Ocultos entre nosotros
Sinopsis
Más cerca de lo que nosotros creemos, los Quirópteros, criaturas monstruosas que se alimentan de sangre humana, atacan a la gente indefensa. Por suerte, cierta organización secreta se encarga de eliminarlos sin dejar rastro. Entre los agentes que posee este grupo organizado está Saya, una vampiresa fría y eficiente que no tiene rival a la hora de realizar este tipo de trabajos. De hecho, no lo tiene porque es la única que queda. Su próxima misión pasa por encontrar y exterminar a los responsables de las misteriosas muertes ocurridas en la base estadounidense de Japón.
Historia y Desarrollo
Blood es una franquicia multimedia que a día de hoy incluye películas animadas y de imagen real, mangas, novelas, videojuegos, entre otros. El punto de partida, no obstante, se halla en el mediometraje de 48 minutos producido por Production I.G: Blood: The Last Vampire (2000). El proyecto empezó cuando Mitsuhisa Ishikawa, presidente de Production I.G, buscaba ideas para un proyecto original en lugar de una adaptación de manga o novela. Su primera opción fue Mamoru Oshii, pero fueron sus discípulos, Kenji Kamiyama y Junichi Fujisaku, los que proporcionaron el concepto: una chica en sailor fuku empuñando una katana. De otra parte, Hiroyuki Kitakubo (Roujin Z, 1991; y Golden Boy, 1995) fue seleccionado como director de la película con el privilegio de tener licencia artística con el material. Los restantes miembros importantes de la producción fueron Kenji Kamiyama, labrándose a partir de aquí una carrera como guionista vinculado a la sci-fi; Katsuya Terada, diseñador de personajes que antes de la película era conocido por su trabajo en videojuegos; Kazuchika Kise, director de animación apoyado aquí por Tetsuya Nishio y Toshiyuki Inoue; Yūsuke Takeda, ejerciendo la dirección artística; y Yoshihiro Ike, compositor para anime y videojuegos que se encontraba dando sus primeros pasos en la industria.
La recepción fue muy positiva, obteniendo en Japón varios galardones: el premio Ofuji Noburo en los Premios de Cine de Mainichi, el Gran Premio en la categoría de animación en el Festival de Arte de Japón, entre otros tantos que recibió. En el extranjero, también recibió numerosos premios como el Premio del Público al mejor filme de Asia en el Festival de Cine Fantasía de Montreal. En Norteamérica, por cierto, se convirtió en el título más vendido de la historia de Manga Entertainment al vender más de 70.000 copias en DVD y 30.000 copias en VHS. Sin duda, parte de su éxito comercial se debió a que la cinta fue filmada en inglés, con subtítulos en japonés, con la intención de llegar más fácilmente a los mercados extranjeros. Más tarde, este éxito sirvió para ampliar rápidamente la franquicia: un videojuego de Playstation 2 con el mismo nombre, una trilogía de novelas publicadas desde 2000 hasta 2005 y un manga hecho por el artista hentai Benkyou Tamaoki en 2002. Finalmente, la marca da un paso más allá con Blood+ (2005), una serie de televisión de 50 episodios que se hizo mundialmente famosa.
A diferencia de la serie de televisión, no obstante, Blood: The Last Vampire fue ideada como un piloto que, según Kitakubo, marca el principio de una historia sobre “el pasado, presente y futuro de Saya” (Animerica, 2001). Por esa razón, esta introducción al universo vampírico de Saya es muy escueta. Apenas otorga información sobre los orígenes de los Quirópteros, la composición de la organización o las relaciones personales de Saya. Argumentalmente, el filme, encuadrado en los géneros de acción y terror, tampoco ayuda a mejorar la experiencia. La misión de Saya, que podría ser una de las tantas que ha protagonizado, narra una historia en la que faltan elementos capaces de enriquecer la película. La identidad de los Quirópteros no constituye ningún misterio porque las responsables (Sharon y Linda) pronto evidencian su culpabilidad ante el espectador con su actitud sospechosa. Lo único que suma es la dificultad del arma dañada, complicándole a Saya la tarea de eliminar a sus enemigos.
