Bulma le permitiría comprender la auténtica razón por la que vino al futuro.
A pesar de este tropezón, Cell continúa siendo una gran amenaza porque, pese a los intentos de Piccolo de encontrarlo, su capacidad para ocultar su energía le permite seguir absorbiendo a miles de seres humanos diariamente mientras continúa buscando a A-17 y A-18. Los héroes están atados de pies y manos en esta situación: Piccolo lidia con el dilema de seguir buscando en vano o acabar con A-17 y A-18 a riesgo de que se unan todos contra él y Vegeta y Trunks en la Sala del Espíritu y el Tiempo. La tensión narrativa, por lo tanto, está en un nivel alto, el cual sigue incrementándose cuando la Segunda Forma de Cell se impone fácilmente a A-16 y Piccolo, dejándolos medio muertos, y amenaza con destruir las islas cercanas si A-18 no sale de su escondrijo. Esta superioridad de Cell queda prácticamente establecida para los capítulos que restan, con excepción de la humillación sufrida por “SuperVegeta”.
Su Forma Perfecta, sin embargo, es una decepción como individuo. ¿A qué me refiero? Pues es muy simple. El concepto de Cell era atractivo y su posición como amenaza funcionó, pero el personaje es excesivamente básico en términos de personalidad y conexión con los héroes. Desde el inicio, Cell es un personaje meramente volcado en su propósito de obtener su Forma Perfecta, guiado por las indicaciones del ordenador. Aquí hay cierto interés por parte de Cell, ya que más allá de cumplir las instrucciones se nota su interés por la promesa de conseguir un cuerpo perfecto: fuerza, resistencia, velocidad, técnica, etc. Él mismo dice que tal vez lo guía su herencia genética, ya que su cuerpo está formado por las células de los mejores peleadores del universo. Sin embargo, una vez se convierte en lo que deseaba, Cell pierde lo poco que le caracterizaba, organizando el Cell Game no tanto para seguir este ideal de fuerza sino porque quiere divertirse peleando. Ah, y aterrorizar a los seres humanos. La mala caracterización de Cell hizo que al final el personaje se convirtiera en un villano bastante genérico. Y no es que antes fuera un portento, ya que el mangaka desaprovechó la ocasión de edificar una relación más profunda con los protagonistas porque, en cierto modo, son su “familia”. ¿De verdad, no se le ocurrió nada interesante luego de referirse a Piccolo como “hermano”? Un desperdicio.
Como remate, y como suele ocurrir en la tradición de Toriyama, el villano tiene que hacer un último esfuerzo para amargar a nuestros héroes. La diferencia con, por ejemplo, Vegeta luego de perder la forma Ohzaru es que la reaparición de Cell tras explotar en el planeta de Kaio es que hace saltar por los aires el pacto ficcional entre autor y lector. Cualquier escritor tiene que tener cierta manga ancha para idear diferentes escenarios, pero si vas a hacerlo debes emplear el mínimo de variables inverosímiles. Sin embargo, Toriyama ignora esto y no introduce uno sino cuatro factores incoherentes:
-El órgano nuclear: A pesar de su importancia, el elemento nunca fue anticipado en el manga de forma alguna. La hipótesis de que esto es producto de la regeneración namekiana tampoco es congruente, ya que su habilidad no tiene tal amplitud. Si Piccolo fuera capaz de realizar las mismas hazañas que Cell tendría mucha más durabilidad en el campo de batalla. Por ejemplo, no habría muerto contra Nappa y los daños causados por Cell en su Primera Forma sanarían rápidamente.
-La localización del núcleo en la cabeza: Si tal órgano nuclear se halla en la cabeza entonces debería haber muerto en el momento en que Goku le voló la cabeza y mitad del torso (que, a propósito, la regeneración de Piccolo nunca reconstruía el cerebro, el corazón y otros órganos vitales) con su Kamehameha al máximo.
