Reseña: Yokohama Kaidashi Kikou

• Año: 1998-2003
• Capítulos: 4 OVAs
• Estudio: Ajia-Do
• Género: Slice of Life

La ficción se puede disfrutar de otra forma

Sinopsis

Tras un gran desastre medioambiental, la humanidad ha iniciado una etapa de decadencia. En Japón, el nivel del mar ha subido tanto que se han inundado ciudades importantes como Yokohama. Cerca de ese lugar se encuentra una cafetería regentada por un robot llamado Alpha, quien se encarga de ella en ausencia del dueño. La serie se centra en la vida cotidiana de este simpático androide, que igual que otros humanos y robots disfruta de los pequeños placeres de la vida.

Trama y Desarrollo

Si eres de aquellas personas que sigue con atención el anime del último lustro, sabrás que el slice of life se ha ganado una posición importante entre los géneros más populares de Japón. No obstante, quizás sería más correcto mencionar que lo ha hecho uno de sus subgéneros: el “iyashikei”. Sin duda, es una creación muy especial, en el sentido de que sus historias son radicalmente diferentes a lo habitual. No hay conflicto, apenas continuidad, escaso desarrollo de personajes o interés en abordar temas de peso. Extraño, ¿verdad? Sus detractores señalan esto como errores. Sin embargo, creo que es una equivocación pensar así. Un iyashikei persigue, sobre todo, transmitir un sentimiento de alivio. Intenta penetrar en el ánimo del espectador para inocularle una calma particular, una sensación de relajación. Una forma de evadirse si me lo preguntan. 

Esta forma de evasión de la realidad me recuerda mucho a la poesía pastoril. Sí, ese tipo de poesía que describe el campo de forma idealizada. Para ello destacaba la belleza de la naturaleza y la vida carente de preocupaciones de los pastores que lo habitaban. Grandes poetas como Virgilio, autor de las Bucólicas, describían el campo como un lugar ideal, donde la paz y la felicidad son realidad. Los pastores, sus personajes predilectos, viven en armonía con la naturaleza, sin necesidad de muchos bienes materiales, a diferencia de los ciudadanos de la urbe. En cierto modo, podemos encontrar paralelismos entre uno y otro si establecemos comparaciones, aunque es un error afirmar su igualdad. Las diferencias entre ambas son importantes. 

Ahora bien, ¿qué ejemplos tempranos tenemos en el anime? En cierta manera algunas películas de Ghibli no están muy lejos del tipo de sensaciones que transmiten. Los creadores de animes del estilo como Yuru Camp (2018) admiten haberlas tenido como referente. Sin embargo, Yokohama Kaidashi Kikou sería uno de los primeros iyashikei como tal. En concreto, me refiero a las OVAs que adaptan el manga de Hitoshi Ashinano. Su adaptación se puso en manos de Ajia-Do, un estudio pequeño y no muy conocido. A pesar de su condición, creo que hicieron un trabajo más que satisfactorio. Lo mismo diría de su director Takashi Annou, principal rostro del estudio. 

Yokohama Kaidashi Kikou es una obra enmarcada dentro del slice of life que nos habla sobre las vivencias y experiencias de Alpha, una androide que trabaja en la cafetería de su dueño mientras él está ausente. Como dije antes, no hay más que eso. Cada capítulo trata sobre las actividades diarias de Alpha. Su contenido puede ser tan trivial como el hecho de preparar un café o tomar fotografías cerca de donde vive. Incluso cuando Alpha se encuentra de viaje el objetivo no es experimentar emocionantes aventuras sino más bien ampliar fronteras. Y lo preocupante no es esto sino que solo adaptaran cuatro episodios a formato OVA porque había más contenido disponible que nos permitiría conocer mejor a sus habitantes y lugares. Casi se podría decir que aparecen de repente, sin una presentación previa como la amiga de Takahiro.

Sabiendo esto, su narrativa carece de un principio y fin, así que podrías ver los episodios en el orden que quieras porque no estás perdiendo nada importante a nivel de eventos. Pese a todo, sus historias tienen alguna continuidad porque el tiempo continúa su paso. Las consecuencias de algunos sucesos como el estrago causado por el tifón al hogar de Alpha permanecen en el siguiente episodio. Pero como he dicho nada de lo que ocurra cambiará radicalmente la vida de Alpha o sus conocidos. Ellos seguirán con su vida de una manera u otra.

