Reseña: Dragon Ball Z. Un futuro diferente


  • Año: 1993
  • Director: Daisuke Nishio
  • Estudio: Toei Animation
  • Género: Acción, Ciencia ficción, Drama

Una nueva esperanza

Sinopsis

En la línea temporal de Trunks, Goku muere de una enfermedad desconocida. Medio año más tarde, unos seres desconocidos atacan la Tierra, destruyendo ciudad tras ciudad. La identidad de estos individuos es la de la  pareja de androides A-17 y A-18. Ambos fueron creados por el Dr. Gero con el fin de dominar el mundo, pero su ambición se volvió contra él en forma de rebelión y asesinato. Los guerreros Z intentaron derrotarlos, pero todos mueren a excepción de Gohan y el pequeño Trunks. Finalmente, más de una década después, ellos son la única esperanza de la Tierra contra la amenaza de los androides. ¿Lograrán poner fin a esta masacre?

Trama y Desarrollo

Aquellos que me conocen bien sabrán que Dragon Ball Z ha sido objeto constante de mis críticas por razones más que fundadas, pero tengo aprecio por sus dos primeras sagas y ambos especiales de TV. Del especial de Bardock ya he hablado anteriormente, por lo que en esta ocasión nos corresponde abordar Dragon Ball Z: Un futuro diferente (1993). Este mediometraje dirigido por Daisuke Nishio, el responsable de los primeros 199 episodios de Dragon Ball Z (1989-95), fue emitido el 24 de febrero de 1993. Una fecha clave porque la semana anterior se emitió el episodio 175 de la serie, que daba comienzo a los Juegos de Cell. Personalmente, la elección de la fecha no fue la más acertada porque Trunks tuvo otros momentos con mayor protagonismo en la saga de Cell. No obstante, lo interesante de la película es que fue una de las pocas veces que Dragon Ball Z evidenciaba que podía salirse del esquema reciclado de siempre. Veamos cuáles fueron sus méritos.

Tal como reza el título, el argumento a tratar es la historia de Trunks del futuro antes del viaje en la máquina del tiempo. Aquí el punto de partida que marca la diferencia entre el presente y el futuro es la muerte de Goku, que ocurre en esta línea temporal ante la ausencia de un viajero en el tiempo que le suministre la medicina necesaria para sobrevivir. Este acontecimiento es crucial porque elimina dos graves inconvenientes que han perseguido (y persiguen) a Dragon Ball. El primero de ellos, la existencia de las bolas de dragón, afecta negativamente a la obra desde Piccolo Daimao. Su uso como un instrumento que revierte la muerte en batalla de los aliados fue minando las implicaciones dramáticas de la muerte y, sobre todo, la tensión narrativa. Si un villano es derrotado todo vuelve a la normalidad sin consecuencia negativa alguna. El segundo problema es el agotamiento de Goku como protagonista, quien a pesar de su carisma quedó sin rutas personales que explorar tras desbloquear su poder oculto y vencer al responsable del genocidio de los Saiyajin. Su preponderancia hizo que personajes como Trunks y Gohan, que por derecho merecían una posición y desarrollo más importante en la saga de Cell, quedaran en varias ocasiones en segundo plano. Afortunadamente, aquí no ocurre lo mismo porque Goku y los demás guerreros Z (Piccolo, Krillin, Vegeta, etc.) murieron.


Sin bolas de dragón ni aliados, el mero hecho de entrar en batalla con el enemigo constituye un gran riesgo. Los antagonistas, que parten del concepto de máquina asesina con la misión de destruir a la humanidad ―semejante a Terminator (1984)―, son definidos como un par de adolescentes rebeldes en modo edgy cuyo pasatiempo favorito es aterrorizar a los terrestres. Sin prisa, pero sin pausa van destruyendo ciudad a ciudad mientras se divierten con sus habitantes. Desde atropellar a la gente con un automóvil hasta intimidar al dependiente de una tienda de ropa. Unas maldades que suenan peor de lo que realmente se ve, ya que no se recrean demasiado al omitir la violencia gráfica. Aunque son  villanos planos, que conciben su misión como un “juego” y cuya misantropía no tiene causa definida, los androides siguen siendo antagonistas funcionales gracias a la superioridad de su poder frente a los héroes y la imposibilidad de diálogo para resolver el conflicto.

Contra el terror impuesto por las máquinas asesinas se levantan los únicos guerreros de esta línea temporal: Trunks y Gohan. Uno de los ejes del mediometraje es la relación que comparten alumno y maestro, que recuerda vagamente a Piccolo y Gohan pero el carácter del mentor es muy diferente al namekiano. Este guerrero avezado sigue luchando por sus seres queridos, pero deja su inseguridad anterior para ser el guía del chaval en su entrenamiento, que le comunica la clave ―osea su furia― para desbloquear el Super Saiyan. No obstante, su relación con el chico adquiere más profundidad al ver a Trunks como la esperanza de la humanidad si falla en su misión, tal como demuestra al darle la última Semilla del Ermitaño y arriesgarse a morir en la primera batalla. Esta decisión parece venir motivada de su impotencia por ver morir a sus amigos frente a los androides porque en la segunda ocasión que Gohan intenta destruirlos su mirada denota su rabia interior.

