- Año: 2000
- Duración: 95 minutos
- Estudio: Bones, Sunrise
- Género: Acción, Drama, Fantasía, Mecha
Apoyándose mutuamente frente al sufrimiento
Sinopsis
Desde hace algún tiempo, Hitomi Kazanki falta a clases y dedica su tiempo a dormir. Ni siquiera su mejor amiga comprende lo que le pasa: Hitomi está deprimida y quiere desaparecer de este mundo. Un día este deseo se cumple al ser invocada al mundo de Gaia por una fuerza mística conocida como Escaflowne. Una vez ahí se topa con que todos la llaman Diosa del Viento, una mujer de otro mundo capaz de controlar al Dios de la Guerra Escaflowne. El único que desconfía de su condición es Van, un joven rey que desea usar la armadura legendaria para ejecutar su venganza contra el clan del Dragón Negro. Esta organización fue la responsable de destruir su reino. Sin embargo, su odio se dirige hacia su líder, Lord Folken. Antiguamente, él era su hermano, pero al ser rechazado como heredero juró matar a Van y destruir el mundo. Para lograr su meta Folken decide que es necesario arrebatar a Hitomi a las fuerzas rebeldes, ya que ella es la clave. En medio de este conflicto Hitomi no sabe qué debe hacer, pero parece que aproximarse a Van le puede dar la respuesta.
Una existencia dolorosa como vínculo
Para casi cualquier fan de La visión de Escaflowne (1996) toparse de frente con este filme sin advertencia previa es lo más parecido a estamparse contra una pared. Es decir, la impresión es muy fuerte. Tal disgusto provoca que muchos declaran odiarla a muerte. A pesar de que no comparto para nada tal nivel de odio, entiendo en parte el enfado. Imagina que la película de una de tus series favoritas realiza una interpretación totalmente distinta respecto a la serie. Los personajes, el mundo y los artefactos importantes conservan sus nombres, pero sus personalidades, los lugares y los bandos cambiaron al punto de ser irreconocibles. La ira de muchas personas se habría disipado si vieran la película como un retelling y no como un inexistente resumen de la serie. Personalmente me encanta la serie de TV, pero aprecio el trabajo detrás de la cinta y su calidad está a la par o por encima de la misma. A diferencia de la obra de televisión, la película tiene las ideas muy claras de forma que argumento, personajes y temática siguen un mismo camino bien trazado, en vez de ser una víctima de los vaivenes del equipo creativo. De cualquier forma, mi tarea no consiste tanto en buscar la comparación como explicar el verdadero valor del filme a los más escépticos.
Escaflowne (2000) es una obra de fantasía épica que gira alrededor de tres personajes vinculados por la soledad, el tormento y el deseo de ponerle un fin al mundo y su propia existencia. Esta tragedia involucra a los únicos personajes que individualmente son relevantes en la cinta: Hitomi, Van y Folken. A pesar de que el primero en manifestarse es Van, Hitomi es la protagonista y no tarda en tomar el relevo. Digo tomar el relevo, aunque Hitomi está lejos de ser alguien activa. Todo lo contrario, ella es una muchacha caracterizada por su desgana vital. Se salta las clases, duerme sin tener necesidad y hasta escribe una carta despidiéndose del mundo. Tampoco disfruta estar con su mejor amiga y renunció al club de atletismo. La vivacidad de Yukari y el movimiento de la multitud en la calle contrastan con la pasividad e indiferencia de la joven. Misteriosas llamadas e imágenes simbólicas sobre un pájaro volando y Hitomi ante las puertas que conducen a la pista de atletismo revelan, sin lugar a dudas, el ansia de la joven deprimida de abandonar este mundo.