-El regreso de su Forma Perfecta: Dejando de lado que vomitar a A-18 carece de sentido si ya la había asimilado sobradamente desde hace más de una semana, la expulsión de la androide hizo que regresara a su etapa intermedia. Su Forma Perfecta era el resultado de absorber a los dos androides. Por tanto, al regresar a la vida, debería volver como Cell Segunda Forma. Su habilidad saiyana, el Zenkai, incrementó su poder, pero no podía hacerle regresar a su Forma Perfecta. Por muchas veces que activara el Zenkai no obtendría su cuerpo perfecto.
-Su aprendizaje del Shunkanido: El aprendizaje de la técnica de Goku no es congruente con el factor que explica la posesión de las habilidades y técnicas de los individuos cuyas células forman su cuerpo: la herencia genética. La regeneración de Piccolo, el Kamehameha y demás los aprendió por una cuestión genética. No por entrenamiento u observación. Otro hecho que delata esta incongruencia es la circunstancia de que, pese a haberla presenciado en multitud de ocasiones (desde la primera vez en que salva a Piccolo y Ten Shinhan hasta la vez en que lanza el Kamehameha directo a Cell), Cell nunca la aprendió. ¿Por qué entonces la obtiene en virtud de su observación en la reaparición? Claramente, ambos factores revelan que Toriyama necesitaba que Cell volviera a la Tierra porque sino no podría escapar del Otro Mundo.
Errores comunes: dilatación artificial, exposición deficiente y recursos abusivos
Toriyama es un autor que nunca se ha caracterizado por planificar a medio o largo plazo, pero la Saga de los Androides es el mayor testimonio de cómo su falta de planificación condenó al título a una construcción deficiente de los acontecimientos. El problema gira alrededor de una cuestión muy simple: la dilatación artificial del conflicto. Por lo general, el manga ha tendido a estirar innecesariamente el clímax de sus arcos argumentales, dando lugar a un largo intercambio de técnicas entre adversarios o los intentos desesperados de los héroes de vencer al villano de turno. Esta circunstancia, sin embargo, fue un problema menor ante la brevedad de los arcos argumentales. O mejor dicho lo fue hasta la saga de Freezer. De una saga de 87 capítulos (del 242 al 329) nos encontramos con que 35 de sus entregas (un 40%) constituyen la batalla final. Es decir, a la proporción más alta de lo habitual hay que añadir una cantidad de episodios que excede con creces los números de otras sagas del manga. ¿Cuál fue el resultado? La narrativa fue perjudicada en términos de ritmo y reiteración de tópicos.
La Saga de los Androides, no obstante, se erige en un caso diferentes a los anteriores. En lugar de involucrar una batalla final extensa (que la tiene), desde el principio dilata indefinidamente el conflicto principal con los androides creados por el Dr. Gero. La ausencia de planificación está claro que ayudó a esta empresa, ya que Toriyama se vio obligado a idear nuevos antagonistas hasta que, por fin, le convenció Cell como villano principal a superar. No obstante, el impedimento esencial que deriva de esta torpeza del autor es aún más importante: la supresión de toda solución razonable. Por lo general, los personajes al encontrar un vía que pueda resolver un conflicto no dudan en tomarla. Por desgracia, la mala caracterización de los héroes (y los villanos) sabotea cualquier intento de poner fin o acortar este sufrimiento con el nombre de “Saga de los Androides”. La lista de malas decisiones es larga: no desmantelar los androides del Dr. Gero tras la advertencia de Trunks, la insistencia de Bulma en conocer a los androides, la necedad de A-17 ante el poder superior de Cell, la destrucción del control remoto, la irresponsabilidad de Vegeta al apoyar que Cell obtuviera su Forma Perfecta, la extracción de la bomba en el cuerpo de A-16, la insensatez de Goku ofreciéndole una Judía Mágica a su enemigo, etc.
