- Año: 1989
- Capítulos: 6
- Estudio: Sunrise
- Formato: OVAs
Una lección sobre la guerra
Sinopsis
Año 0080 del Siglo Universal. En el contexto de la Guerra de un Año, el equipo Cyclops del Principado de Zeon fracasa en su misión de detener el lanzamiento de un transbordador espacial. En el vehículo se custodiaba un nuevo modelo de Mobile Suit, el RX-78NT-1 Gundam NT-1, el arma secreta de la Federación Terrestre. Sin embargo, no todo está perdido. La unidad de Fuerzas Especiales recibe una nueva oportunidad cuando se entera de que la carga del trasbordador se halla en una colonia neutral de Side 6. Con ello en mente buscan la base secreta de la Federación Terrestre e intentan acceder a ella para destruir el Gundam. Durante esta misión, uno de los miembros de la operación, Bernard Wiseman, traba amistad con un niño llamado Alfred Izuruha. En su ingenuidad, Alfred cree que ser soldado es algo divertido, pero su contacto con Bernie y los otros miembros de Zeon le enseñará algo muy importante sobre la guerra.
Desde la humildad de un pequeño conflicto
Yoshiyuki Tomino, artífice de la legendaria Mobile Suit Gundam (1979-80), estuvo prácticamente involucrado en todos los proyectos de la franquicia Gundam en la década de 1980, incluyendo el largometraje que cierra el conflicto entre Amuro Ray y Char Aznable. No obstante, el último año de la década salió al mercado Mobile Suit Gundam 0080: War in the Pocket (1989), miniserie de 6 OVAs que pretendía conmemorar el décimo aniversario de la franquicia. Su singularidad residía en que era la primera serie no dirigida por su creador, lo cual supuso una serie de cambios. Algunos de ellos fueron que la citada empezó una tradición de rediseños retroactivos. Aquí Yutaka Izubuchi actualizó los diseños mecánicos y los trajes de la obra original. Otro fue que inició una dinastía de historias paralelas ubicadas temporalmente en la Guerra de Un Año como The 08th MS Team (1996-99), MS IGLOO (2004-09) y Thunderbolt (2015-17). Otra variación fue que, al no participar Tomino, la cuestión principal de los Newtypes perdió mucha importancia, por lo cual los nuevos responsables pudieron narrar otra clase de historias protagonizadas por soldados y civiles más ordinarios.
Precisamente, esta última modificación es la que nos interesa subrayar porque MSG 0080: War in the Pocket aborda la guerra desde una perspectiva distinta. Muchos son los ángulos desde los que se puede abordar la cuestión bélica. En el ámbito cinematográfico, este asunto ha sido explorado en miles de títulos: Senderos de Gloria (1957), que critica la inhumanidad de las decisiones que toman los altos mandos durante la guerra; El juicio de Nuremberg (1961), que considera la necesidad de asumir la responsabilidad sobre los crímenes de guerra cometidos; o Apocalypse Now (1979), en el que se reflexiona sobre la brutalidad y la irracionalidad de la guerra. El género mecha también ha puesto en práctica varios enfoques en series de TV como Macross (1982-83) y Armored Trooper Votoms (1983-84), aunque hasta el momento la escala del conflicto nunca había sido tan modesta como acontece aquí.
El proyecto del director Fumihiko Takayama opta por darle el papel protagónico a un civil, pero no a uno cualquiera sino a un niño de primaria que desconoce la verdadera naturaleza de la guerra. Si bien algunos piensan que los telediarios o las lecciones de la escuela podrían bastar para concienciar de los males de la guerra, la realidad es que no porque los niños tienen una visión distorsionada de la misma. Un primer factor que explica su perspectiva infantil está en la romantización de la cuestión bélica como un juego en el que los soldados son héroes valientes que luchan por propósitos nobles contra enemigos hostiles y malvados. Parte del atractivo se halla en la estética militar, centrándonos en las insignias y el armamento (los Mobile Suit). Por una parte, la elegancia y la iconografía de las insignias atrae tanto a Alfred que acepta intercambiar su grabadora por la insignia militar de Bernie. Por otro lado, el joven está fascinado por los Zaku de Zeon, dibujándolos en clase y quedando muy sorprendido cuando lo ve luchar por primera vez con un RGM de la Federación Terrestre. El chico intentará más tarde echarle un vistazo al Zaku caído e introducirse en la cabina del piloto.