Un llamamiento al que inicialmente acude tentada por Folken, aunque al final responde al del Escaflowne. Pero al igual que en su mundo, Hitomi también se encuentra desubicada en Gaia. Por medio de un diálogo más reiterativo y hasta cansado de escuchar, la muchacha demuestra que no pertenece ahí al presentársele extraño y desconocer cuál es su papel. Todos le llaman Diosa del Viento, aunque ella no sabe qué significa eso. El único que alberga serias dudas acerca de su condición es Van, el joven rey de un país arrasado por el clan del Dragón Negro que aspira a vengarse contra aquel que los lidera. Su deseo de venganza resulta palpable en el campo de batalla. Tal y como nos muestran los primeros cinco minutos de metraje, Van es un guerrero sanguinario y letal que se deja dominar por el odio que le mueve. Cuando se encuentra alejado de la contienda, Van muestra otros rasgos como ser reservado y solitario. A excepción de Merle y los de su especie (por ser antiguos súbditos suyos), tiende a ser poco amistoso o incluso agresivo con los demás. Ni siquiera si se trata de sus compañeros de la resistencia, los Abaharaki. Una actitud reacia y cerrada que le equipara en cierto modo con Hitomi, aunque también por su sufrida existencia.
Un sufrimiento parecido lo experimenta Dune, más conocido como Lord Folken. El cabecilla del clan del Dragón Negro es un hombre solitario y despiadado que desea la destrucción de Gaia, aniquilando a todos aquellos que se interponen en su camino. No aspira a gobernar aquellos pueblos que conquista, tal como demuestra al asesinar a todos los miembros de uno de los vencidos. Solo anhela la devastación total, sin importar cual sea el precio. Pero hay alguien que ansía asesinar personalmente: Van, su hermano menor. Él representa a la persona que más odia por haberle arrebatado el trono y, más tarde, a la Diosa del Viento. El destino le negó lo que, a su juicio, parecía corresponderle. Por eso, tras reunir los medios necesarios, está dispuesto a todo con tal de acabar con Van y el mundo que le rechazó.
A pesar de las similitudes, ni Hitomi ni Van no han caído por completo en el pozo de la destrucción. Ellos aún no se han deshecho de sus alas como él hizo en su día. Ambos no están completamente convencidos de que para acabar con su tristeza tienen que dejar el mundo en ruinas. Hechos probados desde el inicio por la negativa de Hitomi a la propuesta de Folken y la amabilidad que aún reside en el corazón de Van. Poco a poco, y gracias a su apoyo mutuo, los dos consiguen dejar a un lado su sufrimiento y construir una relación afectiva que sirva como base para una vida más feliz en el futuro. Finalmente, Hitomi lograría tener sus propias alas como símbolo de que ha superado sus problemas.
Desgraciadamente, el relato de Escaflowne no se desenvolvió de forma óptima ni mucho menos. Funciona solo a un nivel conceptual. A igual que cualquier otra película, los personajes son vehículos a través de los cuales el autor plantea una serie de cuestiones —en esta ocasión, se trata de la soledad, la aflicción y el suicidio— que maneja y representa de muy distintas formas, construyendo un mensaje que ofrecer al espectador. Para llevarlo a buen puerto, sin embargo, era necesario que el filme cuidara mejor la caracterización, las relaciones y el desarrollo del trío. En un principio, la descripción del carácter y estado de ánimo de la protagonista es sobresaliente gracias al conjunto de elementos simbólicos y relacionales que comento en el segundo párrafo. El único “pero” con Hitomi es la ausencia de una causa que explica su malestar. En cierto momento, Hitomi cuenta que quería desaparecer al desconocer la razón de su existencia, pero no nos aclara nada y hasta lo hace ver frívolo. Sin embargo, el problema real está en su llegada a Gaia.
