Análisis: Bleach - Saga de la Sociedad de Almas (Parte 1)


Sinopsis

Después de ser vencido por Byakuya Kuchiki, Ichigo está al borde la muerte y sus poderes de Shinigami han desaparecido. Afortunadamente, el dueño de la Tienda Urahara le salva la vida y le asegura que, en el plazo de diez días, no solo recuperará sus poderes sino que adquirirá la fuerza imprescindible para salvar a Rukia. Inoue, Chad y Uryu, al enterarse de las intenciones de Ichigo, deciden entrenarse para acompañarle en su misión. Su empresa, no obstante, no resultará sencilla porque tienen que cruzar la puerta que lleva a la Sociedad de Almas y luchar con los poderosos oficiales del Gotei 13. Entre tanto, Rukia es sentenciada inesperadamente a muerte y los habitantes del Seireitei son testigos del asesinato del capitán de la Quinta División, Sosuke Aizen. ¿Podrán Ichigo y los suyos rescatar a Rukia y descubrir quien mueve los hilos tras los extraños eventos que están teniendo lugar?

Introducción: aspectos generales

Para la segunda saga de Bleach, el anime abarca del capítulo 21 al 63 mientras que en el manga, siguiendo mi tesis, engloba desde el 57 al 181. En comparación a la pasada saga, donde Ichigo y su grupo participan en misiones autoconclusivas para derrotar a los Hollow, la actual plantea un reto colosal donde los héroes se embarcan en una misión extensa y complicada para rescatar a su amiga Rukia Kuchiki. Aquí entramos por primera vez y para siempre dentro del formato de sagas clásicas de los nekketsu de la Shōnen Jump. Es decir, los arcos argumentales en los cuales los héroes protagonizan una larga travesía con obstáculos de toda índole aunque normalmente en la forma de combates con una gran organización. Ejemplos los hay en todos los grandes del género como la Saga de la Cinta Negra de Yu Yu Hakusho, aunque observo mayor similitud con el Arco de los Doce Templos de Saint Seiya y la Saga de Freezer de Dragon Ball.

Cronología de la Saga de la Sociedad de
Almas según la wiki de Bleach en español

A diferencia de la mayor parte de este tipo de sagas, no obstante, la meta no consiste en vencer a un gran mal que amenaza el mundo de la obra. Los héroes solo buscaban salvar a una amiga injustamente juzgada. Ni tan siquiera, pese a que Byakuya Kuchiki se perfila como el gran obstáculo a batir, resulta claro quien es la mente maestra responsable de los crímenes ocurridos hasta el final donde el responsable logra salirse con la suya y se retira sin encontrarse con la derrota. De cualquier forma, los héroes ponen su vida al límite como los Caballeros de Bronce porque tienen que enfrentar a una organización cuyos miembros exceden en número y habilidad a los suyos. Entre ellos los capitanes y subcapitanes de División. Con la desventaja, por supuesto, de pelear en territorio desconocido. A ello hay que añadir un último factor: el acortamiento del plazo de ejecución. A medida que los eventos se suceden, la Cámara de los 46 adelanta cada vez más el día de la ejecución. Esta conjunción de circunstancias explica que el lector, ante los altísimos riesgos y el convincente manejo de los mismos, siga con atención los eventos narrados en la presente saga. 

Otro aspecto a resaltar está relacionado con el universo de Bleach. En lugar de seguir explorando la figura del Hollow, ahora tomamos interés en el Shinigami. Sin embargo, su papel en el mundo humano y deberes a la hora de eliminar Hollow no comportan el asunto principal. La nueva saga fundamentalmente se interesa por la Sociedad de Almas, el mundo a donde van los espíritus de los muertos y el reino gobernado por los Shinigami. La Saga del Shinigami Sustituto nos había dado algunas nociones, pero ahora profundizamos en este espacio abordando cuestiones como el acceso, la división entre Rukongai y Seireitei, la protección del Seireitei, las organizaciones principales (Gotei 13 y Cámara de los 46), entre otras. Lo más relevante es el Gotei 13, presentándonos su jerarquía interna, los representantes de cada división, las funciones de algunas de las divisiones y su interacción con otras, entre otros detalles menores que incluyen uniforme, insignias, etc. En ocasiones, peca de superficialidad con algunos de estos aspectos por la cantidad y amplitud de las cuestiones que toca. No obstante, la peor parte es su forma de presentarlas. Es decir, abusa otra vez de la exposición, aunque luego dicha información tenga su plasmación práctica.

Otras cuestiones que nos interesa subrayar, por ser introducidas en la saga, son, por una parte, el complot de Aizen; y por otro, los conflictos familiares y personales en torno a Rukia. En primer lugar, Kubo nos indica que existe algún tipo de conspiración cocinándose a fuego lento conectada a la ejecución de Rukia y el destierro de Urahara. En segundo lugar, las cuestiones familiares de la primera saga son retomadas, aunque protagonizadas por viejos y nuevos actores entre los que se incluyen Rukia Kuchiki, Renji Abarai, Ganju Shiba y Byakuya Kuchiki. En particular, fue una buena idea por parte del autor que giren alrededor de la rescatada porque esta vez no puede ayudar en la misión.

1. Entrenamiento y entrada a la Sociedad de Almas

La primera fase abre sus puertas con un tradicional, pero esencial adiestramiento para todos los miembros del grupo. Sin embargo, una primera objeción se presenta en el horizonte: ¿Por qué los amigos de Ichigo deciden acompañarlo? Es cierto que ninguno de ellos tiene una relación estrecha con la Shinigami, pero los tres disponen de un fuerte vínculo con el protagonista. No solo son amigos suyos sino que despertaron sus poderes gracias a su influencia. Quizás la presencia de Uryu sea la más cuestionable, pero su rivalidad con el Shinigami Sustituto y su no admitido agradecimiento justifican bien su participación. De su entrenamiento se ocupará Yoruichi, un misterioso gato negro y aliado de Kisuke Urahara. La preparación del animal solo consiste en que recuperen los poderes que despertaron en su lucha contra los Hollow. Es decir, nada que haya que destacar porque, al fin y al cabo, tienen un lugar secundario en la narración.