En esta categoría, el error más grave que cometieron los protagonistas fue su inacción frente a la advertencia de Trunks. Goku y sus amigos echaron a perder la oportunidad de terminar con la vida de los androides sin la necesidad de luchar. ¿Por qué? La mayoría optó por rechazar la sugerencia de Bulma de asesinar al Dr. Gero. Algunos argumentarán que el príncipe amenazó con matarlos si continuaban con este plan, pero nadie (excepto Krillin) la respaldó. Vegeta no sería capaz de hacer nada teniendo a todos los demás en contra, sobre todo Goku gracias a su poder superior. La realidad es que la mayoría estaba conforme con entrenar para vencer a los androides, ignorando el sentido común. Aquí Goku es el que tiene menos luces porque afirma que “Ese científico aún no habrá construido nada. ¿Cómo vamos a matarle...?” ¡Qué listo que sos, Goku! Haber pertenecido a una organización criminal como la Red Ribbon y saber que los androides están en proceso de fabricación parece que no es suficiente para el protagonista.
Esta insensatez, no obstante, es justificada por una gran cantidad de fans al declarar que Goku no está siendo incoherente. Goku es un guerrero que entrena para superar sus límites y pelear contra oponentes poderosos, pero que también se preocupa de proteger a sus seres queridos y defender a los débiles. Ambos rasgos son comunes en multitud de protagonistas del nekketsu como Yūsuke Urameshi (Yu Yu Hakusho, 1992-95), pero hay una diferencia: ninguno prioriza su pasión por la lucha por encima de la familia y los amigos. Toriyama, por supuesto, intenta que Goku entre en esta categoría, pero sus decisiones temerarias resultan contradictorias con su deber de protección. Esta decisión de no lidiar con el problema según el plan de Bulma se revela aún más contradictoria cuando Goku vive en un universo donde surgen una y otra vez enemigos cada vez más poderosos. La posibilidad, por tanto, de que estos androides sean una amenaza que no puedan superar es alta, algo que efectivamente ocurre tras la aparición de los androides A-17 y A-18. ¿Y las consecuencias? Muchas. Dr. Gero siguió con los experimentos inhumanos, la aparición de A-19 y A-20 supuso la destrucción parcial y la muerte de muchos de los habitantes de la ciudad atacada y, sobre todo, Cell pudo completar su evolución.
La siguiente cuestión está relacionada con la exposición. Un problema recurrente en el manga de Toriyama es la forma en que introduce la información necesaria para que el lector comprenda la historia. Por lo general, la exposición tiene lugar explícitamente a través de explicaciones a modo de monólogo por parte de un personaje mientras el otro solo le interpela para hacer más preguntas sobre el mismo tema. Este tipo de exposición no es necesariamente negativa, pero tiene que estar dosificada y no abusar de ella como recurso principal. Por desgracia, Toriyama recurre con mucha frecuencia a ella, con personajes como Trunks, Dr. Gero o Cell explicando con más o menos lujo de detalles todo aquello relacionado con ellos: identidad, motivación, objetivos, etc. Este estilo de exposición no habría sido tan negativo si, al menos, se apoyara en flashbacks u otro recurso que no fuera tan dependiente de la palabra, pero el autor siempre fue alérgico a retroceder en el tiempo para narrar cualquier tipo de historia. Eso sí, los saltos de tiempo (flashforward) son su postre favorito.
Otro aspecto común en Dragon Ball son la clase de recursos a explotar, llegando a los límites del abuso. En la Saga de Freezer, el principal recurso explotado por Toriyama fue el conocido por los fans como Zenkai, una habilidad propia de los saiyanos que consiste en incrementar el poder de un individuo de forma sustancial tras recuperarse de heridas mortales. El recurso fue la excusa perfecta para aumentar el poder de Goku, Vegeta y Gohan en un contexto donde era complicado justificar un entrenamiento. El Zenkai, sin embargo, era demasiado conveniente, al punto en que facilitaba superar a personajes más poderosos solo recuperándose después de una derrota. En la Saga de los Androides, por el contrario, se impusieron las Judías Mágicas. Este objeto mágico permite curar casi instantáneamente a cualquier persona herida, incluso si está al borde la muerte. Es decir, igual al Restaurar todo de la saga de videojuegos Pokémon. Aquí el objeto se volvió más necesario ante la falta de máquinas de recuperación como las de Freezer y la desaparición posterior de las Bolas de Dragón. El recurso es menos dañino que el Zenkai, ya que fue introducido desde la Saga de la Red Ribbon y no ponía a los héroes en una gran ventaja en batalla. Sin embargo, este recurso se utiliza hasta en seis ocasiones y es obvio que sin ellas habrían muerto personajes como Yamcha y Piccolo.