Desde ese instante pierde el tiempo preguntándose dónde está e interactuando con caracteres secundarios en vez de ir construyendo su relación con Van. Hasta el encuentro con Dilandau hacia la mitad del filme no se paran en volver a hablar el uno con el otro, perdiendo la oportunidad de consolidar unas bases sólidas con las que generar una afinidad entre ambos, indagar sobre sus respectivas situaciones personales, ... De hecho, casi todo lo que sabe del joven no sale de su boca sino de lo que le cuentan Merle y Jajuka. Frente a este vacío, el filme pierde también la oportunidad de que el espectador se implique emocionalmente con los personajes. A pesar de este gran inconveniente, la relación sigue el guion establecido pretendiendo que ya existe una base sólida. Para este punto el único acierto es la actitud protectora y el auxilio de Van, pero resulta insuficiente para establecer un lazo fuerte entre ambos y la voluntad de Hitomi de apoyarle. Una vez pasamos de este punto la relación evoluciona más razonablemente, aunque continúa fluyendo muy rápido y haciendo uso de algún tópico no muy brillante mientras la acción a gran escala ocupa el escenario principal.
La segunda mitad de la película también es el momento en que Folken está más presente, contactando con Hitomi y empleando su as en la manga. Pero si el par de muchachos poseía serios defectos, el restante de la tríada está en mayores aprietos. Una de las dificultades radica en su alejamiento respecto del campo de batalla, dejando la lucha en manos de Dilandau. Pese a que es el líder, la ausencia de un duelo final cara a cara con los protagonistas le resta importancia. Esto a su vez también expone el débil retrato de su relación fraternal. Los dos permanecen separados, excepto por un brevísima reunión, hasta el desenlace. Antes de alcanzarlo no tenemos la menor idea de cómo era su relación en el pasado. Carecemos de interacciones, flashbacks u otras piezas que nos permitan desvelarla. Cuando finalmente obtenemos una prueba de que se llevaban bien, esto choca con el odio abrasador que soporta Folken. Por mucho que se sintiera herido al no ser elegido no debería odiarlo así. ¿Acaso había obrado proezas o realizado méritos que le hicieran merecedor del trono? La privación de este indispensable contexto hizo que su causa nos resultara difícil de defender y comprender.
Un conjunto armonioso y cohesionado
Tales vicisitudes nos permiten calificar el viaje al otro mundo que constituye Escaflowne de irregular en los aspectos valorados. Afortunadamente, no hemos agotado todo lo que ofrece esta cinta. Si bien deshecha los giros argumentales, el triángulo amoroso y otros elementos del serial, este retelling lleva a otro nivel la acción y dota de un nuevo sentido —aparte de coherencia y cohesión— a muchos de los elementos de la anterior historia. Por una parte, era de esperar que el filme ascendiera de categoría para superar la calidad de la serie. Una obra que, sin embargo, tuvo varios altibajos en la animación y, por encima, en su segunda parte nos privaba cada vez más de sus escenas de acción. En cambio, la cinta no tropieza en ningún punto y trae enfrentamientos magistrales con la longitud y la cantidad necesarias. Desde batallas de estilo antiguo con samuráis portando sus espadas o luchando a caballo hasta duelos donde los contendientes utilizan sus poderes mágicos o armaduras gigantes.
De hecho, la película recupera las sensaciones que tuvimos con la extraordinaria contienda entre Van y los Dragon Slayers del décimocuarto episodio en el que el primero masacra a todo el escuadrón de Dilandau. En esta ocasión, ambos se baten a espadazo limpio con toda una urbe para destruir mientras nos deleitan, entre otras composiciones, con el antiguo “Epistle”. De esta contienda podemos señalar dos aspectos. Por un lado, la naturaleza de la acción se distingue por ser brutal, incontenible y sangrienta. No con la intención de ser un festín de vísceras como en Hokuto no Ken Movie (1986) sino para representar la violencia en el campo de batalla y cómo condiciona a los guerreros. Por otra parte, la armonía que existe entre la acción en pantalla y la música extradiegética genera una correspondencia tan perfecta que deja sin respiración al espectador. En realidad, esta característica no es exclusiva de las escenas de acción tal como lo muestra el místico paso de Hitomi de un mundo a otro.
