Introducción: Bruno Bozzetto y Fantasía
Bruno Bozzetto. ¿Quién es Bruno Bozzetto? Hace un año un servidor desconocía este nombre, algo normal ya que la impronta de Bozzetto no ha sido muy grande en España. En cambio, este animador es fundamental para la historia de la animación italiana de los años 60 y 70. Una de sus mayores creaciones, y también la que le dio fama en un primer momento, es la colección de cortos y largometrajes del Sr. Rossi, un hombrecillo rechoncho y de mediana edad que intenta disfrutar de sus vacaciones y tiempo libre de la forma en que lo hacían (y aún lo hacen) la mayoría de italianos que vivieron el boom de posguerra: playa, camping, esquí, ... Aquí el autor deja patente su estilo satírico e ingenioso, retratando la faceta más negativa de la expansión económica y el estilo de vida modernos. Es decir, la misión es des-idealizar y des-romantizar todo el encanto y la parafernalia detrás de, por ejemplo, ir a la playa: trenes abarrotados, playas masificadas, quemaduras al tomar el sol, agua helada, etc. Todo ello, sin embargo, narrado desde una óptica humorística y entretenida que usa la inventiva para lograrlo.
Este estilo continuará siendo el sello característico de Bozzetto en sus largometrajes animados. Su debut fue el filme Johnny y Clementina en el Oeste (West & Soda, 1965), parodia del popular spaghetti western; y Vip, mi hermano superhombre (Vip, mio fratello superuomo, 1968), otra parodia pero cambiando a los vaqueros y pistoleros por superhéroes. En ambos casos el argumento y el desarrollo temático atienden a la preocupación de Bozzetto por los males de la sociedad de consumo, aunque es en la última donde este tema gana más fuerza gracias al enfoque en los complejos de Mini Vip y los malvados planes de enriquecimiento de la antagonista. De hecho, la filmografía del autor sigue abordando estos temas hasta el día de hoy, aunque sea en flash.
Finalmente, Bozzetto firmó su largometraje más célebre: No demasiado alegre (Allegro non troppo, 1975). El título es una expresión divertida que parte y suprime de la instrucción musical 'allegro ma non troppo' (es decir, 'rápido pero no demasiado') el "ma" para dar lugar a allegro non troppo (es decir, '¡No tan rápido!'). La idea parece una simple ocurrencia humorística, pero las pretensiones del director son más ambiciosas. Esta parodia de Fantasía (1940), que combina live action y animación, se presenta aparentemente como una copia barata y descarada de la obra de Walt Disney. Solo hay que ver cómo el maestro de ceremonias, pomposo y vulgar, intenta presentar la idea de Fantasía, es decir, el concepto de materializar imágenes y relatos animados a partir de la inspiración musical, como suya. Luego, la incompetencia, la ausencia de imaginación y la avaricia causan que el organizador traiga una orquesta improvisada, un artista encadenado y un director de carácter despótico. Todos 'colaborando' para sacar adelante un espectáculo que se cae a pedazos.
En resumen, fraude y chapuza ideada por una Italia contemporánea más preocupada por lo monetario que por lo artístico. Afortunadamente, esta estafa es solo mera apariencia porque la visión pesimista y humilde de Bozzetto frente a Disney le permite traer su propia interpretación de Fantasía. Aquí reemplaza el afán didáctico, donde Walt Disney pretendía enseñar a los jóvenes acerca de la excelencia de la música clásica; por un tono satírico, donde Bozzetto conciencia al espectador (sin renunciar al humor) acerca de las frustraciones sexuales, la imitación como motor de cambio de la civilización, las amenazas de la sociedad consumista y la naturaleza humana en sí misma. También incorpora mayores dosis de humor sexual y representaciones subidas de tono, plasmadas en su primer segmento, aunque este interés suyo lo explotará mejor en títulos posteriores como Striptease (1977).
Otro aspecto de la cinta versa sobre la interacción entre imagen real y animación, ya que hay una comunicación constante entre ambas realidades. Desde las risas y lloros de la orquesta hasta la aparición de seres animados que irrumpen en el mundo real. Mediante esta comunicación, el animador italiano parece contraponer el arte de la animación frente a la vileza de la realidad. Aquí el animador encadenado pugna por expresar sus inquietudes artísticas, pero la incomodidad que genera su denuncia social y personal causan que el maestro de ceremonias y el director, los cuales solo buscan fama y riqueza mediante un espectáculo grandioso pero vacuo, le obliguen a cambiar el contenido de las creaciones. Unas obras (en color) que, por cierto, contrastan con los intermedios en imagen real (y en blanco y negro) caracterizados por un humor tonto y bruto, con mamporros y payasadas suficientes para desmerecer el conjunto del largometraje. Volviendo al meollo del asunto, Bozzetto mediante la transformación del artista y la limpiadora en dibujos animados expresa que la libertad artística triunfará, aunque eso no evitará otra empresa nueva del productor, empeñado en repetir la experiencia.