Por el contrario, Trunks es un joven inexperto y algo temerario que ante la ausencia de su padre y el resto de los guerreros Z toma como modelo a Gohan. Este pupilo comparte el deseo de su maestro de devolver el mundo a la normalidad, pero le falta algo esencial para tener el mismo compromiso: el dolor de ver morir a un ser querido. Los compañeros de Gohan murieron cuando Trunks apenas era un bebé, por lo que no fue testigo de sus muertes. Por esa razón, el entrenamiento para liberar su poder oculto fracasa hasta que ve con sus propios ojos el cuerpo inerte de Gohan tras fallar en su segunda batalla contra los androides. Una secuencia que, por cierto, es lo más sobresaliente de la cinta al subrayarse a partir de múltiples aspectos. Uno de ellos es la animación, que presenta una ilustración más detallada y unos colores más intensos. Una segunda dimensión es lo simbólico, con Gohan acercándose lentamente a Gohan mientras sus lágrimas se mezclan con una lluvia que refleja su aflicción y la luz roja intermitente del semáforo delata el estado del héroe caído. Paradójicamente la muerte del guía permite al aprendiz liberar su fuerza oculta, completando el entrenamiento a costa de perder a alguien importante.


Por desgracia, el especial de televisión no alcanza una nota más alta porque es casi tan esquemático como el protagonizado por Bardock. El problema radica fundamentalmente en la caracterización de los personajes y la descripción de la relación maestro-alumno. A pesar de que un mediometraje de 45 minutos no es el medio idóneo para abordar varios frentes, la superficialidad de la que hace gala en ocasiones es síntoma de un trabajo mejorable. Un ejemplo lo podemos observar en Gohan, del cual tenemos un momento doloroso en su vida como es la pérdida de sus amigos. Sin embargo, no lo cuentan en forma de flashback desde su perspectiva ni lo exteriorizan apenas a partir de gestos, acciones o silencios. Tampoco explotan su relación con su madre y abuelo, que son toda la familia que le queda y algún rol podrían recibir pero solo aparecen durante un par de minutos. Del lado de Trunks tampoco mejora el asunto, donde Bulma adquiere un papel más maternal pero del que no se ve demasiado. Hasta su relación con Gohan se reduce a un par de aspectos clave, sin sacar partido de la posibilidad de que Gohan ejerza de vínculo entre el pasado y el presente al contarle historias de los defensores de la Tierra.

En conclusión, Dragon Ball Z: Un futuro diferente constituye una pieza fundamental dentro de la extensísima franquicia de DBZ. La desaparición de las bolas de dragón y la cesión del protagonismo a los hijos de Goku y Vegeta devuelven la tensión narrativa perdida y permiten explorar otro punto de vista. Aquí el punto clave es el crecimiento de Trunks, cuya fuerza aumenta ante la pérdida de su mentor quien anteriormente se hizo más fuerte por experimentar la misma rabia que él. Tristemente, la relación entre mentor y pupilo se describe en términos superficiales al enfocarse únicamente en lo fundamental. Desde un punto de vista técnico, la animación está prácticamente a la par con la serie de televisión, destacando, no obstante, la brillante secuencia de la muerte de Gohan y la liberación del Super Saiyan de Trunks.

Calificación: 7

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5 Comentarios

  1. Siempre me preguntare como es posible que Bulma pudiendo construir una maquina del tiempo, no construyo una nave espacial que le permita ir al nuevo namekusei; despues de todo en la linea temporal de trunks del futuro, Goku logra resucitarlos con las esferas del dragon para que con las esferas de namekusei puedan ser revividos Chaoz y Krillin que ya habían muerto más de una vez. Eso es lo malo cuando en una historia uno se mete a jugar con el elemento del tiempo ya que siempre existe esta clase de preguntas que te pueden echar a perder una historia.

    No obstante si dejamos pasar ese detalle, debo decir que de lejos es uno de los mejores productos que nos pudo entregar Toei Animation, desconozco si Daisuke Nishio estuvo a cargo también del especial de TV de Bardock pero la razón por la que invoco el primer especial es porque en ambos se siente una suerte de tensión de pesimismo y derrota, avisorando lo que le sucedera a los protagonistas, al menos en este Trunks representa la esperanza, una esperanza que Gohan en la medida de lo posible se encargó de cuidar, siendo quizá este el punto más resaltante de la serie en la que no solo se nos muestra una realidad de desgracia y desolación sino la construcción de una relación de amistad, compañerismo y respeto entre dos guerreros.

    Si dejamos de lado la posibilidad de ir a Namekusei, la sala del tiempo y del espacio en el Templo de Kamisama (Del que no se dice nada tampoco) o que Goku o cualquier guerrero Z pudo retornar despues de entrenar en el otro mundo todos esos años en que Gohan se hizo adulto podríamos decir que la historia es destacable y representó muy bien las acotaciones que hiciste en tu reseña.


    Buena reseña amigo

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    1. Sí, esos son fallos evidentes de la obra de Toriyama, quien a menudo utiliza elementos demasiado problemáticos en una trama de salvar al mundo constantemente.

      Sí, Daisuke Nishio creo que también hizo ese especial, algo que es de agradecer cuando las películas de DBZ siempre son exactamente lo mismo. Ahí has dado con una buena idea, la del pesimismo y tragedia implícitas en ambas obras.

      Saludos

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  2. De lo mejor que tuvo Dragon Ball, pesé a los pequeños errores que benefician al guion u.u
    ¡Un abrazo!

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    1. Para mí, al menos, es de lo mejor de la franquicia, fuera de algunos arcos de las series principales.

      Saludos

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  3. Con respecto a la Sala del Tiempo y el espacio que comentaba Hercaleith, hay que recordar que Goku no habló de la misma a sus amigos hasta que se recuperó de su enfermedad cardiaca, ya que se había dado cuenta de que, sin mayor entrenamiento, ni él ni ninguno de los otros guerreros z podían derrotar a los androides. Sin embargo, en la época de Trunks, no llegó a recuperarse de su enfermedad, por lo que sus amigos no tenían forma de conocer la Sala del Tiempo y el Espacio. Que esta no aparezca en el especial de Trunks del Futuro me parece que tiene su lógica.

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