Una vez reunidas las Bolas de Dragón, Goku y sus compañeros entrenan nuevamente para la siguiente edición del Tenkaichi Budokai. Esta vez, sin embargo, los estudiantes de la Escuela Tortuga son retados por un grupo rival: la Escuela Grulla, alumnos del Ermitaño Grulla. Los líderes de ambas escuelas Tortuga y Grulla fueron rivales desde hace mucho tiempo. No obstante, la enemistad y el desprecio del anciano Grulla hacen que esté dispuesto a todo por demostrar la superioridad de sus alumnos, incluso recurrir a las malas artes. ¿Podrán Goku y sus amigos imponerse a los malintencionados Ten Shin Han y Chaoz?
Dragon Ball se define por muchos aspectos positivos, pero un aspecto negativo es su constante reiteración al volver siempre a las mismas tramas y argumentos. Uno de ellos es la búsqueda de las Bolas de Dragón donde se las ha apañado para traer novedades y puntos de interés. Otro, en cambio, son los torneos. Toriyama y Toei conquistaron unos cuantos cambios meritorios, pero el formato limitado del mismo y la exigua creatividad en sus aplicaciones lo convirtieron en la peor elección. Un defecto que adquirió más entidad progresivamente al emplearse hasta en ocho ocasiones, incluida una pausa de relleno en el Otro Mundo. Tristemente, esta segunda edición cae parcialmente en la esfera negativa al llegar en un momento inapropiado: la segunda parte de la Red Ribbon, la anterior saga, consistió en un pequeño torneo organizado por Baba, la adivina. A pesar de su escasa dificultad para Goku, esta prueba experimentó con algunos cambios. Véase que los héroes forman un equipo o el lazo sobrenatural entre los peleadores de Baba. Ahora, en cambio, repetimos el mismo formato y la misma normativa.
Otra cuestión un poco negativa, conectada a la competición, es la ausencia de un adiestramiento específico. En esta ocasión, Toriyama solo menciona que han hecho nuestros héroes hasta la celebración de la competición: Yamcha y Krillin entrenan con el maestro Mutenroshi y Goku viaja a pie sin nube Kinton y elimina su debilidad con la cola. La adaptación animada tampoco resuelve dicha omisión porque utiliza cinco episodios (79-83) en Goku salvando aldeas amenazadas por villanos episódicos. A pesar de todo, considero que el entrenamiento con Karin disculpa esta omisión, con excepción de la cuestión 'simiesca' que aprovechará como sorpresa en el combate vs Krillin.
Regresando al Tenkaichi Budokai, el principal incentivo del arco consiste en el enfrentamiento entre la Escuela Tortuga y la Escuela Grulla. Una enemistad que, como veremos, adolece de una preocupante superficialidad y un desarrollo algo flojo. Esta animadversión queda patente en un primer encuentro entre maestros, con ambos riñendo. Aquí, sin embargo, falta un flashback que ahonde en el origen de su rivalidad o contraponga mejor la diferencia entre sus enseñanzas. Hasta faltan anécdotas. Dicha enemistad pronto se traslada hacia sus pupilos, con Ten y Chaoz contribuyendo a ello gracias a su actitud desagradable y ofensiva. El primero pronto entra en un pique con Yamcha, intercambiando constantemente burlas y bravuconerías; y el segundo con Krillin, dando lugar a una pelea por ver quien es menos enano y calvo. La rivalidad con Goku queda inicialmente en segundo plano, ya que su disgusto con Ten no emerge hasta que este vilmente rompe la pierna del inconsciente Yamcha. Este tampoco da importancia a Goku hasta que ve la facilidad con la que derrota a Panputto y se entera de lo que ocurrió con su admirado Tao Pai Pai.
Como se puede observar, el principal enemigo a batir es Ten Shin Han. Sin embargo, Toriyama aprovecha la oportunidad para construir un arco de redención con el joven luchador cambiando sus ideales por influencia de la Escuela Tortuga. En realidad, esto suena mejor en papel que en la práctica, ya que fue un desarrollo un tanto abrupto. El plan de Toriyama de que Ten pase de ser un asesino vanidoso, fanfarrón y tramposo a un guerrero noble mediante la pasión por la lucha que va brotando en él gracias a sus duros encuentros con los miembros de la Escuela Tortuga no está nada mal. El problema es que Ten era un seguidor fiel de la Escuela Grulla y un admirador de Tao Pai Pai, por lo que cuesta creer este brusco cambio de pensamiento. Las palabras de Jackie Chun está claro que eran insuficientes. Una idea apropiada, a la que más tarde recurrió, habría sido recuperar a Tao Pai Pai. Si Ten fuera testigo de la debilidad y el patetismo de su mentor el cambio de pensamiento habría sido mucho más convincente. Sinceramente, Toriyama perdió la ocasión de construir un mejor conflicto.
Otros personajes que reciben cierta atención a escala humana son Krillin y Mutenroshi. Por una parte, el mejor amigo del protagonista sigue su camino como luchador, enfrentando sus inseguridades. Aquí logra reivindicar su faceta de peleador astuto, resaltando su actuación contra Chaoz donde aprovecha su ineptitud matemática. Una lástima que las limitaciones dramáticas de Dragon Ball impidieran convertir el enfrentamiento con Goku en un combate más emocional. Por otro lado, Mutenroshi da por acabada su obligación como maestro porque Ten y Chaoz son el tipo de rivales que sus discípulos necesitan para evitar que se duerman en los laureles. En general, una conclusión apropiada para ambos personajes.
Como remate, el Tenkaichi Budokai se acerca por fin a un verdadero torneo de artes marciales. Si bien la pelea con el Hombre Lobo (en especial, la humillación del “perro”) y los poderes psíquicos de Chaoz nos devuelven al anterior concurso de técnicas extrañas o habilidades sobrenaturales, las peleas cada vez más consisten en intercambios de golpes donde los contrincantes buscan causar el mayor daño posible. Por esa razón, atacan a zonas clave como el plexo solar o la nuca. Algunas de las técnicas presentadas, por cierto, continuarán utilizándose en sagas posteriores como el Taiyoken y la técnica aérea. Esta representación de la acción menos caricaturesca fue acompañada por cierta evolución en el estilo de dibujo de Toriyama. Por lo general, el mangaka se mantiene fiel al uso de sus recursos clásicos como líneas cinéticas, onomatopeyas y puntos de fuga, pero cada vez posee mayor facilidad para describir poses y movimientos expresivos que destaca en páginas que utilizan con frecuencia de 3 a 5 viñetas. Esta circunstancia es especialmente notoria en la final del torneo.
Calificación: 5
Saga del Primer Torneo de Artes Marciales
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