Historia de la animación latinoamericana - Siglo XX (Parte 1)

1. Contexto político, social y económico

El surgimiento de la animación latinoamericana es una cuestión compleja que requiere, por lo menos, una breve contextualización de la primera mitad del siglo XX. En el ámbito político, la dependencia europea hacia Francia y Gran Bretaña a través del llamado imperialismo informal es sustituida por el dominio norteamericano a finales del XIX y principios del XX. Un cambio manifestado en la política exterior estadounidense, con el Big Stick de Franklin D. Roosevelt. Entre sus acciones más destacadas se hallan la guerra hispano-norteamericana, con la cesión española de Puerto Rico, Guam y Filipinas (1899) y la independencia de Cuba (1898); el control del Canal de Panamá (1903), obteniendo de Panamá su derecho exclusivo de ocupación de la zona del canal; y la intervención militar en el Caribe en defensa de los intereses económicos de las compañías de Estados Unidos (Santo Domingo, 1905; Nicaragua, 1909; Honduras, 1910; Panamá, 1912; y Haití, 1915). El imperialismo, en colaboración con las diferentes oligarquías, favoreció la instauración de regímenes políticos presidencialistas o dictaduras militares, que a su vez provocaron revoluciones como la de México (1910) que, con medidas como reforma agraria o nacionalización de empresas extranjeras, sería el principal modelo para otras posteriores.


En el ámbito socioeconómico, Latinoamérica es testigo de varios procesos importantes que ya habían iniciado en el siglo anterior y habilitaron el progreso de la economía de la mayoría de países. Sin embargo, el impacto de la Gran Depresión (1929-1934) afectó gravemente la dependencia del mercado y los capitales de Estados Unidos y Europa, generalizándose la miseria e instaurándose distintos regímenes autoritarios. Una situación que se revierte con la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), motivando un sólido crecimiento por la necesidad de los países en guerra de materias primas y distintos productos. El crecimiento se detendría al acabar el conflicto, pero algunos países como Argentina, México o Brasil logran el éxito en su industrialización aunque persistiendo los grandes desequilibrios sociales entre la élite criolla y la mayoría de mestizos e indígenas.

Como punto de partida, el primer fenómeno es la explosión demográfica. La principal causa fue la emigración europea, que desde el XIX hasta la primera mitad del XX trajo a millones de campesinos y obreros originarios de España, Portugal, Italia, Francia, Alemania y otros países en busca de mejores oportunidades. También está el proceso de urbanización. El fenómeno fue motivado por el éxodo rural y la inmigración europea, pasando de menos de un 10% a principios de siglo a un 41% en 1950. El resultado negativo, sin embargo, es el fenómeno de la macrocefalia al concentrarse la población en grandes áreas metropolitanas: Buenos Aires, Bogotá, Lima, Santiago, etc.


Para finalizar, el proceso de industrialización es fundamental. La primera etapa (1850-1914), impulsada por las exportaciones agrícolas, se define por el establecimiento de pequeñas industrias de bajo nivel tecnológico que procesan productos agrícolas o fabrican bienes de consumo ligeros para los consumidores locales. La industria hizo sus avances más significativos en Argentina, Brasil y México, donde los recursos naturales y minerales, un mercado interno más grande y la acumulación de capital favorecieron el desarrollo industrial. No obstante, este desarrollo causó una excesiva concentración espacial en las áreas urbanas más relevantes. El segundo período (1914-1945) se define por la adopción del modelo ISI (Industrialización por Sustitución de Importaciones). Ante la reducción de exportaciones y gastos de las importaciones de productos manufacturados generados por el potente impacto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y, sobre todo por los efectos del Crac del 29, los gobiernos optan por una visión proteccionista y un potenciado desarrollo industrial. Los mejores resultados se produjeron en Argentina, Brasil y México, pero en general tampoco lograron los objetivos esperados.

2. Industria cinematográfica

Desde la presentación del cinematógrafo por los hermanos Lumière en 1895, el nuevo medio de expresión se difundió rápidamente por todo el mundo. En la primera década del siglo XX surgieron multitud de pequeños estudios fílmico en Europa y poco después en Estados Unidos. La región latinoamericana tampoco constituyó una excepción, por lo que en los últimos años del siglo XIX nacen las primeras cintas asociadas a profesionales como Salvador Toscano. Tras una breve etapa de experimentación, a partir de 1910 el cine se fue convirtiendo en un negocio en las principales capitales de Latinoamérica. En un inicio, sin embargo, y especialmente hasta la llegada del cine sonoro, las producciones nacionales tenían un carácter popular y autóctono con la proyección en los pueblos y pequeños núcleos urbanos.