Bolero (Maurice Ravel)
Continuando el modelo de Fantasía, el milanés Bozzetto eligió un total de seis piezas musicales: "Preludio a la siesta de un fauno" (Claude Debussy), "Danza eslava N. 7 Opus 46" (Antonin Dvorák), "Bolero" (M. Ravel), "Vals triste" (Jean Sibelius), "Concierto en Do mayor RV 559 I" (Antonio Vivaldi) y "El fénix" (Ígor Stravinsky). Algunos hacen uso de temas y elementos presentes en Fantasía, por ejemplo, la mitología grecorromana de la "Pastoral" de Beethoven regresa en el primer segmento de Allegro non troppo. Otros, en cambio, se decantan por independizarse de la obra norteamericana. Aunque me tienta mucho hablar de cada uno de los segmentos, en esta ocasión vamos a centrarnos en la obra más apreciada: Bolero, de Maurice Ravel. El valor de esta obra maestra es tal que es reconocida por igual por público y crítica. Entre los admiradores se destaca curiosamente Ward Kimball, miembro del prestigioso grupo de animadores Disney's Nine Old Men. Un reconocimiento que seguro alegró a los responsables, ya que la producción de este episodio de 14 minutos duró en torno a 2 años.
El Bolero es una obra musical que, por su popularidad durante casi un siglo, ha alcanzado la esfera del cine y la animación para acompañar sus imágenes. Sin embargo, otras producciones han decidido ir más allá al utilizarla como herramienta fundamental en la construcción de sus obras. Algunos ejemplos notables son Bolero (1992), de Ivan Maximov, donde anula la pieza al detener el tambor que la dirige; y Digimon Adventure (1999), que apoya musicalmente el crecimiento de Tai y el proceso evolutivo de Agumon. La apuesta de Bozzetto está más relacionada con el filme japonés, ya que aborda el nacimiento, la evolución y la extinción, a manos humanas, de los seres vivos en un ficticio planeta deshabitado. No obstante, lo fascinante —y el factor que explica porque estamos ante una obra maestra— es la descripción audiovisual que realiza del proceso evolutivo. En concreto, de cómo se desarrollaría la vida extraterrestre en otro mundo. Veámoslo con más detalle.
Como punto de partida, y en relación con esta interacción entre imagen real y animación, el Bolero surge como reacción a un hecho trivial: el lanzamiento de una botella abierta de Coca-Cola fuera del escenario. Este hecho es aprovechado por el artista para imaginar un planeta deshabitado en el que una nave espacial abandona una botella de las mismas características. Una vez parten destino a la Tierra, la bebida restante del frasco empieza a experimentar un burbujeo, una reacción química, del que nace milagrosamente el primer organismo alienígena. Este ser burbujeante, definido por su fragilidad e inestabilidad, lucha por escapar de su prisión de cristal dando lugar a una escalada lenta y difícil pero exitosa. A partir de este comienzo efervescente, podemos estructurar el relato en dos partes: la transformación de la vida y la marcha por la supervivencia.
Tal y como sugiero, la primera parte consiste básicamente en el período de adaptación y mutación de la nueva vida cocacolera. Aquí, nos sorprenden gratamente por cómo son capaces de desarrollar esta idea hasta límites insospechados dando lugar a un proceso constante de cambio respecto a la morfología, el color o la naturaleza del individuo —o el grupo posterior de individuos—. La transformación es rápida y diversa, siendo imposible para estándares terrestres, pero aceptemos que la vida en un lugar desconocido sería completamente diferente. Así, somos testigos de cómo el primer ser, cuya vida amenaza con apagarse por su efervescencia, desenvuelve herramientas sensitivas como apéndices ópticos o táctiles. No obstante, lo verdaderamente grande son todas y cada una de las interacciones que tienen los pequeños alienígenas, desencadenando un proceso de vida-muerte en el que, en primer lugar, una vida se sustituye por otra y, más adelante, aprenden a reproducirse. Aquí vemos maravillas imposibles como alteraciones de animales individuales que dan lugar a una ramificación vegetal en la que las ramas crecen y se retuercen en todas direcciones o rituales reproductivos donde para generar el huevo los que participan son una única hembra y multitud de machos.