Por desgracia, esta insatisfacción respecto a la construcción incompleta de su universo no se acompaña de una compensación en términos de personajes. La caracterización y la aproximación a la protagonista como una vampira solitaria, arisca y fría puede que contribuya a edificar cierto carisma e interés por su misteriosa figura, pero en ningún momento permiten que forjemos un vínculo emocional con ella. Sus interacciones, marcadas por las dificultades para relacionarse (en general, por su aspereza), transmiten la idea de que Saya probablemente tenga algún conflicto interno relacionado con la distancia que la separa de los seres humanos. No obstante, su relación principal con la enfermera no saca a la luz nada muy humano de ella. De hecho, los intentos de Saya por desembarazarse de su asustada compañera se pueden leer como una autoparodia por cómo reacciona a la situación. Al final del día, su interés pasa por cumplir con su misión sin contratiempos. Por supuesto, los Quirópteros no dan mucho de que hablar más allá de sugerir superficialmente su deseo por sobrevivir y la rabia de haber perdido un compañero. Son un ejemplo de “brillante” oquedad.
Sin duda, los méritos de Blood: Last Vampire no residen en el aspecto argumental y temático sino en la esfera audiovisual. Su presencia constituye un antes y un después en el medio, ya que en esta etapa de transición entre el celuloide y el ordenador el mediometraje apostó por el factor digital: fue entintada, coloreada y animada por ordenador. Es decir, fue de los primeros en atreverse a realizar la mayor parte del proceso tal y como se hace hoy, obteniendo un resultado soberbio en términos de movimiento y cinematografía. Una de las virtudes de su novedoso estilo es la ambientación sombría. Aquí contribuyó su iluminación apagada, con escenarios bañados por la luz realista de un día nublado, el atardecer o directamente la noche; y la paleta de colores oscuros, que mezcla marrones y grises. El diseño de fondos del colegio y los alrededores de la base estadounidense, con los estudiantes deambulando y los objetos y otros detalles que cubren cada palmo a la vista, también suman mucho en este sentido.
Otro hecho a enfatizar es, por supuesto, la acción. A pesar de que carece de la desproporción distintiva del anime ultraviolento, se define por los clásicos enfrentamientos entre monstruos en los que la acción resulta sangrienta y ágil. Habría dicho fugaz, pero los combates de Saya se complican ante la falta de un arma eficaz y la presencia de un rehén. Así, la protagonista se ve obligada a aguantar frente al Quiróptero enemigo hasta que la organización le entregue la nueva katana. Sin embargo, me quedo con la secuencia de apertura en el tren, donde Saya abate a un Quiróptero que se da a la fuga. Como en la vieja escuela, el encuentro se construye a partir de una etapa preparatoria donde la vampira y el sujeto intercambian miradas mientras lo único que se escucha es el ruido diegético de las ruedas del tren al desplazarse por los rieles. Finalmente, un pequeño apagón dispara la excelente secuencia de acción, realizada por Toshiyuki Inoue, donde la cámara parece salir disparada tras el golpe asestado por Saya al monstruo disfrazado.
En conclusión, Blood: The Last Vampire es una obra crucial en la transición del celuloide y el ordenador. Kitakubo exprime al máximo las capacidades del proceso digital para edificar una experiencia audiovisual atractiva y poderosa a los ojos del espectador. Su énfasis se encuentra en la acción, donde Saya se ve privada pronto de su arma favorita; y la ambientación, lograda a partir de las virtudes de la luz y el color digitales. Por el lado negativo, el director renuncia a desarrollar un argumento interesante en relación a la identidad de los Quirópteros o siquiera explorar la faceta humana de la protagonista en su interacción con los estudiantes y maestros. En consecuencia, aquellos que buscan un título capaz de proporcionar mayores emociones o exploración temática tendrán que acudir a otros largometrajes de acción como Akira (1988), Venus Wars (1989), Ninja Scroll (1993) o Macross Plus (1995).
Calificación: 6
9 Comentarios
Si una obra pretende hacer una cosa y la hace espectacularmente bien en muy poco tiempo, ¿es justo culparla por no hacer algo que no tenía planeado ni se relacionaría directamente con el centro de la misma?
ResponderEliminarNo me parece que la crítica sea legítima. La película usa todo su tiempo en crear una atmósfera y contar lo que le apetece, y para hablar de sus personajes de forma más enciclopédica tendría que A) utilizar parte del metraje para ello, arruinando el tono que construye con tanto cuidado y desviando la atención (no es necesario saber claramente cuál es el pasado de saya, es más eficaz imaginarlo en términos generales) o B) añadir metraje a la peli y cargarse el ritmo que tiene, que viene a ser perfecto. No le pediría a Monster que fuera un festival de Sakuga.