El desarrollo del cine latinoamericano y la producción nacional estuvieron muy marcadas por sus complicadas circunstancias políticas, sociales y económicas. La distribución y exhibición cinematográficas se establecieron y consolidaron como un negocio vinculado a capitales extranjeros europeos y estadounidenses. La actividad de promotores españoles, franceses e italianos fue importante, aunque tras la Primera Guerra Mundial el gigante norteamericano acaparó los distintos mercados al hacerse con los canales de distribución. En la tercera década Hollywood marcaría la pauta. Su estándar de calidad fue imitado por las productoras nacionales que aspiraban al éxito. En la producción de las primeras películas habladas en español, Hollywood contrataría a numerosos profesionales (Antonio Moreno, Carlos Gardel, Dolores del Río, entre otros) con la idea de que interpretaran y realizaran las versiones destinadas a dichos países.


La mayor parte de la producción ha dependido de la capacidad económica de cada país y del tamaño de sus mercados internos. En esta situación, la ventaja demográfica, económica e industrial que permitía desarrollar y garantizar la viabilidad una nueva industria estaba del lado de Brasil, Argentina y México. En consecuencia, la producción se concentró en este grupo de países, acercándose al 90% durante la mayor parte del siglo XX. A pesar de ello, las demás naciones latinoamericanas como Chile, Ecuador o Venezuela se fueron introduciendo lentamente en el negocio. Su producción cinematográfica, sin embargo, se limitó básicamente a documentales, noticieros y anuncios publicitarios. El cine argumental suponía un coste mayor que aquel destinado a propósitos informativos, por lo que los productores normalmente no arriesgaron y apostaron por el cine extranjero que ya tenía sello de calidad.

Durante los años 30, la aparición del cine sonoro tuvo una gran repercusión en la creación cinematográfica de Latinoamérica. El cine sonoro era mucho más costoso y difícil de realizar, y las empresas locales no estaban en condiciones de competir con los filmes de Hollywood, que ofrecían a los distribuidores títulos norteamericanos de gran perfección técnica, taquilla confiable y precios muy bajos. Como resultado, el cine pueblerino pone fin a su andadura y los productores se centran en las capitales. El fracaso del cine hispano y la introducción de los subtítulos como forma más viable y aceptada de traducción, generó un terreno propicio que aprovecharon las grandes industrias de Argentina, Brasil y México para desenvolver potentes industrias fílmicas que, en un grado más humilde, intentaron acomodar la realidad regional a los sistemas hollywoodenses, lanzando sus propios géneros y estrellas. Estudios Churubusco, de México, y Sono Films, de Argentina, poseían la infraestructura y los profesionales necesarios para competir por la hegemonía del público latinoamericano en el continente.

Pedro Infante, actor mexicano.

Desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial la industria cinematográfica de Europa y Estados Unidos recibió un duro golpe, ya que las potencias en conflicto necesitaban usar los materiales de la producción de cine para la industria armamentística y los esfuerzos cinematográficos se dirigieron en la creación propaganda bélica. Este hecho, junto a otras circunstancias, permitieron que México llenara el hueco de cintas comerciales y empezara la época de oro del cine mexicano. Los filmes de Emilio Fernández "El Indio" y la presencia de estrellas como Dolores del Río y Pedro Armendáriz le permiten ganar fama internacional. También los años en que sobresale el actor Mario Moreno "Cantinflas" quien, con su brillante estilo de hacer comedia, se encargará de consolidar su popularidad nacional e internacional y arrasar en taquilla con películas como Ahí está el detalle (1940).

3. Animación en Argentina, Brasil y México: 1900-1950

Entre finales del XIX e inicios del XX, Latinoamérica es testigo del nacimiento de un nuevo medio expresivo: la historieta. Distintos autores que trabajaban en periódicos, diarios y revistas realizaron caricaturas y viñetas de tono satírico muy críticas con la realidad política aunque estaban sujetas a la posibilidad de ser retiradas por la desaprobación de las autoridades políticas. Más populares aún fueron las historias infantiles y humorísticas que se ganaron el interés de buena parte de la población. Así, aparecen revistas que acogen numerosas historietas: "Caras y Caretas" (1898) y "PBT" (1904), en Argentina; "O Tico-Tico" (1905), en Brasil; "Zig-Zag" (1906), en Chile; entre otras muchas. Ante la transformación del cine como medio de entretenimiento masivo y la buena acogida del cómic, muchos ilustradores y caricaturistas latinoamericanos pensaron en la posibilidad de dar vida a sus viñetas y personajes a través de la creación de filmes animados. A pesar de ello, el contenido y el tono de estas animaciones no solo estuvo influenciada por el cómic sino por los modelos triunfantes de Norteamérica, con Walt Disney Animation Studios y Fleischer Studios como referentes básicos. No obstante, y de la misma forma que el cine, la producción se concentró en las principales continentales: Argentina, Brasil y México. 

