Reseña. Golgo 13: El Profesional

• Año: 1983
• Director: Osamu Dezaki
• Estudio: Tokyo Movie Shinsha
• Género: Acción, Drama, Noir

El asesino perfecto acorralado 

Sinopsis

Togo Duke, más conocido con el nombre en clave Golgo 13, es el mejor asesino del mundo. Una vez acepta un encargo, el objetivo será eliminado sin importar cuantos hombres u obstáculos haya en su camino. Como francotirador nadie le hace sombra. Solo un intento es necesario para terminar con su víctima. No obstante, ¿qué pasaría si alguien decidiera tomar venganza contra él? Cualquiera podría pensar que nadie posee la más mínima oportunidad de vencerle, pero... ¿qué ocurriría si el vengador fuera un multimillonario que decide recurrir a las mayores organizaciones de profesionales del mundo como el FBI, la CIA y el Pentágono? Ante esta coalición de poderosos, la vida de Duke está más en juego que nunca.

Trama y Desarrollo

Hace tiempo cuando iba a la biblioteca de la capital a leer cómics mientras esperaba a que mi padre terminara su jornada laboral me topé con una obra titulada Los mejores 13 episodios de Golgo 13. Un manga de dos tomos que traía una selección de trece historias realizada por los lectores nipones. Dichas historias fueron extraídas del célebre manga Golgo 13 (1968) que, según la sinopsis, trata sobre un asesino prácticamente infalible a la hora de cumplir con sus misiones. Aunque la perfección puede ser dañina en ficción, el autor supo sacarle partido. Sea por los intentos de revelar la identidad del asesino y explicar su invencibilidad o sea por la intriga y fascinación que genera el proceso a través del cual logra arrebatar la vida de sus víctimas.

Sin embargo, mi interés actual recae exclusivamente sobre la película de Tokyo Movie Shinsha dirigida por el maestro de maestros: Osamu Dezaki. A pesar de que podría detenerme en la serie de televisión producida por The Answer Studio en 2008, que adapta una parte relevante de los actos criminales del mercenario, la cinta de Dezaki constituye un aporte más valioso en el ámbito audiovisual. Golgo 13: el profesional (1983) no solo integra muchos de los elementos que hacen singular al manga sino que gracias a la destreza del realizador, quien se hallaba en uno de los puntos más altos de su carrera, estamos ante uno de los mejores largometrajes de acción de la década de 1980.

La clave de su destreza radica en su espléndida presentación visual cuyo estilo resulta portentoso y dramático. Para aquellos que conocen el estilo del director mis palabras no les cogen por sorpresa. Sin embargo, el realizador ambiciona más que de costumbre al emplear sus técnicas características con la mayor elegancia e inventiva posible: postcard memories, plano holandés, fragmentación del plano, montaje paralelo, repeticiones múltiples, iluminación deslumbrante, entre otros. Algunos de ellos son aplicados a la vez como la repetición y la fragmentación. Lo mejor, sin embargo, es su enfoque estético, causando que cada fotograma sea puro deleite para el público. Como ejemplo de esta magnificencia están los instantes en que el cuerpo de algún rufián cae al suelo tras recibir la bala que le arrebata la vida. La expresividad del rostro y el movimiento a cámara lenta me recuerdan a la teatralidad del barroco, haciendo de sus muertes un hecho significativo y dramático.

Un trabajo en el que, por cierto, parte del mérito corresponde al ilustre director de animación Akio Sugino y al director artístico Shichiro Kobayashi. Ambos prestaron su talento y su experiencia para elevar al filme por todo lo alto. Los diseños de personaje, los fondos y la ilustración en general son magníficos. Muchas de las postcard memories, en especial las de los primeros minutos, por su efecto fotográfico —para el relato son fotografías auténticas—, son de lo mejor que se ha realizado dentro de la filmografía de Osamu Dezaki. No solo cumplen al captar el instante más apropiado sino que da la impresión de que el trabajo de ilustración llevó varias semanas o meses. En este conjunto de tan buen gusto el único defecto es el primitivo 3D, que está fuera de lugar por el contraste con la animación tradicional quebrando la inmersión.