Por último, vayamos con la cuestión del entrenamiento. Todos los arcos argumentales de DB tienen algún tipo de adiestramiento al que se someten sus personajes, en especial Goku desde la Saga del 21ª Edición del Torneo de Artes Marciales. En esta ocasión, la necesidad apremia por lo cual los héroes van a entrenar en la Sala del Espíritu y del Tiempo, una habitación en el palacio de Kami-sama situada en una dimensión alternativa que se define por sus condiciones extremas en términos de temperatura (40º por el día y -40º por la noche), gravedad (10 veces superior a la de la Tierra) y aire (¼ del existente en el planeta). Su ventaja más relevante, sin embargo, es el tiempo: 1 año dentro solo equivale a 1 día en el mundo real.
Este entrenamiento, por tanto, es una evolución del desafío de gravedad del planeta de Kaioh y la sala de la nave con rumbo a Namek, pero añadiendo más variables (temperatura extrema y escasez de aire). La idea es un gran acierto, aunque Toriyama puso menos empeño en cómo afectan estas condiciones al cuerpo y la mente de los protagonistas. En cambio, sí realizó un buen trabajo al mostrar cómo Goku y Gohan están experimentado con el Supersaiyano. No obstante, hay un grave problema: su propia existencia. El autor probablemente creó la Sala en base al Mundo donde el Pasado, el Presente y el Futuro se reúnen, una creación original del anime durante la estadía de Goku en el palacio de Kami-sama. Su existencia surge por mera necesidad de la trama, sin que exista una anticipación previa en algún momento de la serie y sin una justificación que explique su función en la morada divina. Además, ¿cómo es posible que los guerreros Z no la utilizaran en la Saga de los Saiyanos ante la necesidad de combatir a Vegeta y Nappa? Incomprensible.
Conclusión
Al fin hemos llegado a la meta, por lo que es necesario hacer balance: ¿ha valido la pena este esfuerzo por parte de Toriyama? Narrativamente hablando no. En general, el comportamiento de esta saga ha sido muy errático, dando lugar a decisiones cuya plasmación en el papel muy pocas veces llegan a ser plenamente satisfactorias. Cada decisión fue un riesgo, dando lugar a golpes triunfales que pronto se convierten en victorias pírricas o que directamente pasan a ser rotundos fracasos que no puede revertir. Esta tendencia, por tanto, dificulta hablar de virtudes en este lado del cómic. No importa el aspecto al que intentemos referirnos, siempre hay algún “pero” fundamental que raya el cristal. De todas formas, intentaremos recapitular lo que se ha dicho en este escrito.
Desde una óptica positiva, la Saga de Cell es una historia de emociones fuertes y vibrantes ya que la narrativa está en constante movimiento gracias a los viajes en el tiempo y los cambios incesantes en la dinámica de poder. Esta circunstancia vino respaldada de una cesión respecto al protagonismo de Goku, quien entregó el mando a otros personajes como Vegeta, Piccolo, Trunks o Gohan. Además, Toriyama aprovechó la oportunidad para explorar las relaciones de carácter paternofilial entre Vegeta y Trunks, así como entre Goku y Gohan. En todas ellas se pueden encontrar unos cuantos hallazgos valiosos, destacando los intentos de los saiyanos por romper los límites de la condición de supersaiyano al entrenar juntos en la Sala del Espíritu y del Tiempo. Finalmente, el antagonista principal destacó por su atractivo concepto: Cell es el guerrero definitivo gracias a la ingeniería genética. Su introducción como un villano al estilo de una monster movie y su revelación como el viajero del tiempo que llegó al planeta antes de Trunks también lo convirtieron en alguien fascinante.