Una segunda causa radica en la condición de neutralidad de la colonia de Side 6, Ribo, lo cual le ha permitido estar al margen de la mayoría de los conflictos de la guerra entre el Principado de Zeon y la Federación Terrestre. Esta ausencia de daños materiales y personales explica que Ribo mantenga cierta normalidad, con la mayoría de sus habitantes haciendo la vida de siempre. En realidad, no es del todo así porque su vecina, Christina Mackenzie, estuvo largo tiempo en la Tierra como piloto de prueba; y su padre, Ems Izuruha, se ve obligado a viajar más por la guerra. Los suministros también se retrasan, ya que los combates se producen cerca de la colonia. A pesar de estos inconvenientes, las penalidades son escasas por lo que Alfred no conoce la peor cara de la guerra. Nunca ha tenido que pasar hambre, perder su hogar o sufrir la pérdida de familiares o amigos. Es decir, la distancia y el desconocimiento han contribuido a la idealización del muchacho.
Por último, las fantasías bélicas también son la válvula de escape que le permite distraerse y evitar la frustración que le causa su insuficiente desempeño académico y los problemas matrimoniales de sus padres. El niño está habitualmente distraído en el aula, siendo castigado por la maestra por sus riñas con Dorothy y obteniendo malas calificaciones por su bajo rendimiento. Sin embargo, Al no les ha dicho nada y finge ser un niño obediente, que se expresa con un lacónico “Sí”, cuando está frente a ellos. Esta situación se explica por la difícil situación matrimonial de los padres, que ya no se hablan y su hijo está afectado por esta coyuntura, haciendo que la relación con ellos se haya deteriorado al punto en que actúa con apatía e incomodidad. Un buen ejemplo es su encuentro con el padre, quien le pregunta por su madre y las notas pero el chico evita mirarle a la cara y le responde sin ganas. Al final del día, la frustración es canalizada jugando Stalking Crisis, un shooter donde el jugador tiene que eliminar a una serie de kaijus para evitar la destrucción de su ciudad. No obstante, el chico en vez de destruir a los monstruos derriba los edificios, facilitando el trabajo a los monstruos hasta que llega el Game Over que evidencia sus sentimientos.
Sin duda, el primer episodio realiza un magnífico retrato del entorno familiar y escolar que se siente realista y abundante en detalles, pero la evolución de Al en capítulos posteriores no se queda atrás. Aquí lo fundamental es que su vida cotidiana queda trastocada cuando las hostilidades entre bandos de la guerra irrumpen en Ribo. Por primera vez en su vida, él presencia una batalla entre dos Mobile Suit, donde queda fascinado por las dimensiones y el poder de los robots. Sin embargo, no se limita a mirar sino que decide investigar el Zaku derribado en el Parque Forestal. Ahí tiene un encuentro con el piloto del Mobile Suit, Bernard Wiseman, quien le amenaza con una pistola por husmear. No obstante, el chico no comprende la gravedad del asunto, ya que está emocionado por conocer a un piloto de verdad y le ruega que le preste su pistola. Del encuentro se lleva una insignia militar real, lo que le hace muy feliz y más tarde, regresa a contemplar el Zaku hasta que se queda dormido en la cabina. Finalmente, el riesgo de que la escuela hable con su madre y la obsesión de convertirse en soldado le hacen pensar que es hora de poner fin a los juegos y ser admitido en el grupo de Zeon.
La fortuna le sonríe porque accidentalmente se encuentra con el grupo de Bernard y, tras meterlos en un lío con la policía, el líder del equipo permite que Alfred se una a ellos con la condición de que preserve el secreto. Tutelado por Bernard, el protagonista experimenta la parte “emocionante” de la profesión de militar. Su misión consiste en ubicar la base secreta de la Federación Terrestre, en la cual se encuentra el sospechoso contenedor de la grabación. Aquí la motivación y el ingenio que Al nunca muestra en la escuela salen a flote, encontrando la base. Su optimismo, sin embargo, hace que se arriesgue a infiltrarse junto con el rubio, obligándolo a ir pese a su negativa. La misión acaba siendo una aventura apasionante, cruzando un pequeño tramo del exterior de la colonia con el traje espacial y metiéndose por los conductos del aire hasta conseguir sacar unas fotografías del Gundam en producción.
La consecuencia inesperada de esta colaboración, y que repercute en su percepción errónea de la guerra al creer que está experimentando la camaradería, es la amistad con Bernie. En un principio, el militar lo veía como una molestia que se estaba entrometiendo en la misión. No obstante, Bernie se involucra personalmente lo suficiente como para desarrollar una relación de hermanos, que queda bien ilustrada cuando el mayor revisa el cuaderno de dibujos donde ambos están dibujados, uno en compañía del otro como un senpai y su kōhai. Más allá del tiempo que pasan los dos juntos, con Bernard presumiendo de “habilidad” y contándole sobre su experiencia como soldado, el militar de Zeon se hace próximo a Christina Mackenzie, una piloto de prueba de la Federación Terrestre que ha vuelto a Ribo tras haber pasado mucho tiempo en la Tierra. Ella y Bernie son como los hermanos mayores que nunca tuvo Al, expresándose naturalmente cuando está con ellos en contraste con la familia. El primer encuentro es desafortunado porque Christina le confunde con un ladrón, pero Al finge que es su hermanastro. A partir de ahí los dos hacen buenas migas, aunque tristemente no pasen de ser un par de conocidos interesados el uno por el otro.