En Argentina, la principal figura de la animación argentina fue Quirino Cristiani (1896-1984). Desde una corta edad, Cristiani mostraba vocación para el dibujo por lo que pronto se convirtió en caricaturista para diarios y periódicos. Su estilo se caracterizaba por la sátira política hacia personajes y acontecimientos importantes de la esfera argentina. Su trabajo gráfico llamó la atención de Federico Valle, editor de un noticiero cinematográfico, quien le propuso trabajar juntos para la creación de una película: El apóstol (1917), el primer largometraje de animación de la historia. Esta sátira política sobre el presidente H. Irigoyen, llamado el "peludo", constituyó una novedad al aplicar la desconocida técnica del cut-out, es decir, animación a partir de figuras elaboradas con recortes. Esta técnica se volvió una característica de su estilo de animación.


Entre el 1918 y el 1927, Cristiani continuó produciendo animación en su propio estudio, un laboratorio para el procesamiento de cintas nacionales, el subtitulado de filmes extranjeras y la producción de cortos publicitarios. En 1929, realizó Peludópolis, el primer largometraje animado sonoro del mundo. A pesar de la novedad, este título le supuso cuantiosas pérdidas económicas. En la década de los 30, la imposibilidad para competir con la calidad de las obras de Disney le haría dedicarse al doblaje y el subtitulado de películas extranjeras, aunque realizando algunos cortometrajes como El mono relojero (1938). La mayor parte de su producción se perdió en dos incendios en 1957 y 1961, causando su retirada del mundo de la animación.

La experiencia de Cristiani inspiró a otros animadores pioneros (Juan Oliva, José M. Burone Bruche y Dante Quinterno), que trataron de incorporar a las pantallas de los cines argentinos los dibujos animados nacionales con personajes propios creados originalmente para el cine o adaptados de libros, historietas, etc. A partir de 1946 y durante diez años, no obstante, los filmes se desvanecieron de la gran pantalla, reemplazados por la actuación en vivo de artistas amateurs. Animadores y pequeños estudios perdieron así su principal fuente de trabajo, aunque acabarían por retornar con la llegada de Canal 7 (1952) y la vuelta de la producción de cortos publicitarios para el cine por Lowe S.A. 

En Brasil, la animación hizo acto de presencia por medio de viñetas animadas al cierre de los noticiarios desde 1907. La producción brasileña de "desenhos animados" fue muy intermitente durante la primera mitad del siglo XX. La cinematografía no se conformó como sistema industrial hasta los años 30 y 40 con Estudios CINEDIA y Estudios Atlântida. Sin embargo, la animación no fue una de sus elecciones. Uno de los primeros animadores fue el dibujante Álvaro Marins (Seth), dedicado a la sátira política. Su primer trabajo, y la primera animación autónoma brasileña, fue Kaiser (1917), obra humorística donde se burlaba del emperador alemán Guillermo II. En los años 20, Seth optó por la publicidad animada. Otro precursor destacado fue Alberto Botelho, quien fue responsable de la apertura de Cine-Jornal de Atualidades 1.


En 1929, tiene lugar el estreno de la película animada más antigua conservada en Brasil: Macaco fêio, macaco bônito, codirigida por un colaborador de Seth: Luiz Seel. El humorístico corto mostraba una clara influencia del estilo Fleischer. El siguiente cortometraje se demoró diez años: Aventuras de Virgulino (1939), del gran pionero Luiz Sá. En la década posterior, la animación deja pocos rastros con la excepción de O Dragãozinho Manso (1942), de Humberto Mauro, director que inaugura la cinematografía animada brasilera con muñecos y que fue producida para el INCE (Instituto Nacional do Cinema Educativo). En los años 50, la animación sirve como medio de las campañas preventivas del Serviço Especial de Saúde. No obstante, esta década supone un paso decisivo gracias a la creación de Sinfonia Amazônica (1954), de Anélio Lattini Filho. Se trata del primer largometraje animado del país, en blanco y negro, que agrupa siete leyendas brasileñas. Una de sus influencias primarias fue el estilo de Disney. A pesar del éxito entre el público, Lattini no recibió el dinero correspondiente a sus seis años de esfuerzo en solitario. Al final, el director se trasladaría al cine publicitario de animación.

