Reseña: Cat Soup

• Año: 2001
• Duración: 30 minutos
• Estudio: J.C. Staff
• Género: Comedia, Fantasía

Un viaje insólito y perturbador

Sinopsis

Esta historia empieza con un pequeño gato jugando con su juguete favorito en la bañera. Mientras jugaba el minino se ahoga y la hermana, tumbada en un futón por una grave enfermedad, muere repentinamente. El hermano pequeño, sin embargo, logra sobrevivir e intenta rescatar a su hermana, que es llevada a la fuerza por un ser extraño. Tras un pequeño forcejeo, el pequeño recupera la mitad del alma y trata de devolverla a su cuerpo. A pesar de que ella vuelve a la vida, el gatito nota que no se ha recuperado por completo. Su alma está incompleta. El pequeño entonces decide emprender un viaje al otro mundo para adquirir aquello que logre devolverla a la normalidad.

Trama y Desarrollo

Para hablar de Cat Soup, corto que confunde y fascina a casi todos aquellos que la contemplan, creo que lo más apropiado es empezar por sus orígenes. En sí, lo que se cuenta en este cortometraje no procede de ningún material previo, pero sí los personajes que protagonizan la acción. Sus mininos pertenecen al manga Nekojiru Udon (Cat Soup), publicado en 1990 por una autora cuyo seudónimo también era Nekojiru. Sin duda, no dedicó mucho tiempo a la tarea de inventar un nuevo nombre. El caso es que, a pesar de no haber engullido el manga, consumí rápidamente la versión animada que se emitió en 1999. Un anime que, por cierto, no recomiendo a nadie porque es casi la antítesis de obras como Sazae-san (1969). Es decir, estamos ante una comedia apta solo para sádicos que disfrutan viendo a un par de individuos malcriados y despreciables. No soy enemigo de las comedias negras, pero aquí el asunto rebasa la línea permitida y no trae ningún tipo de enseñanza. Por si fuera poco, el producto está tan pobremente animado que hace daño a la vista.

En contraposición, el cortometraje que nos ocupa tuvo un mayor presupuesto y un equipo de profesionales mucho más competente y motivado. Una animación fuera de la regla dentro del conjunto de producciones de J.C. Staff. Aunque podamos hallar ejemplos de OVAs con buena animación, J.C. Staff pocas veces ha puesto toda la carne en el asador y se ha ido por lo experimental. Y hablando del equipo, la influencia del gran Masaaki Yuasa —que actúa como guionista y director de animación— es muy palpable. Casi podría decirse que es más notable que la del propio director Tatsuo Sato (Martian Successor Nadesico, 1996; y Stellvia, 2003) porque sus fabulosas extravagancias son más que conocidas. Parte de sus excentricidades se localizan en la visita al hogar del “hospitalario” señor del otro mundo, que luce un diseño de personaje al estilo Yuasa. Cabe decir que esta visita fue animada, en su mayor parte, por Osamu Tanabe. Y al igual que el resto del conjunto es una experiencia visual de una gran calidad artística.

¿Pero qué hay del contenido? A pesar de que pervive la comedia negra, lo cierto es que dista bastante de las “travesuras” diarias de la serie. En su lugar nos propone una aventura de corte fantástico, situada en un mundo surrealista y trastornado que intenta reflejar la visión de la fallecida autora acerca del ser humano y la vida. Uno pensaría que, tras leer lo anterior, una obra que refleja la perspectiva vital de la mangaka sería otra pérdida de tiempo. No obstante, gracias a su conversión en aventura inquietante y la reorientación de este pensamiento negativo el cortometraje se transformó en una obra animada con mucho valor temático. De no optar por este camino, creo que nos toparíamos con una expresión artística tan burda y detestable como el anime de los 90.

La prueba de que nos hallamos ante una animación completamente distinta se manifiesta, de hecho, desde el comienzo mediante la presencia y ausencia de una serie de elementos. Uno de los más importantes es la falta de diálogos hablados, dejándonos apenas un par de bocadillos de texto y conversaciones repletas de palabras ininteligibles. Un hecho que contrasta con el anime televisivo, tan dado a la palabra y tan poco atraído por el silencio. Me recuerda mucho a Angel’s Egg (1985), aunque esto sea un recurso habitual dentro de la animación no comercial. De la misma manera, el cortometraje se apoya en el uso de símbolos (mariposas, flores, insectos, ...) y el empleo vanguardista de la cámara. Junto a la falta de diálogo, que de ninguna manera genera un problema de comprensión, estos recursos explican lo extraño de la narración en el ámbito formal.