Dejando a un lado lo obvio, creo que ahora debería enumerar los aspectos positivos que convierten a este anime en un buen iyashikei. En primer lugar, está su dirección sosegada y contemplativa. Tal vez es obvio, pero una obra de este tipo necesita que el tiempo corra, que deje recrearnos en lo que nos muestra sin meternos prisa. De ahí que utilice imágenes fijas, a las que añade de vez en cuando movimientos de cámara, manteniéndolas tiempo suficiente. Y no porque haya algo muy importante que debemos captar sino precisamente por el placer de observarlo sin prisa. También hay que resaltar un segundo elemento: la música. Sus melodías con la guitarra son agradables, ligeras y delicadas. Nos trasladan a ese lugar idílico donde moran Alpha y los suyos. Te llena de sosiego y calma. Por ejemplo, la melodía que suena el tramo inicial de la primera OVA es casi como una brisa veraniega. También hay momentos sin música, con sonidos ambientales como el silbido del viento cuando tiene lugar el tifón. Sin duda, uno podría tomarse una siesta con algo tan relajante.

De forma parecida a la poesía bucólica, el anime utiliza con frecuencia el tropo de la belleza de la naturaleza y el paisaje campestre. Aquí, sin embargo, nos encontramos con un lugar donde el ser humano no está muy presente. No hay pueblos ni ciudades llenas de gente sino unas pocas personas aquí y allá, mayormente ancianas. Los cambios ocasionados por el incremento del nivel del mar, así como la decadencia de la humanidad han permitido que la naturaleza se extienda y las creaciones de hombre quedaran abandonadas y desperdigadas por el paisaje. De ahí que se puedan ver edificios, autos, máquinas o vías de comunicación llenas de desperfectos por falta de mantenimiento. Alpha misma comenta que su cafetería necesita una buena mano de pintura. Sin duda, está lejos del mundo que conocemos. Sin embargo, el anime logra convencernos de su encanto. Me recuerda al mundo postapocalíptico de Future Boy Conan (1978). La naturaleza fusionada con las antiguas creaciones del hombre. Si bien aquí sus paisajes están más elaborados, con detalle. No llega al punto de series actuales como Non Non Biyori (2013), cuyos paisajes son casi fotografías y donde pueden individualizar cada hojita de un árbol en un plano detalle, pero son bellos y eso es lo que importa aquí.

No cabe duda de que hay esfuerzo en esos fotogramas tan bien ilustrados, pero también el trabajo de animación es muy bueno. Ayuda a que esos paisajes se sientan más vivos y no solo porque el movimiento de los personajes sea natural y creíble. Sin embargo, lo que más me gusta son aquellas secuencias donde vemos el cambio del día a la noche o la transición de un tiempo calmado a uno inestable. El ejemplo más claro de lo segundo es el tifón. En ese momento el viento se levantó poco a poco, el cielo se cubrió de nubes y se oscureció y finalmente empezó a llover, con cada vez mayor intensidad. Es una delicia ver algo así.

Por último, el estilo de vida y modo de actuar y pensar de los personajes ayuda a completar dicho clima favorable. Alpha y los demás personajes viven la vida de forma tranquila, sin atarse a obligaciones, horarios de trabajo, un itinerario o tan siquiera preocuparse por la hora. Por ejemplo, Alpha se ocupa de la cafetería, pero no usa un despertador para abrir a una hora determinada sino que lo hace cuando despierta, sin urgencia. Tampoco le preocupa quedarse dormida mientras tiene abierto el negocio y cerrarlo para ir de viaje o salir a dar un paseo. La actitud de la protagonista también me llamó la atención en ciertos momentos que muchos consideraríamos graves. 

Un ejemplo claro sería cuando Alpha se pierde durante su viaje por Japón. Ante esta situación no expresa más que una leve preocupación. Su reacción fue más impresionante aún cuando el tifón dejó su hogar bastante destrozado. En vez de echarse a llorar desconsoladamente, se lo tomó con optimismo. Obviamente le dolió y soltó unas lagrimitas, pero termina por aceptarlo. En una opinión final, creo que este anime enseña a ser y vivir feliz, sin agobiarse tanto y disfrutando los pequeños placeres de la vida.

Calificación: 7