Por el contrario, la segunda parte deja la inestabilidad y la variabilidad pasadas por una larga marcha de todos los seres del enorme bosque que surgió de los extraños huevos. El grupo se divide en dos filas según el tamaño de los miembros, es decir, pequeños y grandes. Ambos son sometidos a una dura prueba: la supervivencia en un planeta hostil. El grupo es multitudinario, pero muchos van cayendo por acción de los eventos atmosféricos y geológicos (glaciaciones, nevadas, sequías, terremotos, etc.). Estos se suceden como fruto del rápido avance temporal, con el clima y el planeta en perpetua transformación.
A pesar de todo, el grupo habría sobrevivido sino fuera por el inesperado factor humano. Si el ser humano fue el accidental iniciador de la vida en este planeta, ahora lo será conscientemente de su extinción y destrucción. Sin duda, el mero hecho de que una Coca-Cola, símbolo de la sociedad de consumo, fuera la chispa de la vida nos debería anticipar un desastre posterior. En cualquier caso, y aunque personalmente no estoy de acuerdo, la idea de Bolero es simple: la semilla del mal en el universo es el ser humano. Para demostrarlo, el relato llama la atención del espectador sobre el mono. Este se distingue de todos los demás seres por su actitud abiertamente violenta, solitaria y ruin, buscando la vanguardia sin importar el medio que deba emplear. Véase arrebatar una piel ajena para protegerse del frío. Esta actitud contrasta con el espíritu colectivo y solidario que guía al grupo.
No obstante, las fechorías se quedarán en nada una vez el simio descubre casualmente el fuego y sus terribles usos, iniciando la historia de una civilización cuyos hitos parecen repetirse y se representan como símbolos muy conocidos por el público: las pirámides, la cruz de Cristo, el yelmo y la espada, etc. Este 'la historia se repite' nos lleva hasta nuestra sociedad de consumo siendo testigos de los desechos, las autovías y los rascacielos, los cuales con su irrupción repentina hacen desaparecer a los animales. Desde la óptica de Bozzeto, está claro que la naturaleza humana es intrínsecamente destructiva por lo que nosotros somos los villanos que vamos a poner fin a la marcha de la vida. Acertadamente con su tono satírico, el gigante humano que admira la obra resultante se quiebra ante los ojos del público, emergiendo de su cabeza el simio original y evidenciando que somos aquel mono estúpido y necio.
Desde un punto de vista audiovisual, Bolero es una creación monumental que tiene su propio lugar en el olimpo de la animación europea. Como punto de partida, la diversidad de sus cientos de criaturas solicita de sencillez en sus formas, con un trazo de línea más grueso y un importante sombreado. Sin embargo, el trabajo detrás del movimiento y el dibujo permite dotar a las figuras de cualidades individuales que son perceptibles en el peso, el volumen, etc. Para facilitarnos la observación de sus actividades y transformaciones, la obra prefiere los planos enteros y generales así como prolongados en el tiempo. A ello se le suma la utilización extensiva del travelling, sea de acompañamiento, alejamiento o acercamiento. Es decir, nos dan la óptica y el tiempo apropiados para que nos podamos recrear. Su oferta de recursos visuales no se limita a lo mencionado, jugando con ángulos o movimientos de cámara para elaborar asombrosas secuencias de animación. No obstante, y para finalizar, hay que citar lo acertado de su musicalización, buscando siempre la correspondencia entre imagen y sonido. Aquí la música actúa, en varias ocasiones, como incitador o potenciador de la transformación como ocurre con la ramificación comentada. En otras ocasiones, por el contrario, son las criaturas las que caminan y mueven sus cabezas al compás del tambor del Bolero.
Calificación: 10
Fuentes consultadas
-https://elproyeccionista.wordpress.com/2010/08/02/allegro-non-troppo/
-https://animacionparaadultos.es/1976-allegro-non-troppo/
-https://it.wikipedia.org/wiki/Allegro_non_troppo
-https://en.wikipedia.org/wiki/Allegro_Non_Troppo
-http://cartooniablog.blogspot.com/2023/01/bruno-bozzetto-el-senor-rossi-sus-tres.html
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