El buen rato que está pasando, no obstante, le evita pensar en las auténticas implicaciones de lo que hace. Alfred piensa que la guerra es pelear con robots y conseguir recompensas, pero la realidad es que su complicidad no implica precisamente estar de lado de los buenos porque los involucrados, el equipo Cyclops, son un grupo de soldados veteranos que trabajan por el bien de su nación ―cada uno, por cierto, dotado de cierta individualidad como la elocuencia de Steiner Hardy―. No están protegiendo su colonia. Si bien no pretenden hacerle daño, no es su camarada: no confían en él, por lo que tras darles la información precisa le colocaron un micrófono en la insignia y vigilan a través de Bernard. La falta de conciencia del protagonista es palpable con el cambio de alianza en Side 6, ya que su dibujo de un Zaku provoca malos comentarios entre sus amigos. El Principado de Zeon ahora es el enemigo, por lo que le hacen entender que Alfred está ayudando a los malos pese a que creía lo contrario. En la guerra, el amigo de hoy puede que sea el enemigo de mañana.
Esta contrariedad que no comprende es un anticipo de la lección principal que va a aprender sobre la guerra. Si anteriormente la Operación Rubicon estaba saliendo a pedir de boca, los miembros de Zeon sufren un grandísimo revés por una metedura de pata de Bernie: fracasan en la misión y todos mueren excepto Bernie. Aquí Al es testigo de las muertes de García, quien es tiroteado; y Mikhail, asesinado por el Gundam. Aunque el asesinato de Mikhail no es explícito, al desmontar su Zaku se puede ver como el asiento del piloto ha quedado agujereado y ensangrentado. El resultado de esta operación fracasada, no obstante, fue mucho mayor: 246 muertos y 572 heridos. El propio niño ve también como sacan un cadáver de los escombros y más tarde se preocupa por sus amigos al ver que la escuela ha sido parcialmente destruida. En resumen, el chico aprende, por fin, su lección. La guerra no es un juego, es una carnicería en la que mueren miles de personas, con tanta facilidad que le quita el apetito. Se fijaba tanto en lo chulo que es el robot, que no se dio cuenta de que el piloto que va dentro podía morir. Su desilusión hace que no le importen los casquillos de bala que le muestran sus compañeros y ahora solo quiere que todos estén bien.
Aquí la obra dirigida por Fumihiko Takayama aprovecha para complejizar el tema central en torno a la paradoja de la responsabilidad de la guerra. La crítica se dirige hacia los altos mandos de ambas potencias. Sus representantes son los oficiales Killing y Stuart, los dos obsesionados con sus respectivas metas: destruir el arma secreta de la Federación y completar el desarrollo del Gundam NT-1. Uno y otro son capaces de auténticas barbaridades, con Stuart utilizando sus propias fuerzas ―Mobile Suit incluidos― en una urbe poblada y Killing yendo tan lejos como para aniquilar la colonia con un misil nuclear. Estos actos de extremismo implicaron grandes pérdidas materiales y humanas en la colonia, pero irónicamente sus crímenes de guerra no parece que vayan a ser castigados. La responsabilidad de sus actos recae en sus subordinados. Del lado de Zeon, los miembros del equipo Cyclops son conscientes de que están en una misión suicida por la negligencia de Killing, pagando con sus vidas al igual que ocurrió con Andy Strauss. Del lado de la Federación, Christina es culpada por el detective que la interroga a pesar de que hizo su mejor esfuerzo por no ocasionar más víctimas de las necesarias. Si tuviera que añadir un defecto es que la representación de Killing se inclina mucho al extremo, haciéndolo ver como una caricatura. Algo a lo que de forma risible contribuye su nombre, el cual no podía ser menos acertado si la intención era encajar correctamente entre los demás.
La noticia del plan del misil nuclear solo es conocida por los miembros de Zeon, por lo que Bernie opta por contárselo a Al. No obstante, el rubio no tiene la confianza necesaria para intentar destruir el Gundam y evitar la destrucción de Ribo. A diferencia de los otros miembros de su equipo, Bernie es un militar sin mucha habilidad o experiencia que acabó ahí por casualidad. De hecho, nunca logró siquiera derribar un Mobile Suit. Su participación en la misión fue deficiente, causando problemas a sus antiguos compañeros. En consecuencia, Bernie confiesa su ineptitud y decide huir a pesar de la decepción del chico. Sin embargo, la idea de culpar al soldado cambia rápidamente por la opinión de Christina: ante el dilema de pelear o huir no hay una respuesta correcta y todo lo que te queda es hacer lo que crees correcto. Chris lucha porque cree que, aunque haya víctimas, salvará a muchos de sus seres queridos. No obstante, Bernie no está convencido de su elección, ya que la implicación emocional con Al y Chris va más allá de lo que le exige su trabajo. El encuentro con una muchacha semejante a Chris y la acalorada discusión con su novio le generan dudas y remordimientos, por lo que Bernie decide responder a la fe de su “hermano pequeño”. ¿Podrán lograrlo?