Este tipo de críticas significan que la propia intención del equipo detrás de la peli (que es de los más técnicamente dotados del mundo) era equivocada, y que hay una película con más valor exclusivamente en la imaginación del crítico y contenida en sus estándares. Es una forma muy pretenciosa de ponerlo por mi parte, pero aquí queda.
Buenas noches, Aaron. Sé que probablemente nunca volverás a leer esta entrada, pero como le acabo de dar un rewatch (y rehecho parte de la reseña) a esta película considero oportuno volver a responder.
EliminarEfectivamente, el largometraje centra sus esfuerzos en sacar partido a las bondades de la animación digital que hasta ese momento no habían sido explotadas en el medio. Por eso, el enfoque de Kitakubo es mayormente audiovisual, centrado en la imagen y el sonido. Te puedo dar la razón en eso. Sin embargo, estoy en desacuerdo con tu argumento de que construir una historia más elaborada implicara necesariamente destruir el ritmo o el tono de la obra. No son realidades incompatibles. Creo que tú eres consciente de la cantidad de títulos del medio que son capaces de conservar ambas sin renunciar a lo argumental y temático. Akira, por ejemplo, aunque muy centrada en la acción y demasiado esquematizada en algunos aspectos, es capaz de ofrecer una lectura interesante sobre el fracaso político y social de ese Tokio distópico. En cambio, Blood: The Last Vampire no hace prácticamente nada con lo que tiene a mano. Sea construir un conflicto interno relacionado con la distancia entre ella y los seres humanos o sea armar un misterio con la identidad de los Quirópteros. Nada. Y esto me parece injustificable.
Un saludo
Buenas noches, me alegro que te hayas animado a comentar esta entrada. Desde mi punto de vista, el mero hecho de pretender hacer algo no implica que esto sea suficiente para hacer de ello una obra de ficción valiosa. He visto muchos cortometrajes cuya única intención por parte del autor era jugar con la animación o el sonido y, no por cumplir con su objetivo hace que la pieza sea ideal.
ResponderEliminarIgualmente no creo que esta película en concreto tuviera como única intención generar una buena atmósfera sino que eso era un aspecto complementario, ya que el filme se perfila como una película de acción con una estética de terror. Vamos, la película trata sobre una de las muchas misiones que Saya tiene que llevar a cabo para eliminar a esos monstruos semivampíricos. Y parte esencial de lo que creo una película de este tipo son los personajes porque al fin y al cabo ellos son vehículos que la narración utiliza para contar algo. Por ejemplo, contarnos la distancia que existe entre Saya y los seres humanos. Y aquí veo que no se aprovechan lo suficiente para comunicarme algo. Ya ni hablo de, por ejemplo, del problema que el espectador tiene a la hora de generar un vínculo emocional o apego hacia la protagonista.
Siento que no te haya gustado,
Saludos
La peli destaca por su producción, especialmente meritoria por pertenecer a esa época de transición entre lo analógico y lo digital del anime.
ResponderEliminarNo soy gran conocedor de esta saga, pero se siente como un episodio piloto de lo que luego sería Blood + (serie que vi hace demasiado tiempo y de la que no recuerdo nada, pero bueno)
Efectivamente, la idea parece ser la de un episodio piloto. Gracias por comentar.
EliminarSaludos
Recuerdo haber visto esta película muchos años despues que vi su trailer, que me dejó impactado y hasta cierto punto shockeado, esa escena de la enfermería me hizo pensar que ese titulo no era para mi, hasta que me anime a verla once años despues
ResponderEliminarEn verdad creo que su punto más fuerte es toda la escenografía, ese aire oscuro, de mohin, sumado al diseño de los personajes te transportan a un escenario cuanto menos tétrico y necesario en la historia de una caza vampiros. Aun asi, siento que pese a que es muy visual, argumentalmente es muy escueta y como por aqui mencionó otra persona, creo que este es un punto de partida para lo que vendría despues.
Me gustó Blood, Blood + y Blood C prefiero tomarlo como un chiste hecho gore, con los conejos gigantes sin saber donde quieren ir, matando a todos en el proceso.
Sin duda, escueta es la palabra más apropiada para referirse a este anime.
EliminarSaludos
Saludos, primera vez aquí y creo que tu blog (y más aún tu reseña) son bastante certeros.
ResponderEliminarHace unos años vi la película y aunque en ese entonces me gustó, ahora que leo tu reseña me doy cuenta que tenia varias fallas pese a su puesta en escena...
En fin, otra vez, gracias y espero leerte pronto otra vez!
Espero que te guste lo que leas por aquí. Gracias por comentar.
EliminarSaludos