Reseña: Armitage III


  • Año: 1995
  • Capítulos: 4
  • Estudio: AIC
  • Género: Acción, Ciencia ficción, Drama, Policíaco, Romance

La creación rechazada

Sinopsis

En un futuro lejano, los viajes interplanetarios son una realidad. Gracias a esto, el planeta rojo se ha vuelto un punto accesible. Tras una intensa terraformación, Marte se ha convertido en una colonia de la Tierra que alberga una gran urbe donde viven seres humanos y robots. Este es el destino del detective Ross Sylibus, procedente de la ciudad de Chicago. No obstante, nada más pisar Marte se ve envuelto en un tiroteo y un asesinato. Curiosamente, la víctima no es un ser humano sino lo que se llama un “Tercero”, un androide de última generación cuyo aspecto y capacidades son casi humanas. El nombre del autor del asesinato parece ser René D’anclaude, un terrorista que busca destruir a los “Terceros”. Para detener al culpable y descubrir el origen de los “Terceros”, Ross tendrá que contar con la ayuda de Armitage, una agente especial que parece esconder algún tipo de secreto.

Trama y Desarrollo

Todo aficionado a la ciencia ficción es perfectamente consciente de la diversidad del género. Desde la sci-fi decimonónica cultivada por autores como Julio Verne y H. G. Wells, pasando por aquellas invasiones alienígenas del cine estadounidense de los años 50, hasta la explosión de la space opera encabezada por la trilogía de Star Wars (1977-1983). En el anime, la ciencia ficción ocupa un lugar muy importante, aunque por lo general ligado a la participación de los robots gigantes en la acción. No obstante, un subgénero desarrollado por el anime de los años 80 y 90 fue el cyberpunk, en el cual sobresalen títulos como Akira (1988) y Ghost in the Shell (1995). Si bien estas se hallan entre las obras más prestigiosas, hay unas cuantas menores que merece la pena mencionar. Una de ellas es Armitage III (1995), conocida por ser el primer trabajo de Chiaki Konaka. El hombre terminaría por convertirse en un guionista importante durante los años 90 y la primera década del siglo XXI con sus aportaciones en Serial Experiments Lain (1998) o Texhnolyze (2003). Aquí firma esta serie de cuatro OVAs en calidad de creador y guionista. Veamos qué urdió su privilegiada mente.

Armitage III es una obra cyberpunk que nos cuenta la historia de dos agentes de policía, Armitage y Ross. Ambos tratan de solucionar una serie de asesinatos donde las víctimas son básicamente androides conocidos como “Terceros”. Esta serie de cuatro OVAs es ciertamente curiosa, ya que pretende combinar dos enfoques distintos. Por un lado, se trata de una trama policial —repleta de acción e intriga— donde prima la resolución de un caso criminal que finalmente se convierte en una cuestión de mayor envergadura. Por otro parte, la obra está centrada en explorar la relación entre seres humanos y máquinas, cuestionando la idea de si los androides que creamos para facilitar nuestras vidas pueden reemplazarnos o ser iguales a nosotros. Desde mi punto de vista, el resultado fue imperfecto por su incapacidad para cumplir individualmente con lo dispuesto en ambas esferas y fusionarlas correctamente.


Como estamos ante un título cyberpunk conviene referirnos, en primer lugar, a su universo. Al igual que en otras obras del género nos topamos con un futuro espacial donde el progreso ha permitido habitar otros planetas. No obstante, lo que nos importa son las máquinas, que por cierto han sido las que han permitido esta adaptación al ambiente marciano. Aunque la robótica japonesa ha avanzado mucho, la capacidad de los robots de Armitage III (1995) está muy por delante. Hablamos de que estas máquinas son capaces de realizar todo tipo de funciones. Desde lo más simple como tareas de oficina hasta actividades que se consideran plenamente humanas como la música, la pintura, la literatura, etc.