La respuesta evidentemente es negativa porque desde que supimos quien era el piloto del Gundam NT-1 éramos conscientes de que Bernie y Chris iban a enfrentarse. Ambos quieren proteger a sus seres queridos, pero la cruel dinámica de la guerra les obliga a luchar entre ellos hasta la muerte sin tan siquiera conocer sus identidades reales. El resultado no puede ser más doloroso para Al: Bernie muere como un soldado sin nombre de Zeon que pretendía destruir la colonia. El acto de heroicidad del joven termina sin ningún reconocimiento, siendo únicamente conocido por su pequeño amigo. La ironía, sin embargo, es que aunque hubiera salido victorioso habría matado a una de esas personas que buscaba salvar y en beneficio de absolutamente nadie porque la nave que transportaba el misil nuclear fue interceptada. Esta carencia de sentido deja en claro que, por un lado, la guerra oculta la verdad de la realidad, con políticos y militares poniendo en peligro a los ciudadanos por el tratado secreto entre la colonia y la Federación; y por otro, enfrenta a personas con ideales nobles, que son asesinados sin el merecido reconocimiento ―sobre todo, entre los perdedores―. Esta experiencia, sin embargo, no fue inútil porque Al aprendió una lección que nunca olvidará y que queda plasmada en el discurso final: el chaval llora y sus amigos intentan consolarlo al afirmar que otra guerra iniciará pronto.
Aquí merece la pena hacer una pausa para referirnos a la cuestión de los mechas. Una virtud de la que ha hecho gala esta serie de OVAs es la mayor verosimilitud de los Mobile Suit. En particular, la preparación que requiere antes de usarlos. Un ejemplo son los preparativos que hacen Bernie y Al para habilitar el Zaku derribado. Dejando de lado el hecho de que el área alrededor del Mobile Suit debería estar acordonada ―un pequeña conveniencia narrativa―, los chicos para arreglar precisan de herramientas, partes y armas que deben reunir operando con discreción y apañándoselas con lo que tienen. Es decir, no es un proceso sencillo y lo comunican bien. Lo mismo ocurría anteriormente con el transporte y el mantenimiento del Mobile Suit del equipo. Otra cuestión son las batallas, que no se decantan tanto por el espectáculo sino que reducen la escala de su poder para permitir que la pericia de los pilotos sea más importante. El estilo de dirección también favorece la comprensión de la acción utilizando tomas más dilatadas con planos enteros y de detalle.
En conclusión, MSG 0080: War in the Pocket es una de las mejores obras que forman parte de la extensa franquicia animada. El crecimiento personal del protagonista que supone pasar de una visión idealizada de la guerra a una posición donde le genera un completo rechazo es sublime, sobre todo gracias al retrato de su entorno familiar y escolar y a la conclusión trágica que le arrebata la vida de su amigo. Lo mejor es lo que hace de forma aparentemente sencilla, sin sermones ni discursos llenos de grandilocuencia, aprendiendo desde la perspectiva de alguien con una concepción equivocada. Si bien me habría gustado que hubieran desarrollado con más detalle lo que concierne al trasfondo y la relación de Bernie y Chris, no tengo mucho de lo que protestar. Si estás buscando una serie que te haga reflexionar y conmoverte en lo más profundo te recomiendo esta “guerra de bolsillo”.
Calificación: 9
4 Comentarios
No he visto la saga Gundam, debido a que es inimaginablemente amplia y a veces, solo aveces, soy algo perezoso. Pero tu reseña ha despertado mi curiosidad, creo que es tiempo de intentarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Podrías verte estas OVAs sin verte nada más, pero si quieres empezar Gundam de buena forma deberías verte las tres películas recopilatorias de Mobile Suit Gundam (1979). O sino puedes ver la serie, pero esta tiene 39 episodios mientras que las peliculas equivalen a solo 21 episodios en tiempo.
EliminarWar in the Pocket también es mi preferida de la franquicia por muchos motivos, y de hecho estoy preparando una reseña de la serie. Me gustó tu comentario, es casi un recorrido por la serie misma.
ResponderEliminarVeo que tienes entradas sobre varias obras que me interesan (y también que diferimos en algunas cosas, que es algo normal). Muy variado tu blog; no es común encontrar gente que escriba sobre animes y mangas "viejunos". Quizá en algún momento vuelva aquí a echar un ojo. Saludos
Gracias.
EliminarUn saludo