En México, la producción animada se caracterizó también por la irregularidad y la discontinuidad con estudios que nacen y desaparecen al poco tiempo produciendo un reducido número de animaciones. Con todo, México disfrutó de numerosos pioneros en sus primeros cincuenta años. La primera animación documentada fue Mi Sueño (1915), sin autor conocido. Posteriormente, surgen nombres como el ilustrador Juan Arthenack, autor de una secuencia animada en el Rompecabezas de Janillo; Miguel Angel Acosta, que habría hecho doscientos cortometrajes de unos treinta segundos; o Salvador Pruneda, quien adaptó la tira cómica Don Catarino y su apreciable familia y realizó un fracasado intento de secuencia animada en el filme Revista Musical.

Noche Mexicana, de AVA Studios.

En 1935, el médico Alfonso Vergara Andrade fundó AVA Studios en la Ciudad de México con profesionales como Antonio Chavira y Francisco Gómez. Antes de terminar la década cerraría el estudio, pero alcanzaron a producir ocho cortometrajes, siguiendo modelos estadounidenses. Entre ellos Una noche de posada (1936) y Los cinco cabritos y el lobo (1937). En la década de los cuarenta, surge la compañía Don Quijote, en la que colaboraron Carlos Sandoval y Bismark Mier. Por desgracia, sus únicos dos proyectos no fueron terminados. En la misma época, el publicista mexicano Santiago Reachi contrató a animadores californianos para fundar el estudio Caricolor. Así, estrenan su primera cinta: Me voy de cacería (1943). No hubo más proyectos porque sus animadores extranjeros fueron llamados para combatir en la Segunda Guerra Mundial, teniendo que cerrar el estudio. Con la experiencia de algunos trabajadores de Caricolor, en 1947 se funda Caricaturas Animadas de México. Su trabajo más destacado dejó huella en el primer filme mexicano que combinó animación y live action: El diablo no es tan diablo (1949). La incapacidad para solventar los gastos causados por un incendio causó finalmente su cierre prematuro.

4. Conclusión

En la primera mitad del siglo XX, la animación latinoamericana no logró establecer una industria caracterizada por la solidez y la rentabilidad. Como punto de partida, solo las mayores potencias (Argentina, Brasil, México) y en particular sus respectivas capitales (Buenos Aires, São Paulo y Ciudad de México), por la concentración urbana e industrial, partían de circunstancias más favorables en lo relativo al tamaño de sus mercados internos, el éxito de la industrialización y el crecimiento económico. Al mismo tiempo, el surgimiento de la historieta y la expansión cinematográfica constituyeron una base esencial para la animación latinoamericana. Grandes talentos (Quirino Cristiani), pequeños animadores (Álvaro Marins, Luiz Seel, Anélio Lattini Filho, Miguel Ángel Acosta y Alfonso Vergara Andrade) y breves estudios (AVA Studios y Caricolor) remaron con fuerza para poder salir adelante.

A pesar de las "ventajas" y los esfuerzos, la industria latinoamericana se encontró con una serie de problemas: la nula repercusión internacional, la dura competencia con Walt Disney Animation Studios, la inferior calidad de los trabajos, la influencia y control norteamericano, la censura política, la falta de apoyo privado e institucional, los efectos del Crac del 29 y la Segunda Guerra Mundial, entre algunos otros. Como resultado, la industria de la región se definió por la irregularidad y la intermitencia. A partir de los 60, sin embargo, las industrias citadas en el texto empiezan a crecer gracias a la consolidación de una industria publicitaria y series continuas ligadas al ámbito televisivo. De otra parte, el apoyo institucional a la animación por parte de Cuba da lugar a un nuevo peso pesado en el continente.


Referencias bibliográficas

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https://vinoglauco.wordpress.com/2013/06/24/historia-de-la-animacion-mexicana/
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-History of Brazilian animation. En: Wikipedia. Disponible en:
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-Kong, Alex. Todas las películas de animación mexicanas. En: Alex Kong. Disponible en: https://www.alexkong.mx/todas-las-peliculas-de-animacion-mexicanas/
-La historia del cómic en los países latinoamericanos. En: Todohistorietas. Disponible en: https://www.todohistorietas.com.ar/historia_latinoamerica.htm
-Marino, A. A. Apuntes sobre la historia de la animación en Brasil. En: HAMAL. Disponible en: 
https://www.panoramadelarte.com.ar/hamal/contenedor_txt.php?id=22

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2 Comentarios

  1. CucarachaEnojadaenero 02, 2022

    Solo quiero mencionar que,en animación Argentina,hubo un corto animado de "Patoruzú",en la década de los '30 .
    No estoy seguro si en realidad era una película,y se perdió el resto del metraje.

    Y espero que estos informes mencionen ese crímen/comedia involuntaria/ejemplo de bananerismo de "Bolivar,El Heroe".O no éstarán completos.

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    1. Buenas noches,

      Para una segunda o tercera parte tendré que mencionarla. La verdad es un crimen que ese proyecto lograra materializarse.

      Saludos

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