Sin embargo, la experiencia del forastero de Ross nos revela que existe cierto malestar dentro de la sociedad marciana. El perfeccionamiento de la tecnología robótica ha hecho que estos sean cada vez más cercanos al ser humano. Contrariamente, la gente los ha empezado a mirar con desconfianza por la convicción de que en vez generar bienestar estos causan problemas. Este descontento se expresa mediante violentas manifestaciones en la calle y un debate candente en los medios de comunicación. Entre los males de los que se les acusa está la escasez de empleo. Sin embargo, también existen prejuicios y comentarios desagradables por doquier, ya que no se les considera capaces de hacer, pensar e idear al mismo nivel que los seres humanos. Curiosamente, el discurso recuerda a las declaraciones vertidas por grupos de extrema derecha acerca de los inmigrantes u otro tipo de minorías, aunque sin llegar al grado de discriminación radical que expone el primer episodio.

Ante esta situación, ¿cuál es la opinión de los “Terceros”, los representantes del lado robótico? A diferencia de otros androides, estos modelos son prácticamente humanos. Su cuerpo está formado por tejidos orgánicos y su inteligencia artificial no está muy lejos del cerebro humano. Su capacidad es tan asombrosa que muchos se han colocado en la cima de la sociedad, convirtiéndose en artistas, cantantes, escritores, etc. Tristemente, son discriminados por la sociedad marciana. Son percibidos como “imitaciones humanas”. Por eso, ellos esconden su naturaleza robot y se camuflan como personas. Ninguno busca hacer mal a sus creadores sino vivir su vida y ser respetados tal como expresa Armitage. ¿No tienen derecho? Entonces, ¿por qué fueron creados?


Sintiéndolo mucho, no alcanzaron a explorar en profundidad las cuestiones planteadas. De partida, el episodio inicial expone adecuadamente el contexto de la obra y pone los temas principales sobre la mesa. No obstante, a medida que avanza la trama, estas cuestiones temáticas adquieren más superficialidad debido a la mayor atención al asunto de los asesinatos. La investigación permite desarrollar más la relación entre Armitage y Ross al tiempo que también revela la capacidad reproductora de los androides y la identidad del asesino en serie. Por desgracia, la causa criminal evoluciona hacia una conspiración política —acerca de un plan gubernamental que pretende eliminar a los Terceros para evitar el incremento de la población marciana— que tampoco acaba de construirse apropiadamente. Nos hacemos una idea al final del tercer episodio, pero hasta el siguiente aún no somos capaces de comprender las intenciones detrás del plan. De hecho, las revelaciones finales son muy atropelladas, teniendo que exponerse todo de golpe y mediante largos diálogos. Las prisas resultan evidentes en los episodios anteriores, que obligan a convertir a personajes como Plutón y los compañeros de Ross en un montón de herramientas argumentales. Por supuesto, se emplean conveniencias —a veces, incongruentes— para hacer viable el éxito de la misión como la falta de seguridad en las instalaciones o el sistema informático.

Otras aspectos menores que me llamaron la atención, pero que no recaen tanto en la verosimilitud del relato o la entrega de facilidades para el avance de la trama, están relacionadas con el extraño montaje y la innecesaria sexualización femenina. Del primer punto está la insistencia en el uso de fundidos a negro y la aplicación de los cortes en algunos momentos inadecuados. Del segundo punto, en cambio, el problema está en la sexualización del personaje de Armitage. La cuestión no es que esté mal en sí el hecho de sexualizarla porque es buen punto para agarrar el interés masculino de la audiencia. El problema radica en que, fuera de cuestionar el sentido del gusto de Armitage —¿has visto un policía con pintas de dama de compañía?—, distrae durante los momentos de mayor solemnidad o gravedad. Ni tan siquiera pega demasiado con el tono de la obra.


Finalmente, llegamos al territorio de la acción donde deberíamos suponer que se desenvuelve mejor. Aunque el presupuesto está ligeramente por encima de las OVAs de su tiempo mentiría si dijera que es de lo mejor que se ha visto en este campo. Los enfrentamientos entre el dúo policial y los robots asesinos de René D'anclaude y el ejército están presentes en todos los episodios, pero normalmente se reducen a un par de ellos al final de cada uno. Dinamismo y violencia son aspectos comunes en los conflictos, pero solo en la mitad de ellos terminan por constituir una experiencia entretenida. Tal vez el mejor lo ejemplifica la última batalla contra las máquinas del gobierno, que termina en un encuentro a gran escala con una apreciación estética importante. Igual adoro que Armitage saque su lado cool y juguetón con los robots asesinos porque le da un toque divertido a las escenas de acción.