Del mayor presupuesto, la labor profesional y la dirección de Dezaki se aprovecha una historia que se presta fundamentalmente para la acción, siguiendo los movimientos organizados del grupo formado por el FBI, la CIA y el Pentágono que buscan poner fin a la vida del asesino por orden del magnate de los negocios Leonard Dawson. Un reto de lo más estimulante porque es una de las pocas ocasiones donde el señor parco en palabras se ve obligado a luchar con todo lo que tiene y queda expuesto como alguien vulnerable. Los mejores asesinos del mundo —que incluyen las fuerzas especiales de Bragan, Big Snake y el dúo Gold y Silver— y las operaciones de cada una de las organizaciones le acorralan sin darle el más mínimo respiro, eliminando a sus aliados e hiriéndolo de gravedad en multitud de ocasiones.

En medio de tiroteos, persecuciones, emboscadas, duelos y otros enfrentamientos desiguales, Golgo deja un alargado rastro de sangre y cadáveres como resultado de sus acciones excepcionales en el campo de batalla. Unas hazañas, que sin ser exclusivas de Golgo, son representadas con pericia por parte del director. Es posible afirmar que nos entrega un gran catálogo de secuencias memorables entre las que se encuentran el ataque a la iglesia, los asesinatos de Big Snake, la persecución del equipo de Bragan, la entrada en motocicleta al "castillo" de Dawson y el duelo con Big Snake. Con todas ellas no puedo detenerme, así que destacaré mis favoritas: el asesinato del informante y el enfrentamiento con Big Snake. Alguno puede que eche de menos la mención al duelo con Gold y Silver, pero las expectativas que crearon a partir de su historia no se corresponden con el resultado final.

La primera de ellas transcurre en apenas minuto y medio, pero el impacto que causa es mucho más duradero. La causa principal del asombro radica en los relojes, que son el motivo que se repite en la escena. Mediante estos Dezaki comunica tanto la idea de movimiento circular como de tiempo, que expresa por medio de la degollación del relojero —su ejecución, por medio del cable con el que lo mata, provoca que la silla gire violentamente formando un círculo junto a la sangre que brota de su cuerpo— y el sonido acompasado de las manecillas y el péndulo —que señalan la hora de la muerte y establecen una continuidad—. Tal como escribía Baltasar Gracián: “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. El enfrentamiento a muerte entre Big Snake y Duke Togo en el ascensor también es breve,  aunque insólito porque por primera vez Golgo no es superior a un rival. Estamos ante un encuentro parejo en el que ambos reciben una cantidad de daño similar por las armas filosas y los golpes bien dados. Una lucha a corta distancia que va in crescendo, jugando en cierto momento a convertir el ascensor en un espacio rectangular luminoso que aleja y acerca al espectador para ofrecer un nuevo punto de vista de la pelea hasta la oportuna intervención del helicóptero.

Como se puede comprobar, la violencia es una constante en esta película. Un hecho que no debería extrañar a nadie porque la obra original pertenece al género noir. Las características de este género originalmente cinematográfico están muy presentes en el filme. Desde el estilo visual, pasando por el argumento y los personajes, hasta la sobriedad y la ambigüedad moral. Visualmente, el realizador se esfuerza por potenciar la naturaleza noir de la obra original mediante recursos clásicos del género: juego de luces y sombras, uso abundante del plano holandés, reflejos en el agua o los cristales, etc. Toda una muestra de su conocimiento, pero también de su capacidad para ajustar su propio estilo a los rasgos del género.