Sin embargo, la consideración de esta cinta como una aventura surrealista y desquiciada se debe más a las experiencias vividas por la pareja gatuna. Vivencias que tienen lugar poco después de comenzar el relato, aunque al principio su carácter es más bien enigmático: un gatito se ahoga, la hermana mayor fallece por su enfermedad, el pequeño forcejea con el jizo que se lleva el alma de su hermana, etc. Pronto se capta, si se presta atención, que la obra narra una búsqueda conjunta en el otro mundo. En concreto, buscan una flor que es capaz de devolver la parte restante del alma de la enferma. De por sí el asunto podría resultar no muy chocante porque argumentos de este tipo los encontramos hasta en los mitos griegos. La cuestión es que por la forma en que retrata estos eventos percibes una vibra inquietante.

Con la visita al circo, no obstante, el cortometraje se vuelve mucho más turbio. A pesar de las grandiosas maravillas que nos presentan los miembros del circo, especialmente las del anciano brujo, uno se da cuenta de que el espectáculo resulta bastante macabro. Solo hay que observar como el clásico truco de magia de cortar y reconstruir a una mujer se reproduce sangrientamente, con el mago cortándola en pedazos y luego haciéndolos girar en el aire provocando que el público se empape con la sangre. Pero lo más sorprendente es la insensibilidad de los presentes, que disfrutan sin inmutarse un asesinato o la crueldad animal. No es de extrañar que parte de la simpatía que teníamos por la pareja gatuna se esfume, aunque el plato fuerte viene tras el diluvio universal.

A partir de aquí tiene lugar propiamente la travesía de ambos hermanos, que avanzan a través del océano, el desierto y otros parajes más indescriptibles. Parte del viaje impone a la pareja una serie de obstáculos y dificultades que deben superar. Y no tanto por su objetivo sino por mera supervivencia, ya que no cuentan con alimento, bebida o transporte adecuados para llegar hasta donde se encuentra la flor. Para lograrlo no dudan, sin embargo, en cometer todo tipo de actos inmorales que son plasmados de forma cómica. Véase el alimentarse de su propio compañero de viaje o usar imprudentemente de transporte a un amable elefante. Pero tampoco los individuos con los que se cruzan son mejores que ellos. La fabricante de “muñecos” y el propietario de la mansión llevan a cabo actos igual de atroces como trocear cadáveres o quemar por mera diversión a un pobre pájaro atado. 

De toda esta serie de eventos siniestros —aunque entretenidos a nuestros ojos—, podemos extraer varios temas como la muerte, el maltrato animal, la contaminación, etc. La mayoría de ellos podrían reunirse bajo la idea de que el ser humano actúa de forma egoísta para satisfacer sus caprichos. No le importa el mundo, los animales o los miembros de su propia especie. Ejemplo de ello es la actitud de la pareja gatuna, que no tiene en consideración la vida o el sufrimiento ajenos. A ellos no se les pueden atribuir todos los males que observamos en la travesía —muchos de ellos vistos solo en imágenes del pasado—, pero son achacables al conjunto de la especie humana. Hay que añadir que a esta imagen degenerada también se une la de Dios como un ser arbitrario y caprichoso. Más que regir el universo y el mundo esta deidad juega con él gracias a su omnipotencia. Su costumbre de devorar planetas como sabrosos manjares es muestra de ello. 

Ahora bien si contemplamos esta cuestión desde una visión global, somos conscientes de que el universo de Cat Soup posee total sentido. A pesar de que se expresa de forma radical, las aberraciones y disparates que suceden resultan sensatos en un mundo donde la falta de ética campa a sus anchas y los actos humanos son fútiles por culpa del capricho de un ser superior. Por las razones expuestas, considero que el mensaje nihilista “la vida carece de sentido” es el más adecuado para resumir la tesis principal de este cortometraje. Como no sería tal si al finalizar esta historia, los esfuerzos de la pareja gatuna se quedan en nada por culpa de que Dios decide poner fin a la Tierra. Antes de finalizar, quiero decir que esta “sopa de gato” más que deprimirme con su nihilismo me ha hecho querer ver más creatividad e imaginación similares. O que es lo mismo, más ganas de vivir para ser testigo de ella.

Calificación: 9