Personajes

El elenco de personajes de Armitage III podríamos decir que consiste en la pareja principal (Naomi Armitage y Ross Sylibus) y René D'anclaude. Mi afirmación puede resultar atrevida, pero los demás personajes son solo herramientas para el guion. Sin duda, el profesor Asakura o Plutón ocupan un lugar primordial en la narración, pero sus dilemas y conflictos personales carecen de interés alguno para la misma. Sea por inconvenientes con el tiempo o incompetencia de los implicados. El ejemplo más palpable es Plutón, de quien la narración lamenta su muerte pero en ningún se paran individualmente en él ni se resuelve el misterio de su creación —Plutón es el único de sexo masculino entre los Terceros—. Al final, todos ellos solo sirvieron a propósitos funcionales, así que vayamos con los que nos importan.

De este grupo heterogéneo destacamos en primer lugar a la protagonista: Naomi Armitage. Como muchos personajes femeninos de la época intentaron dotarle de carisma y por ello la mirada del espectador se dirige hacia ella. Sus apariciones sacan su lado más cool, especialmente cuando se presenta con sus modernas gafas negras o le da una lección al antagonista. Efectivamente, es una mujer de acción capaz de patear el culo a los malos. Tiene carácter y arrojo, aunque también es muy emocional. Bien puede sacar su lado agradable y mono como su lado más frío y desagradable cuando la ira le consume. Debido a su condición y preocupaciones, ella carga con cuestiones como el rechazo humano ante las máquinas, las similitudes y diferencias entre máquinas y humanos o las razones acerca de su creación. Lamentablemente, el estado de locura de su progenitor poco le revela sobre sí misma y las intenciones de su creador. En cambio, el vínculo que fragua con Ross le permite obtener una validación y aceptación de su humanidad.


A diferencia de Armitage, Ross es un personaje con mucho menos atractivo. De partida, su diseño resalta por el tamaño y el color de piel, que contrastan con los de Armitage. Un contraste también presente en el carácter, ya que nuestro policía se destaca por su seriedad y reflexión. Sin embargo, el contraste no compensa la falta de chispa que sí exhibe nuestra protagonista femenina. El conflicto personal que le define radica en su relación con los androides, que pasa de una aversión inicial por la muerte de su pareja a manos de una máquina a darse cuenta de que los androides no son monstruos inhumanos. Simbólicamente —a pesar de la inexistente sutileza del anime en ocasiones—, el cambio se manifiesta mediante la necesidad de intercambiar las partes orgánicas que pierde en varios momentos del metraje por otras mecánicas que cada vez le acercan más a la apariencia robótica y, en consecuencia, a entender mejor que estas no te restan humanidad. Es una lástima que no presten más atención al impacto psicológico de esta transformación porque alguien que odia a los robots debería sentir irritación al convertirse cada vez más en uno de ellos.

¿Y su relación? Pues ciertamente no estamos ante el romance del siglo, pero su importancia temática está fuera de cualquier duda porque a través de su relación construyen un mensaje sobre la humanidad de las máquinas y sus conflictos personales se resuelven gracias a su implicación en la misión. Ross logra entender que los robots no son enemigos de la humanidad, sino que más bien son víctimas de una situación injusta y pueden llegar a ser como ellos. Armitage logra ser aceptada tal como es sin ser discriminada por ser un robot. La construcción del sentimiento romántico es más cuestionable porque la resolución de la misión no permite espacio para ir a citas o darse el lote. Sin embargo, la preocupación que exhibe Ross por su compañera o el apoyo de Armitage en el momento clave de cada fase permiten ir edificando un vínculo entre ambos. Nada muy reseñable porque están muy ausentes otros elementos de unión.

Por último, estaría el antagonista: René D’anclaude. Su principal objetivo es asesinar a todos los Terceros, ya que los considera meras imitaciones humanas. La realidad es que este villano de risa y actitud dementes ha sido programado para llevar a cabo este plan maquiavélico. Al no plantear ningún cuestionamiento a este cometido, nos encontramos ante un villano plano que solo piensa en exterminar a sus víctimas. Aunque a alguno le puede resultar entretenido sinceramente hay arquetipos similares con mayor carisma y hondura. Tal vez esto último se lo habría otorgado profundizar un poco más en la relación con el Asakura, pero la locura del científico apenas permite tener un diálogo coherente con la versión bondadosa de D'anclaude.

Calificación: 6

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