Por desgracia, todo lo demás fue prácticamente negativo. En primera instancia, el manejo de los héroes y villanos fue muy incompetente. Los saiyanos tal vez lograron obtener un par de victorias, por lo que se hallan entre los mejor valorados. Sin embargo, sus acciones fueron de lo más contraproducentes al gestionar los conflictos y sus arcos de desarrollo progresan muy torpemente. Piccolo se podría encontrar en este mismo grupo, pero con la diferencia de que el personaje fracasa en su intento de evolucionar en “Kamiccolo”. En cambio, los terrícolas, con la excepción de Bulma, fueron una nulidad absoluta. Y Krillin, que tuvo la “fortuna” de tener un papel relevante, fue manejado de forma pésima en su dilema con A-18. Lamentablemente, los androides quedaron en una posición igual o más deplorable. Sus habilidades exclusivas en su condición de seres artificiales los distinguieron de enemigos anteriores, pero fuera de ello todos los androides, desde Dr. Gero hasta A-16, fueron una decepción. La única excepción de entre el grupo fue Cell, pero sus puntos más positivos acaban en el mismo momento en que la historia tiene que hacerlo evolucionar. Ningún error muy garrafal es cometido después, pero el encanto del monstruo de película de terror se fue al garete y las nuevas cualidades de Cell no lo compensan. En segundo lugar, los defectos de Toriyama como autor se magnifican en la saga presente. Desde la dilatación de los conflictos, que resulta de una innumerable cantidad de malas decisiones por parte de los héroes; hasta la exposición deficiente, que demuestra que el escritor tiene problemas para comunicar ciertas ideas sin recurrir a la palabra; pasando por el uso abusivo de ciertos recursos narrativos, siendo en esta ocasión las Judías Mágicas.
Calificación: 4
2 Comentarios
Terminé de leer la entrada hace poco, y concuerdo en su totalidad.
ResponderEliminarEsta saga es un completo desastre, quizás es la más sobrevalorada de los anime nekketsu que conozco, solo superada por la saga de Pain y su espantoso final. Personalmente, cuando miraba la serie, incluso a mi se me hacía irritante ver cómo el autor exageró el orgullo de Vegeta para hacerle tomar decisiones muy tontas. Nada le costaba en el tramo final aportar de forma sustancial al conflicto, pero no, el idiota deja que Cell se transforme.
Y las excusas que da para no encarar al Dr. Gero están peor.
Arreglar esta saga no es tan complicado, bastaba con que el autor presentara algo mejor armado y que no se mueva en base a la estupidez y falta de sentido común de los personajes. El personaje de Trunks merecía más pantalla, pues él era el centro del motor del conflicto, y al menos uno de los rellenos del anime permitió explorar mejor su relación con Vegeta.
Sobre Cell, una meta tan trillada y simple como volverse un ser perfecto se pudo profundizar al tener mejores interacciones con otros personajes, o darle algún giro de tuerca como vimos con Meruem de Hunter X Hunter. La excusa de esperar un día para pelear contra Goku lo sentí como otro escupo en la cara, nada le bastaba a Cell matarlo de 1 santiamén.
Y con los androides, el autor pudo profundizar en sus emociones fuera de ser jóvenes rebeldes unidimensionales, como cuestionarse sobre su libertinaje, o la búsqueda por una identidad, tomando en cuenta que antes fueron humanos. Hasta habría ayudado para humanizar a 18.
El anime quizás sea menos nefasto que el manga al aportar cosas más sustanciales a ciertos personajes como Androide 16, o Trunks, pero si. Esta es de las peores cosas que ha hecho Toriyama, se nota que es una saga nacida de la improvisación, en lugar de aplicar bien tu experiencia narrativa.
Buenas tardes, Mist. Me alegra verte comentar por aquí.
EliminarEn mi opinión, el anime logra minimizar o arreglar parcialmente algunos de los problemas de esta parte en el manga, pero claramente al adaptar de forma bastante fiel no puede proponer algo radicalmente distinto. De hecho, muchas veces pienso que se limitan a poner parches porque tienen que autocontenerse y no pueden hacer todo lo que les gustaría. El arco está claro que es de los peores del manga y del anime, pero teniendo en cuenta la multitud de errores que comete pienso yo que puedo ser mucho peor. Lo de los androides habría estado bien que buscaran algo como una identidad separada de su misión original, pero tal como dijo Toriyama en una entrevista abordar la psicología de los personajes no es su fuerte.
Un saludo