En el ámbito temático, el filme aborda una cuestión central: la venganza. A pesar de que el desquite se dirige principalmente hacia el protagonista por haber asesinado al joven Robert Dawson, hijo del magnate Leonard Dawson, la venganza recorre el relato de arriba a abajo. Sea por el desconsolado sacerdote, que desea tomar represalias contra la mafia local por la muerte de su familia; el fugitivo de un campo de concentración nazi, quien solicita los servicios de Golgo para acabar con el antiguo jefe de guardaespaldas de Hitler; o la esposa de Dawson, que intenta cobrarse la muerte del esposo al toparse por casualidad con Golgo. El espíritu vengativo de los personajes nombrados termina por arruinar sus vidas de una u otra forma, aunque las consecuencias que trae para el mandamás de los negocios son el modelo principal a exponer.

Desde la muerte de su sucesor, el rico empresario busca acabar con Duke Togo a cualquier coste, sin importar la vileza de sus actos. El dolor que siente le impulsa a despilfarrar su fortuna, reclutando a los profesionales del asesinato que sean necesarios. Sin embargo, la resistencia que opone su contrincante le sume cada vez más en la desesperación y la locura, permitiendo que la esposa de su hijo sea violada por Big Snake, a cambio del éxito de la misión; y utilizando a su nieta para tenderle una trampa al responsable. Estos deseos de venganza revelan su incapacidad para procesar el suicidio de su hijo, tratando de reconducir su rabia hacia el ejecutor del suicidio en una vana esperanza de obtener una paz interior que no conseguirá. Aún con el triunfo de Golgo, el director nos revela que la venganza es persistente en su empeño, ya que la mujer de Robert, que en un inicio recomendaba al padre olvidar lo ocurrido y comenzar una nueva vida, intenta dispararle tras una coincidencia. La venganza es una enfermedad infecciosa y prácticamente ineludible. Así, Golgo le da la espalda y recibe la bala en este giro irónico e inesperado de los eventos. ¿Tal vez Dezaki cuestiona la ética personal de Golgo a la hora de aceptar sus encargos? Puede que sí, puede que no.

En esta película, al igual que en el cine negro, los caracteres tienden a pertenecer al lado oscuro de la sociedad. De partida, está nuestro antihéroe moralmente cuestionable, Golgo 13. El francotirador, de facciones duras y mirada inexpresiva, se caracteriza por su actitud reservada —únicamente abre la boca cuando es necesario— y letalidad al matar. Sin embargo, si analizamos sus acciones, parece que únicamente mata a aquellos que se lo merecen o aquellos que obstaculizan sus misiones. El sexo del objetivo carece de relevancia, aunque las mujeres que le conocen no son de su misma opinión. De hecho, todas están loquitas por los huesos de Golgo hasta el punto de que quieren llevárselo a la cama para disfrutar de una noche apasionada. Esta imagen de perfección que desprende es la razón de que algunos le vean como un Gary Stu parecido a Cobra (Space Cobra, 1982-1983) o Indiana Jones (En busca del arca perdida, 1981). Un punto de vista que comparto en ciertas instancias, ya que el guión juega en ocasiones a su favor —el milagro en la Iglesia y el accidente de Big Snake— y porque las mujeres aman a un señor que parece excitar a las mujeres por arte de magia.

Apartándonos del James Bond japonés, los demás personajes también se corresponden con perfiles oscuros de la sociedad como mafiosos, empresarios, criminales, asesinos profesionales, ... En general, ninguno merece un análisis exhaustivo a excepción de Leonard Dawson pero como ya me referí al capitalista voy a dirigirme a los asesinos. De ellos, por supuesto, tengo que resaltar a Big Snake porque su caracterización y participación son mejores que las de los restantes enemigos. Desde la primera ocasión, Big Snake está a la altura del sobrenombre con el que lo conocemos: ojos amarillos, ausencia de dientes, gran altura, movimiento serpenteante y comportamiento de bestia. Si a esto sumamos su letalidad, que concluyó con la vida de los aliados de Golgo y casi de él mismo tenemos un villano que cumple su papel. Por último, me gustaría hablar de los personajes femeninos del filme. La insistencia en ligarlas al desnudo y al coito, en mi opinión,  las convierte en meros objetos sexuales con los que recrear la vista. En parte todas caen en ello, aunque Laura y Cindy —la única femme fatale del elenco— conservan cierto interés para el relato.

Calificación: 8