Reseña: Eikyuu Kazoku (Eternal Family)


Vínculo familiar entre extraños

Sinopsis

Todo empieza como un experimento científico. A un grupo de seis personas distintas se les somete a un lavado de cerebro para que piensen que existe una relación familiar entre ellos. Más tarde, esta «familia» experimenta diversas situaciones para observar sus reacciones. Sin embargo, los responsables necesitan financiación para continuar por lo que venden estas grabaciones de la familia a una cadena de televisión. Inmediatamente, este programa se convierte en un éxito entre los espectadores de todo el mundo. Cada uno de sus movimientos, sin que ellos sean conscientes, se trasmite para diversión de la audiencia. Una serie de eventos accidentales, sin embargo, causa que la familia abandone el hogar en el que estaban confinados. Ante este problema, la cadena de televisión se disponen a darles caza para evitar la pérdida de su gallina de los huevos de oro.

Trama y Desarrollo

Desde la fundación de Studio 4ºC, Koji Morimoto dedicó su carrera como director a realizar diversos cortos para el estudio durante los años 90. Uno de los más impresionantes es Eternal Family (1997), una obra que Studio 4ºC lanzó en más de cincuenta entregas de 30 segundos. Más adelante, los episodios se recopilarían para su lanzamiento en DVD. Sin duda, la experimentación de Morimoto iba más allá del argumento del anime. Sinceramente prefiero contemplarlo como un conjunto único, aunque la fragmentación es tan notoria que afecta demasiado al visionado —y al ritmo negativamente—. Con todo el corto dirigido y guionizado por Morimoto tiene muchas virtudes de las cuáles debemos hablar.

Eternal Family es una tragicomedia de estilo disparatado que, tal como se puede comprobar en la sinopsis, emplea como concepto principal la telerrealidad o el reality show. Hablamos de un género televisivo basado en la presentación de casos, vivencias o conflictos personales reales o inducidos para deleite de una audiencia. Curiosamente, el concepto al que acude Morimoto iba a ganar popularidad entre finales de los 90 y principios de los 2000 con programas como Big Brother (1999). Aunque no comparto el interés, a muchas personas les encanta observar a otros individuos pasando por todo tipo de situaciones. En especial aquellas que implican un mayor grado de conflictos personales, violencia física y verbal, sexo, discusiones, actos íntimos y una larga lista de circunstancias que generan curiosidad, entretenimiento y morbo.

La primera mitad de la película precisamente expone a los integrantes de esta pintoresca familia en situaciones como las citadas, aunque antes de que empieza la "diversión" tenemos una pequeña presentación del grupo que recuerda al opening de alguna comedia de situación estadounidense. Aunque la exageración y caricaturización quita hierro al asunto, estamos ante personas que padecen diversas enfermedades mentales, comportamientos asociales y psicópatas, alcoholismo, drogadicción, entre otros muchos problemas. Por ejemplo, la hija mayor de la familia está trastornada debido al abandono de su marido y a su piromanía. También está el caso de Sae, que muestra problemas de comunicación social, por lo que recurre a una marioneta que le ayuda a expresarse mejor. Sus diseños, por cierto, son llamativos y con trazos caricaturescos.


Sin embargo, esta sátira no incide en el infortunio de sus problemas sino en el disparate y el mal gusto de sus acciones y vivencias. En sus primeros compases, la situación general se caracteriza por cierta normalidad, ya que observamos cómo cenan o se bañan. Aunque, como era evidente, no tarda en degenerar porque con tales individuos en el mismo lugar era cuestión de tiempo que llegara el desastre. Véase la familia colocándose con algún gas extraño, el padre siendo objeto de la violencia del hijo mayor, el bebé usando sus tijeras para cortar el pelo o las plumas de los animales domésticos o el hijo mayor elaborando un remedio para los problemas de estreñimiento de la madre. Para animar más la fiesta, los patrocinadores les proporcionan objetos nuevos para generar más situaciones alocadas con las que incrementar la audiencia y, en consecuencia, sus beneficios. Estas circunstancias "cotidianas" son apoyadas con una animación alocada, que descansa sobre todo en el character acting, de gran expresividad y colorido. Hiroshi Kato, como director artístico, se encarga de poner orden en esta locura.

Este cúmulo de pequeños eventos, no obstante, encuentra su fin tras el incidente del inodoro. La familia sale al mundo y descubre la conspiración que explicaba su encierro. A pesar de que ya existía cierto drama intrínseco en la primera parte, la segunda mitad saca a la luz el verdadero drama. Ahora la familia se encuentra separada, todos tienen dificultades para sobrevivir solos y se decepcionan al escuchar el engaño —sobre todo, porque Ben lo sabía todo—. La comedia sigue prosperando, pero la inhumanidad de los responsables del programa y los factores mencionados transforman el humor general. Aquí sinceramente encuentro la parte más interesante del cortometraje porque Ben, el padre de familia, se da cuenta de que no puede seguir con esta farsa y lavarles el cerebro una vez más. En principio, había aceptado el trabajo porque deseaba un trabajo y una familia, pero opta por rebelarse y perder ambos para evitar que aquellas personas con las que ha formado un vínculo real no tengan que sufrir más. Sin duda, un bien final para rematar esta locura.

Como conclusión, me gustaría mencionar que personalmente nunca llegué a disfrutar mucho Eternal Family. A pesar de que entiendo el humor negro y soez, me resulta difícil conjugarlo con la triste situación de estos pobres diablos que sirven como atracción de feria para una audiencia de desalmados. En ningún momento logró sacar más de mí que una sonrisa. Tal vez esperaba mayor moderación en su humor y más introspección en lo que respecta a los problemas personales, pero obviamente se trata de mis expectativas porque no podría tachar nada de esto como un error. En cualquier caso, considero que este cortometraje vale la pena y hasta resulta un tanto profético por cómo anticipó el fenómeno de los reality show.

Calificación: 7

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