El plato fuerte, como no podía ser de otra manera, es el entrenamiento de Ichigo Kurosaki. El responsable del milagro es Kisuke Urahara, personaje introducido en la parte anterior. Al igual que otros maestros del género, Urahara es un individuo excéntrico. No obstante, presenta una dualidad muy marcada. De un lado, el tendero es un tipo teatral y despreocupado con un sentido del humor que pone de los nervios a Ichigo; y de otro lado; su maestro es un hombre mortalmente serio cuando la situación lo requiere. Urahara también es un personaje oscuro que trabaja en la clandestinidad. Su figura está rodeada de secretos, conociéndolo todo sobre la Sociedad de Almas. En contraste, Urahara está acompañado de un grupo de individuos muy cómico que le ayuda en la tienda. Aquí su misión es colaborar en el entrenamiento. Si bien tal vez merecen algún comentario, lo cierto es que más allá de otorgarles alguna participación menor cada cierto tiempo el grupo permanece en la irrelevancia a lo largo de la serie. Una lástima porque del trío Ururu tenía potencial para ocupar un lugar más importante como guerrera y explorar los orígenes de sus poderes.


El planteamiento de esta sesión de entrenamiento es heterodoxo, difiriendo considerablemente de la mayor parte de nekketsu del medio. A pesar de que la última etapa, omitida por el mangaka, consiste en adquirir experiencia en combate, la meta básica es la de recuperar su poder y despertarlo. Muchas obras del estilo no suelen recurrir a esta idea, pero algunos personajes de Bleach experimentan la pérdida temporal de sus poderes. El concepto es interesante y su aplicación no nos defrauda. El entrenamiento está dividido en tres fases que le sirven para recobrar su energía espiritual, obtener nuevamente su poder Shinigami y liberar la primera forma (Shikai) de su Zanpakutō. El proceso, aunque habitado por algunas ocurrencias cómicas del autor, es arriesgado. Urahara le somete a escenarios de vida o muerte en cada prueba, en especial durante el proceso de Hollowficación. 

La clave de su progreso, no obstante, es la comunicación con su Zanpakutō: Zangetsu. La espada toma la forma de un hombre de gafas y abrigo negro y traslada a Ichigo a un mundo de rascacielos. El concepto es interesante porque el autor propone que su evolución se fundamenta en el diálogo con su propio poder y la comprensión de su propio mundo interior. Este factor explica que este entrenamiento sea conceptualmente más interesante que las propuestas usuales del género, aunque sagas posteriores nos demostrarán lo muy equivocados que estamos. En la práctica, este método de progreso se convirtió en un pretexto para ganar poder sin emplear esfuerzo, tiempo y otros recursos. De hecho, aquí ya vislumbramos un inconveniente al ser Zangetsu quien acude en ayuda de Ichigo para obtener su Shikai en vez de ser Ichigo quien se presenta en el mundo interior para conseguir el nombre de su espada.

Tras una despedida emotiva por parte de su familia y amigos, de los cuales solo veremos algunas aventuras suyas en las páginas extra de los tomos y en Radio Kon, el grupo accede a la Sociedad de Almas a través de un portal interdimensional. Bajo la orientación de Yoruichi, quien les explica lo que necesitan saber y les guía hacia las personas indicadas, el grupo tiene que hacer frente a diferentes obstáculos que van desde su arriesgado paso por el Dangai hasta la reunión con Kukaku Shiba y el lanzamiento por los aires al Seireitei. En general, la primera impresión de este periplo es positiva porque nos dibujan una misión cuyo grado de dificultad irá escalando cada vez más, aunque por el momento solventen estas complicaciones sin pérdidas relevantes o bajas. Aquí el encuentro con Ichimaru es el que más eleva las expectativas, quien les obliga a buscar otra entrada tras el despliegue de Shinsō escenificado magistralmente gracias a la composición del capítulo 75 y la pose que adopta el capitán. Por el contrario la lucha con Jidanbō, el Guardián de la Puerta Oeste, gasta demasiado tiempo en construir una amenaza que resulta ser un obstáculo menor. La idea de que Ichigo se ha vuelto más fuerte no requería a Jidanbō, siendo suficiente la intervención del capitán.

Una decisión acertada de Kubo fue la introducción de un personaje estupendamente cómico: Ganju Shiba. Ganju es un miembro de la familia Shiba y un macarra presumido y problemático que busca jaleo allá por donde va junto a la pandilla. El asesinato de su hermano a manos de un Shinigami le genera un rencor hacia los Shinigami, causando inmediatamente roces con el protagonista. Una circunstancia que se potencia por la personalidad infantil y orgullosa de ambos, peleándose por cualquier chiquillada hasta que su intimidante hermana mayor, Kukaku, los pone en su lugar. No obstante, su relación de rivalidad adquiere una mayor dimensionalidad al descubrir que Ichigo no es un Shinigami como los demás, ya que está dispuesto a todo por saldar una deuda. Esta revelación le hace dudar de sus convicciones y le empuja a descubrir la verdad sobre la muerte de su hermano. Aquí hay un momento muy apropiado para el personaje, que como señal de su cambio de pensamiento monta un numerito deshonesto para ayudarle con el control del Reiatsu.

(Continúa en la segunda parte)

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