Referirnos a esa superlativa escena y los minutos previos en que Hitomi está en su mundo, por cierto, nos permite destacar varios aspectos que pese a estar presentes en buena parte de la película aquí alcanzan su grado más elevado. Uno de ellos está relacionado con la banda sonora, que pasa del tono sinfónico para ir hacia lo religioso y tribal. Características presentes en la música de la serie, pero ahora son potenciadas en favor de la nueva reinterpretación de la historia. El trabajo conjunto de Yoko Kanno y Hajime Mizoguchi resultó purificador. Otra cuestión nos remite al montaje, que mediante la temporalidad subjetiva de Hitomi altera el orden cronológico. El efecto, sin embargo, no implica tanto confusión como representar su estado anímico. A esto hay que sumar el poder de las imágenes, que es evocador y poderoso. De una fuerza estética comparable a la música, que cooperan juntas para conseguir un mismo objetivo. Por las razones expuestas, no me cabe duda que Escaflowne es uno de los mejores trabajos de la segunda mitad de los 90 en términos audiovisuales.
Para rematar, hay que recordar que Escaflowne rescata ciertos elementos argumentales los cuales integra de una forma más competente que la serie de televisión. La mayoría adquieren un nuevo sentido, pero con la intención de buscar una relación entre todos ellos. El elemento principal lo constituye el Escaflowne, que redifinen como una especie de dios de la guerra que puede traer la paz o la ruina. Una dualidad expresada en su apariencia de dragón y de caballero, con el color negro manifestándose cuando su miedo y rabia son los dominantes. Nada de modos de combate o ambigüedades propias de la serie. La armadura, por otra parte, solo puede ser pilotada por aquellos con sangre del clan de los dragones porque funciona haciendo uso de ella. Un hecho que eleva la relevancia de Van, Dilandau y Folken como personajes al ser los únicos que la poseen. De igual forma, Hitomi resulta la elegida por encima de otras personas por su deseo suicida que comparten Van y Folken. Finalmente, su colgante sirve para contener el Escaflowne mientras no llegue el momento adecuado.
Conclusión
Escaflowne es una cinta que personalmente se ha convertido en una de mis cincuenta favoritas tras mirarla con mayor imparcialidad. En poco más de hora y media logra articular una propuesta más sólida que la serie que le precede, restando ambigüedad y falta de sentido a aquello que no lo tenía así como también trazando conexiones entre los diversos elementos que componen la obra. En esta línea, y más importante aún, el filme mantiene la mirada —sin distraerse en ningún momento—sobre los puntos clave que aborda. El abatimiento, la autodestrucción y el desamparo de sus personajes se convierten en los temas que guían la narrativa de la obra. Cuestiones que se expresan, junto a otros aspectos, a través de metáforas visuales y una serie de imágenes de una belleza mística y arrebatadora. En consonancia con la banda sonora de carácter litúrgico y tribal forma un conjunto que podría haber sido extraordinario.
Tras unos magníficos quince minutos iniciales, la película empieza a cometer errores en lo que respecta a los personajes centrales. Desde un importante vacío en el contexto personal del antagonista hasta la evolución forzada y precipitada que sigue la relación entre Van y Hitomi. Sumando a esto otros pequeños defectos, el retelling pierde la oportunidad de coronarse como una mejor obra cinematográfica. Unos problemas que, sin embargo, no resultan suficientes para herirla de muerte a ojos de alguien que sepa apreciar sus virtudes, aunque muchos otros que no la encontrarán insoportable.
Conclusión
Escaflowne es una cinta que personalmente se ha convertido en una de mis cincuenta favoritas tras mirarla con mayor imparcialidad. En poco más de hora y media logra articular una propuesta más sólida que la serie que le precede, restando ambigüedad y falta de sentido a aquello que no lo tenía así como también trazando conexiones entre los diversos elementos que componen la obra. En esta línea, y más importante aún, el filme mantiene la mirada —sin distraerse en ningún momento—sobre los puntos clave que aborda. El abatimiento, la autodestrucción y el desamparo de sus personajes se convierten en los temas que guían la narrativa de la obra. Cuestiones que se expresan, junto a otros aspectos, a través de metáforas visuales y una serie de imágenes de una belleza mística y arrebatadora. En consonancia con la banda sonora de carácter litúrgico y tribal forma un conjunto que podría haber sido extraordinario.
Tras unos magníficos quince minutos iniciales, la película empieza a cometer errores en lo que respecta a los personajes centrales. Desde un importante vacío en el contexto personal del antagonista hasta la evolución forzada y precipitada que sigue la relación entre Van y Hitomi. Sumando a esto otros pequeños defectos, el retelling pierde la oportunidad de coronarse como una mejor obra cinematográfica. Unos problemas que, sin embargo, no resultan suficientes para herirla de muerte a ojos de alguien que sepa apreciar sus virtudes, aunque muchos otros que no la encontrarán insoportable.
Calificación: 7
8 Comentarios
(ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧ Holaaa!!!
ResponderEliminarNo había leído bien el título y pensé que hablarías del anime de 1996 XDDD fue ahí cuando me emocione y me dije lo vi varias veces pero como era niña nunca le tome atención a la historia jajajaja pero bueno.
Cuando yo me enteré de que había salido esta película la verdad ya había perdido el interés en el anime y nunca quise darle una oportunidad, por lo que no la he visto para nada, a pesar de ser un resumen pues no creo que lograse lo del anime porque el anime tiene 25 o 26 episodios no recuerdo muy bien. Me parece interesante el apartado pero no sé realmente si consiga ver la película.
De todas formas recuerdo este anime con mucho cariños y sobre todo su OP y su ED que me gustan demasiado <3
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Buenas, precisamente aclaro en el primer párrafo que la película no es un resumen de la serie. Por otro lado, tengo una reseña de la serie en este mismo blog que publiqué en junio del año pasado.
EliminarSaludos
Contra todo pronostico, se me hizo muy interesante la película. Creo que la veré.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Buenas, me alegra leerlo porque creo que la película es muy menospreciada.
EliminarUn saludo
Despues de ver el trailer del lanzamiento blu ray de la pelicula https://www.youtube.com/watch?v=tX5O3Fxz4Dc, la verdad la ost y la animacion de lo que pude apreciar en esos pocos minutos fue algo que no puedo describir con palabras hermosa animacion y el background, los colores , el diseño de los personajes ufff y otras cosas que pude ver en el trailer ,clasico de animes de principios y mediados del 2000 me encantan. Me hizo recordar a la pelicula blood the last vampire no en lo que respecta a historia pero lo hermoso que esta animado y esa ambientacion espectacular, por lo poco que pude leer de lo que escribiste, la parte donde decis que se siente forzada la relacion de los protagonista es mas que entendible para ser solo una pelicula con una duracion de un poco mas de hora y media, si fuese un trilogia y tuviese mas tiempo para que se pueda desarrollar de una manera mas natural y no tan apresurada no solo la evolucion y lo cambios de los personajes pero de la historia en general seria mucho mejor. A comparacion de la serie al tener 26 caps tienen mucho mas tiempo para relatar la historia y todos sus eventos, sinceramente no me vi ni la serie ni la peli hasta ahora pero despues de ver ese trailer aaaaaa me atrapo ese feeling que me dejo ver esos pocos minutos, muy probablemente comience viendo la peli y despues me veo la serie, independientemente de que no sean cronologicas o ni siquiera una recapitulacion por parte de la peli, voy a bajarla y verla me da la impresion de que me va a gustar mucho.
ResponderEliminarEspero que te gusten.
EliminarSaludos
Y que opinión te merece el desenace de la historia tanto en el anime como la película?
ResponderEliminarBuenas tardes. Mi opinión sobre la conclusión es insatisfactoria. Es una conclusión que, por lo menos, intenta reflejar el cambio personal de ambos protagonista de forma simbólica con la transformación del Escaflowne y las alas de Hitomi, pero como el desarrollo del filme está tan lleno de huecos necesarios no acaba de convencer. Debió tener 30 minutos más de metraje para cubrir lo restante. Y sobre la serie de TV... pues el último tercio es tan caótico que no sabía ni que pensar al terminar. Supongo que debería revisarla.
EliminarSaludos